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Etiquetas:   Política

La movida del rey negro

Rafael Torres
martes, 9 de enero de 2024, 08:01 h (CET)
MADRID, 8 (OTR/PRESS) No sólo se puede aceptar, y aun celebrar, que un concejal se pinte de negro para hacer de rey Baltasar sin ser racista, sino que esa aceptación y esa celebración constituyen, tal vez, el acto menos racista del mundo. Que un blanco se oscurezca la tez para representar un personaje negro debería considerarse, si la lógica y el sentido común conserevaran algún predicamento entre nosotros, como cosa enteramente normal, pero es que si, además, con la transformación pigmentaria se busca manifestar y subrayar el aprecio al color remedado, cual ocurre en la representación del rey mago más querido por los niños, no sólo es normal, sino edificante.

¿Qué demonios tiene que ver el racismo con que un actor, o cualquiera en funciones de tal, se maquille de negro para interpretar el papel de un negro? ¿Eran o son racistas, por ventura, los grandes actores dramáticos que interpretaron el "Otelo" de Shakespeare con una pátina de polvos oscuros en el rostro? ¿Eran también letalmente celosos? Puede, sí, que alguno de esos intérpretes fuera racista y celoso, pero no por encarnar a Otelo en las tablas, ciertamente. Es más; ¿qué crímen se comete al representar a un personaje ficticio de color negro por un señor ficticiamente negro?

Entre las cosas que se nos están yendo de las manos figura ésta que en torno a la festividad de los Reyes Magos de Oriente se suscita en los últimos años, la de que el rey Baltasar tiene que ser encarnado, por narices, por un ciudadano negro, hasta el punto de que defender semejante opinión parece que le convierte a uno en un ser absolutamente nada racista. Pero, ¿qué raza ni qué raza? En la raza humana sólo hay una raza, la humana, y cualquiera de esa raza puede representar a todos los de su raza sin que le acusen, si hace de Baltasar en una Cabalgata o en la puerta de unos grandes almacenes, de pertenecer al Ku Klux Klan. ¿Es que habría que acabar con los maravillosos pajes negros de Alcoy, que son blancos pintados de negro e incluso, entre ellos, algún que otro negro pintado de negro también?

El racismo es otra cosa: un crímen. Y una estupidez. Y luchar contra esa insania moral y social sólo puede hacerse con la inteligencia, que es lo contrario que andar a vueltas con el inocuo y entrañable Baltasar.

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