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Saltos de alegría y rabia para los de Scariolo sobre la pista del O2 Arena. Había muchas ganas de callar bocazas y hablar solo de baloncesto. La victoria contra Rusia ha conseguido enterrar las tonterías y dejar en medio del escenario una proeza bestial: dos finales olímpicas consecutivas. ¡¡¡Impresionante!!!

Ha sido otro encuentro rácano, complejo, bajísimo en anotación y donde España solo se ha encontrado en los minutos finales. Como contra Francia, pero sin ostiaz... agresiones. Los rusos dominaron con ventajas de hasta trece puntos ya avanzado el segundo cuarto, y ni siquiera desde el tiro libre jugadores como Navarro encontraban cesta. Pases imprecisos, mucha prisa y poco acierto.

Pero Rusia aflojó, los nuestros afinaron muñecas y un triple de Calde puso el empate con diez minutos por jugarse. A partir de aquí no hubo rival, alcanzando una decena de puntos de colchón prácticamente irrompible hasta el final. Segundo suspiro profundo y ya estamos en la final esperada.

Enfrente tendremos a los animales desbocados. El Dream Team II se ha cargado a Argentina coqueteando con los treinta puntos como quien echa una pachanga de barrio. Cada día me tomo más en serio aquel partido del Sant Jordi hace unas semanas. Esto se parece más a Los Ángeles que a Pekín, y la sensación de inferioridad se ha apoderado de mi espíritu tras las exhibiciones de Lebron, Kobe, Anthony, Willians, Love... ¡no se acaba nunca! Hace veintiocho años, éramos un equipo feliz de participar en el oro americano. El domingo habrá lucha, pero hará falta un esfuerzo sobrehumano para no ser la última víctima que destrocen los yanquis.

Yo de mayor quiero ser como los de taekwondo (o ruso)
Hay que hacerles un monumento en Casa España. Yagüe primero, Joel más tarde y hoy Nicolás García han convertido al taekwondo en la disciplina reina de nuestra delegación en estos Juegos. Ha caído la segunda plata, tras ceder un único punto en la final frente al argentino Crismanich. Demasiado respeto entre dos que no se esperaban alcanzar la última ronda. De todas formas, recompensa valiosísima para Nico, que demuestra que el éxito deportivo es un virus extremadamente contagioso.

Otras que repiten son las de sincronizada. Qué gozada el ejercicio de las chicas de Anna Tarrés. Con un atuendo espectacular, a medio camino entre relucientes escamas y la armadura de un guerrero acuático. Fantásticas.

Se marcaron tres minutos de arte bajo el agua, con una seguridad que solo las campeonas pueden demostrar en semejante momento. Los pelos de punta. Y la rabia, otro tanto de lo mismo. Ni esperé a la nota de las chinas para abandonar el Aquatics con ganas de comer jueces. ¡Otra vez dos puntos de diferencia con el equipo ruso! Sí, las mejores, pero dejan la frustrante sensación de que ni les haría falta.

¡Ahora que empezábamos vas y lo apagas!
Nos hemos embalado. Si los Juegos duran una semana más, lo mismo hasta le disputábamos ese enorme récord del mundo en el 4x100 a las estadounidenses (¡¡en vigencia desde 1985!!). Mañana triplete mágico en piragüismo desde primera hora. Craviotto, Portela (ambos K1 200m) y Benavides (C1 200m) en busca de más metal para la saca.

Imperdonable saltarnos la lucha por el bronce en balonmano. Y en vela, en la Elliot Match Race, plata asegurada y final por el oro contra Australia. Lo dicho, unos fieras.

Será el penúltimo capítulo de los Juegos. Londres se prepara para cerrar la fiesta, pero nosotros queremos aguantar hasta el chocolate con churros. ¿Serán 20 medallas un sueño demasiado ambicioso?