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¿Habría llegado a fundar Apple de haber crecido con sus padres biológicos?

¿Qué es lo que hizo a Steve Jobs?

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WASHINGTON -- No formaba parte de la naturaleza de Steve Jobs el entorno. Pero es imposible leer la histriónica historia de la vida de Jobs sin sopesar los papeles relativos que juegan la naturaleza y el entorno.

¿Habría llegado a fundar Apple este caballero hipnótico y exasperante de haber crecido con sus padres biológicos, o de haber sido adoptado por otros padres, o de haber crecido en un lugar distinto a Silicon Valley en el apogeo de la era de la informática? ¿Qué alquimia de genes y entorno imposible de escrutar convirtió a Steve Jobs en Steve Jobs? La nueva biografía de Jobs que firma Walter Isaacson no intenta dar una respuesta clara. Pero las temáticas complementarias de naturaleza y entorno resuenan a lo largo de la fascinante narrativa.

Los padres biológicos de Jobs eran estudiantes de ciencias políticas que más tarde se casaron y tuvieron otro hijo que creció hasta convertirse en la novelista Mona Simpson. No parece ninguna coincidencia que el mismo juego de genes alumbrara a dos genios tan dispares.

Jobs en persona cambió de bando del debate de la influencia de la naturaleza y el entorno tras reunirse con su hermana biológica a los 27 años. "Solía ponerme de parte del entorno, pero me he pasado al bando de los genes", dijo al New York Times en 1997. "Y se debe a Mona y a tener hijos. Mi hija tiene 14 meses, y ya está muy clara la personalidad que tiene".

A ningún padre de más de un hijo le queda la más remota duda del grado al que las facetas de la personalidad y el intelecto se entrelazan en su descendencia -- reflejo innegable de los rasgos de los padres.

La madre biológica de Jobs estaba decidida a que su hijo tuviera garantizada una educación universitaria, al extremo de que, cuando descubrió que su pequeño había sido adoptado por fracasados escolares en lugar del abogado y esposa elegidos, echó atrás la adopción.

Solamente se ablandó cuando los padres adoptivos de Jobs accedieron a firmar una promesa por escrito de pagar la educación universitaria de él. No hace falta dar un gran salto para seguir la línea que une la ferocidad de una madre soltera de 23 años con la propia obstinación de Jobs.

Pero aun así la biografía de Isaacson está llena de perlas destinadas a los que defienden la influencia del entorno. Un nutrido grupo de amistades de Jobs achacan su delicadeza y su iniciativa a la sensación de abandono. Ser entregado por sus padres reales dejó a Jobs "destrozado interiormente", decía la madre de la hija que en esencia Jobs abandonó durante sus primeros años.

Jobs rechazaba esta valoración -- pero la sustituía con una interpretación distinta. "Saber que fui adoptado me pudo haber hecho más independiente, pero nunca me he sentido abandonado", dijo a Isaacson. "Siempre me sentí especial. Mis padres me hicieron sentir especial".

De hecho, el suceso fortuito acaecido a la adopción de Jobs -- la pareja inicial, el abogado y esposa, decidió en el último momento que prefería adoptar una niña -- representó un maridaje fortuito que encajó a la perfección con la personalidad innata de Jobs.

¿La pareja original, más en sintonía con las medidas tradicionales de éxito, habría sido igual de flexible e indulgente que Paul y Clara Jobs con su inusualmente precoz -- e inusualmente testarudo -- hijo? "Si ustedes no saben mantener su interés, es culpa de ustedes?, dijo exasperado Paul Jobs a los profesores del centro de educación básica de su hijo.

Luego están las influencias relacionadas del padre maquinista de Jobs y el entorno de Silicon Valley. Paul Jobs no triunfó del todo a la hora de trasladar su amor por la mecánica y los coches, pero inculcó cierto aprecio por el diseño elegante.

Mostrando a Isaacson una valla que había construido su padre 50 años antes, Jobs recuerda el acento que ponía su padre en la elaboración adecuada de "la parte trasera y la ebanistería de los postes, aunque no se vea. 'Le encantaban las cosas bien hechas. Se preocupaba hasta del aspecto de las partes que no quedaban a la vista'". Ese perfeccionismo tuvo su reflejo en la obsesión de Jobs por el control de los detalles más ínfimos de los productos de Apple.

Por último, ¿habría sido Jobs Steve Jobs sin haber crecido en Silicon Valley durante el nacimiento del sector tecnológico? "Lo que hacía diferente al barrio de las miles de parcelas de arbolado alargado de América era que hasta los holgazanes tendían a ser ingenieros", escribe Isaacson.

El ingeniero del otro extremo de la calle enseñó electrónica a Jobs y le condujo al Hewlett-Packard Explorers Club, donde Jobs escuchaba las intervenciones de los ingenieros de la empresa acerca de su puntero trabajo y donde vio su primer ordenador. Cuando Jobs necesitó una pieza para un proyecto de electrónica, buscó el número de teléfono de Bill Hewlett, llamó al consejero delegado y acabó con un empleo estival.

Cada uno de nosotros somos el producto impredecible de la herencia y el entorno. También Jobs -- un caballero, según le describe Isaacson, más apasionado y más especial en la misma medida que la mayoría.

¿Qué es lo que hizo a Steve Jobs?

