Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Antes muerto que en silencio

Carta a los Reyes

Tomás Salinas
lunes, 23 de julio de 2012, 07:45 h (CET)
Queridos Reyes Magos:

Este año he sido muy bueno, o eso me dicen mi papá y mi mamá todos los días, que últimamente siempre están o en casa o en un sitio que se llama INEM (aquí podéis poner el nombre de vuestro muy autonómico servicio de empleo). Dicen que es muy divertido, un gran parque de bolas para adultos. A mí no me gusta, me da miedo, pero ellos van mucho por allí.

(Si eres hijo de funcionario, autónomo, pensionista, o la desgracia que te haya caído encima, redáctalo a tu gusto, que ofrece mucho juego. Por ejemplo, podría ser tal que “Este año he sido muy bueno, o eso dicen mi papá y mi mamá, pero ha venido el Hombre del Saco -Montoro se llama- y ha bloqueado el suministro de obsequios desde Oriente.”)

Así que me han dicho que os escriba a vosotros en lugar de dirigirme a Melchor, Gaspar y Baltasar. Según mi papá, los tres están más pelados que el culo de un mandril, no tienen ni para la paja del camello. Vamos, que de Oriente este año no vienen cargados de juguetes y regalos, al contrario. Tendré que enviarles lo que me pueda quedar en la hucha y a lo mejor pesco unos calcetines. A mí no me importa ayudarles, pues siempre me han traído un montón de cosas. Y, como os he dicho al principio, soy un niño muy bueno, así que si esta Navidad no puede ser, no pasa nada.

Pero, veréis. Preguntando por ahí me he enterado que vosotros también sois reyes y magos. Lo primero por herencia y lo segundo porque aparecéis y desaparecéis a voluntad, y, pase lo que pase, siempre os libráis de todo (además, estáis forrados hasta las cejas según parece). Esta es la razón por la que sois los destinatarios de mi carta de este año.

Para mí no quiero gran cosa. Me conformaría con ir a un colegio con paredes, y no pasar los días encerrado en un barracón como si fuera un berberecho. Sólo eso. Para mi hermano mayor, que ya ha terminado la carrera, que vuelva de Francia, que se ha ido allí a buscarse la vida y como es un español de mierda no le contratan ni de casualidad. Y mi hermana, que acaba la ESO este año, que le hagáis reír otra vez, que siempre está muy triste y es muy guapa cuando sonríe. Ahora ya no lo hace, no para de repetir que no hay futuro ni de puta.

Para mi papá quiero pediros un trabajo como el que le habéis buscado a vuestro yerno. Y si no es posible, cualquier cosa en la que cobre el 1 % de lo que se lleva Iñaki en Telefónica (¿se llama Iñaki, no?), que papá dice que se conformaría hasta con eso e incluso con la mitad. Para mi mamá, si pudiera ser algo como lo de vuestras hijas, pues como que no estaría nada mal. Una asignación fija y no pegar ni chapa. ¿Qué no? Sin problemas, me arregláis lo de papá y basta.

Para mis abuelos, los que quedan, pues que vivan muchos años más, que dicen mis padres que necesitamos su pensión y como se muera alguno habrá que congelarle para seguir cobrando. ¡Ah!, y unas cajas de medicinas gratis, que la yaya Pepa está muy cabreada.

Como veréis, no es mucho. En consecuencia, me llena de orgullo y satisfacción pediros que no os hagáis los suecos y que cumpláis con mis demandas, que dice papá que vosotros tenéis cash, que sino igual le toca secuestrar al niño Jesús y liquidar la Navidad. No sé, algo de estar hasta los mismos, o todos moros o todos cristianos, y no sé que de una república. Yo no entiendo mucho, como soy un niño muy bueno…

Muchos besos en los quesos.

Noticias relacionadas

De las distintas burocracias públicas, ya sean de mayor o menor nivel en la escala de mando sobre la ciudadanía, alguien podría decir que se encuentran en la línea del progreso de moda. Baste añadir que cumplen con este propósito, porque disponen de una página web para atender mejor a la gente.

¿Hemos perdido o estamos en trance de perder competencias memorísticas? Mala noticia en ese caso, pues la memoria actúa como argamasa de nuestro yo y como fundamento de los procesos cognitivos. Ya hace casi seis décadas que Frances Amelia Yates, historiadora británica, publicó un libro titulado “El arte de la memoria”, en el que desgranaba las distintas técnicas de memorización o recuerdo utilizadas a lo largo del tiempo.

Surge el comentario de hoy desde las actitudes adoptadas en relación con las actividades diarias, con especial referencia a la velocidad y precipitación de las acciones; causantes de tantos agobios como imprecisiones y olvidos, sin tiempo para el mínimo remanso reflexivo. Todo ello se refleja en el lenguaje, suele ser muy expresivo en esos trances, con el uso de muletillas reiterativas, por la amputación progresiva de frases y palabras, en un balbuceo constante.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto