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Dime, algo distinto en Barcelona | ||||||||||
| Un sueño en la vorágine ciudadana | ||||||||||
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Hace unos días me invitaron a comer y me advirtieron que iba a vivir sensaciones nuevas dentro de un contexto poco cotidiano. Antes de llegar a la puerta del lugar de la cita ya vi que la invitación tenía caracteres muy distintos al de otros mucho más cotidianos, la comida tenía lugar en un local sito en una zona bien de Barcelona, las calles últimamente más vacías de coches y con menos personas paseando por las mismas, el cielo parece más reluciente y las direcciones, aunque se disponga de GPS, son más difíciles de encontrar, llegué a la calle y al número y no veía el nombre, pero cómo estaba en el lugar adecuado crucé la amplia acera y a medida que fui avanzando reconocí el nombre del lugar al que me dirigía, una puerta de cristal transparente me indicaba que me hallaba en DIME, un nombre escueto escrito en la puerta y casi imperceptible. Todo diáfano
DIME es un espacio concebido para que pasen muchas cosas al mismo tiempo o bien por separado, pero lo más impactante para mi, hoy que el metro cuadrado está tan caro, es la amplitud del espacio, en la parte de arriba, una vez has caminado unos pasos antes de llegar a saborear el cóctel elaborado por el maestro Francesco Angotti has podido ver un amplio, amplísimo pasillo donde las vitrinas albergan todo aquello que puedes comprar si te gusta, allí están expuestas las maravillosas camisas que corta, cose y vende desde hace muchos años el alma y director de DIME, el diseñador de moda Jordi Cuesta, pero no sólo hay camisas en esas vitrinas, también hay perfumes, pero no perfumes de toda la vida, no, se trata de perfumes muy especiales, tanto que si lo deseas pueden hacerlo a tu medida de acuerdo con tus gustos, tus percepciones, tu piel o tu estado de ánimo.
Luego con el cóctel en la mano pude admirar el jardín que es visible desde la amplia zona del comedor a través de sus ventanales, un jardín de esos tan útiles en Barcelona y que normalmente quedan escondidos a la vista de la ciudadanía pues ocupan la parte trasera de las grandes villas, en DIME han decidido que durante todo el año se pueda disfrutar de este verde espacio, para ello se ha habilitado con mesas y sillas al amparo de sus árboles, con calefacción para el invierno y un buen chute de aire en verano.
Jordi Cuesta, un seductor Jordi Cuesta, al que hace años encuentro en sus diseños, en las fiestas y en esa Barcelona tan caldeada por muchos eventos, es el director y alma de DIME, luce siempre como un elegante seductor, lo es, sin duda, y tiene una sonrisa siempre reparadora, hacia un montón de tiempo que no coincidíamos en nada y yo, la verdad, ya creía que se había instalado en alguna isla paradisíaca, así se lo dije: “¿Pero que me dices?, estoy muy activo, tengo la tienda muy cerca de aquí, sigo haciendo mi trabajo como diseñador y ahora, ¡por fin¡ he podido hacer realidad el sueño de mi vida, crear todo lo que ves”. Lo que se ve y aprecia es mucho, la comida es deliciosa, cuidada y muy sabrosa, sin sal, con especies y con productos de mercado del día, el alma del menú son dos hombres que saben de la magia de los fogones como David Reartes, Chef Ejecutivo de la casa, y Martín Vázquez que es el segundo a la hora de sazonar con hierbas aromáticas. El precio medio de sus menús está en 45 euros por persona.
Una biblioteca con hogar Del piso inferior me quedo con todo, incluso con los lavabos que son muy originales, los iluminan unas lámparas que caen del techo, son amplios y un poco oscuros pero es fácil hallar adonde tienen que ir las chicas y los chicos, es un espacio que parece salido de una película dirigida por Woody Allen en donde, por descuido, se encuentran dos ex amantes, éstos, sin mediar casi ninguna palabra, pueden pasear por ese espacio y encontrarse con una biblioteca en la que no falta el fuego reparador de una chimenea y la zona del descanso, tampoco la inmensa discoteca. En este espacio se pueden vivir muchas historias o simplemente estar para descansar o pasarlo bien sólo o acompañado. Todo en venta Lo más divertido es que todo lo que se ve en el local está en venta, si te gusta una silla la pagas y te la llevas, si por el contrario lo que te fascina es una lámpara también puedes adquirirla. Todo, todo está en venta, en DIME todo está al alcance de todo el mundo, es decir es un espacio en el que van a pasar muchas cosas y es posible que cuando vuelvas a DIME todo haya cambiado, está claro, en función de lo que vendan.
Lole y Manuel inspiradores ¿Por qué se llama DIME?, sencillo, porque el creador, su equipo y también al gerente de esta empresa, Nacho Soler, director también del Palacio de Congresos de Barcelona, se sienten identificados con lo que cantan los andaluces Lole y Manuel en una canción que lleva este título. Lole y Manuel, cantantes exponentes de una generación y de una manera de hacer y decir, han sido los inspiradores de un nombre que significa muchas cosas y que engloba más aún, la más importante es la de crear sueños tanto en equipo como personales, en estos días aciagos que los sueños se cumplan, sea como sea, es un milagro y como he dicho en otras ocasiones los milagros no existen ni han existido nunca, pero cuando sale uno como algo maravilloso hay que aprovecharlo e intentar compartirlo y sin duda en DIME se pueden compartir muchos buenos momentos o al menos es lo que presiento. |
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