¿Habría llegado a fundar Apple de haber crecido con sus padres biológicos?
Ruth Marcus
sábado, 29 de octubre de 2011, 09:48 h (CET)
WASHINGTON -- No formaba parte de la naturaleza de Steve Jobs el entorno. Pero es imposible leer la histriónica historia de la vida de Jobs sin sopesar los papeles relativos que juegan la naturaleza y el entorno.

¿Habría llegado a fundar Apple este caballero hipnótico y exasperante de haber crecido con sus padres biológicos, o de haber sido adoptado por otros padres, o de haber crecido en un lugar distinto a Silicon Valley en el apogeo de la era de la informática? ¿Qué alquimia de genes y entorno imposible de escrutar convirtió a Steve Jobs en Steve Jobs? La nueva biografía de Jobs que firma Walter Isaacson no intenta dar una respuesta clara. Pero las temáticas complementarias de naturaleza y entorno resuenan a lo largo de la fascinante narrativa.

Los padres biológicos de Jobs eran estudiantes de ciencias políticas que más tarde se casaron y tuvieron otro hijo que creció hasta convertirse en la novelista Mona Simpson. No parece ninguna coincidencia que el mismo juego de genes alumbrara a dos genios tan dispares.

Jobs en persona cambió de bando del debate de la influencia de la naturaleza y el entorno tras reunirse con su hermana biológica a los 27 años. "Solía ponerme de parte del entorno, pero me he pasado al bando de los genes", dijo al New York Times en 1997. "Y se debe a Mona y a tener hijos. Mi hija tiene 14 meses, y ya está muy clara la personalidad que tiene".

A ningún padre de más de un hijo le queda la más remota duda del grado al que las facetas de la personalidad y el intelecto se entrelazan en su descendencia -- reflejo innegable de los rasgos de los padres.

La madre biológica de Jobs estaba decidida a que su hijo tuviera garantizada una educación universitaria, al extremo de que, cuando descubrió que su pequeño había sido adoptado por fracasados escolares en lugar del abogado y esposa elegidos, echó atrás la adopción.

Solamente se ablandó cuando los padres adoptivos de Jobs accedieron a firmar una promesa por escrito de pagar la educación universitaria de él. No hace falta dar un gran salto para seguir la línea que une la ferocidad de una madre soltera de 23 años con la propia obstinación de Jobs.

Pero aun así la biografía de Isaacson está llena de perlas destinadas a los que defienden la influencia del entorno. Un nutrido grupo de amistades de Jobs achacan su delicadeza y su iniciativa a la sensación de abandono. Ser entregado por sus padres reales dejó a Jobs "destrozado interiormente", decía la madre de la hija que en esencia Jobs abandonó durante sus primeros años.

Jobs rechazaba esta valoración -- pero la sustituía con una interpretación distinta. "Saber que fui adoptado me pudo haber hecho más independiente, pero nunca me he sentido abandonado", dijo a Isaacson. "Siempre me sentí especial. Mis padres me hicieron sentir especial".

De hecho, el suceso fortuito acaecido a la adopción de Jobs -- la pareja inicial, el abogado y esposa, decidió en el último momento que prefería adoptar una niña -- representó un maridaje fortuito que encajó a la perfección con la personalidad innata de Jobs.

¿La pareja original, más en sintonía con las medidas tradicionales de éxito, habría sido igual de flexible e indulgente que Paul y Clara Jobs con su inusualmente precoz -- e inusualmente testarudo -- hijo? "Si ustedes no saben mantener su interés, es culpa de ustedes?, dijo exasperado Paul Jobs a los profesores del centro de educación básica de su hijo.

Luego están las influencias relacionadas del padre maquinista de Jobs y el entorno de Silicon Valley. Paul Jobs no triunfó del todo a la hora de trasladar su amor por la mecánica y los coches, pero inculcó cierto aprecio por el diseño elegante.

Mostrando a Isaacson una valla que había construido su padre 50 años antes, Jobs recuerda el acento que ponía su padre en la elaboración adecuada de "la parte trasera y la ebanistería de los postes, aunque no se vea. 'Le encantaban las cosas bien hechas. Se preocupaba hasta del aspecto de las partes que no quedaban a la vista'". Ese perfeccionismo tuvo su reflejo en la obsesión de Jobs por el control de los detalles más ínfimos de los productos de Apple.

Por último, ¿habría sido Jobs Steve Jobs sin haber crecido en Silicon Valley durante el nacimiento del sector tecnológico? "Lo que hacía diferente al barrio de las miles de parcelas de arbolado alargado de América era que hasta los holgazanes tendían a ser ingenieros", escribe Isaacson.

El ingeniero del otro extremo de la calle enseñó electrónica a Jobs y le condujo al Hewlett-Packard Explorers Club, donde Jobs escuchaba las intervenciones de los ingenieros de la empresa acerca de su puntero trabajo y donde vio su primer ordenador. Cuando Jobs necesitó una pieza para un proyecto de electrónica, buscó el número de teléfono de Bill Hewlett, llamó al consejero delegado y acabó con un empleo estival.

Cada uno de nosotros somos el producto impredecible de la herencia y el entorno. También Jobs -- un caballero, según le describe Isaacson, más apasionado y más especial en la misma medida que la mayoría.

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