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Etiquetas | Boda Real

Kate y Guillermo, boda sin lágrimas

La Reina Isabel II les concede el título de Duques de Cambridge
Teresa Berengueras
viernes, 29 de abril de 2011, 16:47 h (CET)
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Dos millones de londinenses esperaban en las calles de la capital británica para seguir en directo los festejos de la boda de Guillermo de Inglaterra y la joven plebeya Kate Middleton. La boda había despertado tanta expectación que los habitantes de Londres madrugaron para ver el espectáculo nupcial, incluso algunos de ellos con el fin de poder tener mejor puesto hacia dos días que habían acampado en algún lugar privilegiado del trayecto de la caravana nupcial.

Los ingleses tienen fama de ser muy puntuales, en esta boda todo ha sido milimetrado, los primeros invitados llegaban a la Abadía de Westminster a las ocho de la mañana, nueve en España, recordemos que llevamos una hora de adelanto. El día había amanecido triste, con alguna neblina y con el anuncio de los meteorólogos ingleses de que podría diluviar, las temperaturas bajaron con respecto a las que han vivido en este mes de abril pero el cielo no dejó caer ni una sola gota, por lo tanto se pudo ver con detalle cómo iban vestidas invitadas e invitados aunque éstos, por muy reales que sean, tienen poco donde escoger.




Tara Palmer-Tomkinson, presentadora, modelo,
celebrity e IT girl británica.

De corto, sin escote, sin enseñar pierna, ni móviles
La reina Isabel II había advertido que las señoras debían vestir de corto pero no exageradamente, no podían enseñar ni mucha pierna, ni mucho escote, ni entrar en la Abadía con cámaras fotográficas y muchos menos con móviles, todas estas medidas tomadas por la reina eran simple y llanamente para mantener el tono y la elegancia en la boda de su nieto preferido.

Todas las cadenas de televisión se han rendido a los pies de la monarquía inglesa emitiendo el enlace en directo con comentaristas ampliamente avezados en estos temas. Se calcula que más de dos mil millones de espectadores en todo el mundo han visto esta boda que le ha costado al pueblo inglés 34 millones de euros en gastos de seguridad, ya que el resto corría a cargo de las familias de los contrayentes. La lista de invitados ha sido importante, 1.900 personas han seguido la boda en la Abadía de Wensminster donde fue se celebraron los funerales por la madre de Guillermo, la recordada Diana Spencer. Entre estos invitados mil han sido seleccionados por los novios y los otros 900 pertenecen a la lista protocolaria de la casa del príncipe Carlos, Clarence House, y de la de la reina en Buckingham Palace, la lista de los novios podríamos decir que es ecléctica, han invitado a sus amigos, procedan de la clase medía, baja, o alta pero que siempre han tenido en algún momento de su vida algún trato con ellos.

Invitados de todo tipo
Kate y Guillermo han invitado al profesor de yoga así como al carnicero que atiende a los padres de Kate cuando van de vacaciones a la Isla Mustique, también han asistido a la ceremonia ochenta miembros no gubernamentales con los que colabora el Príncipe Guillermo así como compañeros del servicio militar. Ha habido protestas por la asistencia de algunos representantes de países presididos por Gobiernos totalitarios, como el rey de Bharein que excusó su presencia pero otros lo pasaron por alto y estuvieron en Westminster.

Entre los invitados ha habido mimebros de 40 Casas Reales y de éstos 1900 invitados sólo 650 asistieron a la recepción que dio la reina en Buckingham Palace después de la boda, estos privilegiados invitados han tomado canapés, la cocina de palacio no está en condiciones de elaborar un menú tal y como merece la ocasión. La reina después de saludar a todos sus invitados y de salir al balcón ha comenzado su retiro de fin de semana en el castillo de Windsor y ha declinado la invitación que le ha hacho su hijo Carlos, heredero al trono, a la cena y fiesta que tendrá lugar esta tarde a las 18 horas y en donde está previsto que el príncipe Harry, padrino en la boda de su hermano mayor, pronuncie un discurso, Harry se ha mostrado siempre con buen amor y dándole ánimos a su hermano poco antes de que éste pronunciase el “si quiero”. .




Eugenie y Beatrice eclipsan a los Beckham.

Sombreros en abundancia y vestidos coloridos
Desde primera hora hemos visto mucho colorido en los trajes de las invitadas, las inglesas, muy dadas a cubrirse su cabeza con pamelas y otros aderezos, en esta ocasión han tirado la casa por la ventana y hemos visto cabezas con tocados de todo los colores, tamaños y estilos, algunos muy sutiles, pamelas inmensas o simples aderezos, la mayoría han vestido con recato como pedía el protocolo de la reina Isabel II, algunas elegantes, incluso diría con mucho estilo y otras muy en la tendencia inglesa de vestir mal, las inglesas hasta que llegó Diana creo que nunca supieron que la moda y la forma de vestir servían para favorecer, ellas, durante años, tuvieron su estilo anclado en los siglos más añejos.

En esta boda hemos podido contrastar que Diana inició un camino en el mundo de la elegancia, ella lo era, lo fue siempre, incluso en su forma de posar, de mirar, de estar, con la llegada de Kate, nunca nos vamos a acostumbrar a llamarla duquesa de Cambridge entre otras muchas cosas porque aunque plebeya lleva siete años de noviazgo con Guillermo, se espera que su estilo, que ya marca tendencia pues todo lo que se pone se vende, va a seguir, en ese aspecto, la aureola de la madre de su ya marido.

Atasco para entrar en Westminster
Desde primera hora se formó un tremendo atasco en la entrada de la Abadía, sentar a 1900 invitados, por muy grande que sea Westminster, no es fácil y requiere su tiempo, todos los invitados han tenido que madrugar con el fin de acicalarse y ponerse sus sombreros que requieren cierta maña, para algunos el despertador ha sonado a las cinco de la mañana. Ellos, que tienen costumbre de acostarse pronto, un madrugón así lo pueden soportar. Por ejemplo, la cena y el baile que da esta tarde-noche el príncipe Carlos en un país mediterráneo nunca empezaría a esa hora ya que a las 18 horas es el momento del cafelito o del chocolate con churros.

Los primeros invitados conocidos que llegaron a la Abadía fueron el cantante Elthon John y su marido, largamente aplaudidos por la gente de la calle, aplausos atronadores para un hombre que tanto amó a la madre del desposado. Luego entraron, con paciencia y haciendo cola, el jugador de fútbol David Bekham que había prendido en su chaqué el honor que un día le dispensó la reina Isabel y su esposa Victoria, la ex Spice Girl, embarazada y que causó sensación con un vestido premamá de color azul oscuro, un pequeño sombrero que le caía hasta las cejas y una cola de caballo que denotaba la tendencia en moda de este verano en peinados, lo único susceptible de no gustar fueron los zapatos con tacón muy alto pero con unas plataformas aptas para una reina Drag Queen.

El hermano de Diana en primera fila
Ocupó un asiento en la primera fila el hermano de Diana, el actual duque Spencer, Charles, iba acompañado de su novia vestida con un traje color nude y una pamela que le cubría buena parte de su cara. El portavoz de la Casa Real Inglesa llegó acompañado de su esposa que haciendo caso omiso al protocolo lucía un escote de vértigo, también vimos a Guy Ritchie ex marido de Madonna y amigo personal del príncipe Guillermo, en el mismo momento entraba una invitada vestida espectacularmente con un vestido en print animal, sombrero a juego y que parecía ser la pareja de Guy, pero ese extremo no se ha podido confirmar.

Los miembros del Gobierno inglés levantaron pasiones, muy especialmente el primer ministro Cameron con su esposa que iba vestida muy sencilla pero muy adecuada, también llamó la atención la llegada del viceprimer ministro, Nick Clegg, casado con la española Miriam González que vestía espectacular un traje de gasa gris perla con estampado en lunares negros, manga hasta el codo, guantes largos negros y un tocado en rojo pasión.

Victoria de Suecia llevaba un vestido color albaricoque, escote en uve, largo hasta la rodilla, mangas hasta el codo y pamela a tono, el vestido parecía como si fuera una talla menos que la que precisa la heredera al trono de Suecia, con ella su marido, los dos sonrientes.




La Reina Sofía a la salida del hotel.

Letizia muy victoriana
La monarquía española estuvo representada por la reina Sofía que lució un traje chaqueta en color azul fuerte y con detalle en los botones que parecían pompones, para cubrir su cabeza doña Sofía escogió un pequeño aderezo, a la reina de España no le gusta mucho engalanar su peinado, siempre o casi siempre escoge accesorios muy poco llamativos.

Los príncipes de Asturias, que acompañaban a la reina en esta boda, sacaron sus mejores galas, el príncipe vistió traje de gala de capitán de fragata de la Armada Española y Letizia, una vez más, confió en su diseñador de cabecera, Felipe Varela luciendo un vestido de color rosa pálido en muselina plisada con bordados, las mangas eran hasta el codo y el cuello era cerrado, un poco monjil, tal y como pedía la reina Isabel II, la princesa lució un sombrero estilo victoriano del mismo color que el vestido y con plumas en la parte trasera, calzaba unos zapatos de la firma española Magrit a tono con su vestuario. La he visto vestida mejor en otras ocasiones, los colores pálidos a ella no le favorecen y parece que tiene interés en seguir esta línea, sin duda su forma de ver estos asuntos discrepa con la mía y la de otras personas especializadas en el mundo de la moda o de las tendencias de la misma.




El Príncipe Alberto de Mónaco y su prometida
Charlene Wittstock.


Espectacular Charlene Wistock
Espectacular apareció Charlene Wistock, novia del príncipe Alberto de Mónaco al lado del que caminaba orgullosa, esta pareja se casa el próximo dos de julio y van a protagonizar en Mónaco otra boda principesca, Charlene demostró tener una innata elegancia, su vestido azul muy claro a juego con el abrigo largo Chanel y pamela maravillosa impuso su estilo entre otras damas de la realeza que en el día de hoy no brillaban por su elección. Máxima Zorreguieta, que siempre acierta, hoy parecía un poco antigua y no iba “vintage”, un dos piezas de blonda en color nude, pelo recogido y un sombrero que parecía un foulard atado en el pelo. La reina Margarita de Dinamarca iba de azul, en su estilo, sabemos que está anclada en el día de su proclamación como reina y encontramos a faltar a Mary Donaldson pues es elegante y moderna.

La madre de Kate, elegante, discreta y guapa, su hija Kate es su vivo retrato. En esta boda de la plebeya con el príncipe la familia Middleton estuvieron en su lugar y en ningún momento pareció que carecían de blasones, eran unos más a la misma altura que la nobleza, lo vimos cuando el príncipe Carlos con Camila saludaron a la familia Middleton e incluso la madre de Kate nos pareció mejor vestida y mucho más elegante.




La Reina Isabel.


La reina Isabel de amarillo
Muchos ingleses habían hecho apuestas acerca de cómo iba a ir vestida le reina Isabel II, abuela del novio, los colores que se barajaban eran el verde y el amarillo, esta incógnita se despejó cuando la reina salió con el príncipe de Edimburgo, su marido, de Buckingham Palace para dirigirse en su Rolls Royce a Westminster, la Reina Isabel vistió un vestido y abrigo amarillo suave, sombrero de ala corta a juego, collar de perlas de varias vueltas, en la solapa una aguja con zafiros de colores y zapatos y bolso de mañana.

Mientras iban pasando los coches con los invitados a lo largo de las calles londinenses el público, gritó aplaudió y se lo pasó en grande, fue el otro espectáculo de la mañana de esta boda llamada del “siglo”. Para animar y hacer más corta la espera de casi cuatro horas para ver a los novios mil músicos, distribuidos en ocho bandas, recorrieron el trayecto nupcial tocando no sólo música marcial o clásica sino que también incluyeron en el repertorio música pop.

Ni Gordon Brown ni Tony Blair, antiguos “premiers” laboristas fueron invitados a esta boda, al margen del ideario político que es la excusa que la casa de Windsor ha hecho pública desde estas líneas estamos convencidos de que la ausencia de Tony Blair es debida a su posición cuando Diana de Gales murió en accidente de coche, él era primer ministro inglés y fue quién tomó partido a favor de que Diana fuera despedida como se merecía y no como deseaba la reina Isabel II, Tony Blair dejó que los ingleses salieran a la calle a homenajear a su princesa y fue él quien azuzó a la reina para que se dirigiera al pueblo mediante un parlamento público en honor de Diana. La reina es protocolaria y en esos momentos escuchó al dignatario e hizo lo que le proponía pero como sus deseos eran otros la reina tampoco olvida el mal trago que Blair le hizo pasar en aquellos momentos.




William y Harry.

Guillermo llegó a Wenmister acompañado por su padrino y hermano el príncipe Harry, vestía uniforme de la Guardia Irlandesa de la que es Coronel Honorario. Estaba tranquilo, sonreía mucho y saludó a algunos de los 1900 invitados, su hermano le hablaba, los dos reían, eran las 11’20 horas en Londres. Faltaba muy poco para que Kate saliera del hotel The Goring donde había pasado las dos últimas noches de soltera. Todo el mundo deseaba saber cómo era su vestido de boda, se informó que para evitar filtraciones a la prensa tenía a su disposición tres modelos diferentes. Nadie sabía en aquellos momentos qué diseñador ha sido el afortunado.

Mini buses para trasladar a la familia inglesa
Mientras tanto los mini buses llevan a la familia inglesa y a los miembros de las Casas Reales hasta la Abadía, un poco como cuando a los periodistas nos convocan en La Roca Village para hacer una información, también nos trasladan con este tipo de vehículos, ¡que cerca la monarquía inglesa vetusta y anclada en el tiempo a los mortales que vivimos de nuestro trabajo¡. La hermana de Kate, una guapísima joven se ha encargado de llevar a los seis pajes de los novios, Pippa vistió de largo, de blanco y con escote, lo puede lucir, el pelo al viento y ciñendo la parte de atrás unas flores también blancas, Pippa es la hermana a quién Kate siempre ha confiado sus grandes secretos.

Las medidas de seguridad han sido extremas, todo evento de este tipo es susceptible de recibir amenazas. Durante largos días el sistema de seguridad de la casa real inglesa ha mirado con lupa calles, plazas, azoteas, balcones, alcantarillas. Los novios no han hecho lista de regalos y han indicado a sus invitados que si querían obsequiarles podían colaborar con algunas de las ONG en las que Kate y Guillermo trabajan muy de cerca. La Casa Real inglesa corre con la mayoría de gastos de la boda aunque la familia de Kate le ha tocado pagar 117.000 euros, mucho dinero para una familia que vive muy bien de su boyante negocio con el que se hicieron millonarios, pero 117.000 euros es una cifra que ya supera, al menos a mi manera de ver, la cuantía de gasto superfluo de una familia por mucho que rinda el negocio.

La alfombra roja, cual si de la entrega del Oscar se tratara, estaba dispuesta desde la entrada hasta el altar donde se iban a casar el príncipe y la plebeya y a mitad de camino una serie de árboles le daban un aire ajardinado a la Abadía, árboles que fueron trasladados desde una de las residencias del príncipe Carlos por deseo expreso del mismo, Carlos de Inglaterra es un ferviente defensor de la causa verde, en la boda de su hijo ha dejado estos árboles haciendo un guiño por lo que él lucha, estarán en la Abadía hasta el 6 de mayo y luego volverán a su lugar de destino para ser replantados.




Kate desde el coche.

Llegó el momento Kate, salió del brazo de su padre, se instaló en el Rolls Royce para dirigirse a dar el “si quiero” a Guillermo, Kate no quiso para este trayecto ninguna carroza, quiso hacerlo en un coche hasta que su celibato acabara para convertirse en la esposa del príncipe Guillermo. Quedaba al descubierto el secreto mejor guardado de todas las novias, ¿cómo era el vestido?, hermoso, de blanco marfil diseñado por Sarah Burton de Alexander Mcqueen, el diseñador inglés que se suicidó y cuyo recuerdo y estilo quedarán en la mente de todo el mundo. El vestido era en escote corazón sobre el que llevaba un cuerpo de encaje francés de manga larga transparente, realizado a mano por la Real Escuela de Costura. La falda, con mucho volumen, llevaba pliegues de encaje y flores se seda de color marfil. El corpiño, de satén, estrecho en la cintura y acolchado en las caderas, se basa en la tradición victoriana de corsetería, es un detalle que caracteriza los diseños de Mcqueen. La tiara que llevaba Kate es un regalo que el duque de York le hizo en 1936 a su esposa, la reina Isabel II la recibió como regalo cuando cumplió 18 años, Kate la llevó con soltura envuelta en su tul ilusión que le tapaba la cara y continuaba hasta formar la cola por detrás.




Espectacular vestido de novia.


Maravilloso vestido de novia para Kate
Vestido maravilloso, apropiado para Kate, para su forma de manejarse, por su forma de ser y la novia defendió muy bien el traje. En el trayecto hasta la Abadía saludó y no dejó de sonreír, llegó al altar y Guillermo le dijo algo, él estaba mucho más nervioso que la novia, Kate iba segura, no temblaba, sólo cuando prometió amor para toda la vida a su príncipe su voz fue tímida y baja, cuando el “si quiero” la pareja estaba seria, pero fue en este instante cuando vimos a Kate más sensible e impresionada. A la salida la pareja se reía, estaban seguros, la vida empezaba de nuevo para ellos y en el balcón de Buckingham decepcionaron a los millones de ingleses que les chillaban “besaros, besaros”, ellos lo hicieron pero con una timidez, dos besos impropios de unos recién casados o sí, quizá más propio de una pareja que lleva siete años juntos compartiendo mucha vida. En eso, aunque no hubiera amor, la representación del padre de Guillermo, Carlos de Inglaterra en el día de su boda con Diana Spencer fue mucho más contundente, más apasionado, quizá porque aquello era una mentira, no como el caso de la pareja de hoy.



El beso desde el balcón.



 
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