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Vlad Tepes, hecho por y para la guerra (Cap. II) | |||
Manuel Monfort Marzá | |||
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Especial Vlad Tepes-Drácula (Cap.I) Una infancia con los turcos La historia de Vlad Tepes empieza en 1.431, año de su nacimiento en Sighisoara (Transilvania) y no pudo presumir de haber tenido una infancia fácil. Con tan sólo 13 años, su padre, Vlad II Dracul, le entregó al sultán turco como rehén junto a su hermano Radu. Éste es el alto precio que tuvo que pagar su padre como garantía de no agresión a los que amenazaban con extender sus fronteras en el territorio transilvano. En los cuatro años que Vlad Tepes estuvo como prisionero aprendió las técnicas de tortura que utilizaban los turcos y que, posteriormente, él utilizó para sus confines. A su vuelta se encontró con la tragedia familiar Una vez terminado su periplo junto a los turcos regresó a su tierra natal y lo que se encontró a su vuelta le despertó un odio irreparable. Su padre había sido apaleado y a su hermano Mircea le habían quemado los ojos con un hierro candente antes de ser enterrado vivo. Los impulsores de tales masacres fueron el conde húngaro Hunyadi y los boyardos de Valaquia. Primera ascensión al trono de Valaquia Su ascensión al trono de Valaquia se produjo, curiosa paradoja, con la ayuda de ¡los turcos! (los que después se convirtieran en sus principales enemigos), pero Hunyadi lo expulsó del trono poco tiempo después y lo tomó como prisionero, aunque más que encarcelado estuvo como cautivo, ya que durante ese periodo no le faltó de nada. Precisamente, Hunyadi, que tantos quebraderos de cabeza le había dado, terminó por rendirse a sus conocimientos militares y lo tomó como su consejero. Un nuevo príncipe En 1456 fue reconocido como Príncipe tras derrotar al voivoda Vladislav II. En su etapa como tal fue generoso con los que les apoyaban y despiadado con los que intentaban traicionarlo o engañarlo. Sobre estos últimos pesó su técnica más reconocida, el empalamiento. De ahí su apodo ‘Tepes’ que, como ya se dijo en la primera parte del especial, es una palabra rumana que significa empalador. Las crónicas de la época especulan, incluso, con que empaló incluso a más de 100.000 personas. Famosos fueron sus campos de empalados con los que recibió a los turcos. “Si queréis guerra, esta es mi bienvenida” parecía decirles Vlad a sus enemigos. Banquete sangriento Los turcos pasaron de ser aliados a ser odiados a muerte, pero antes de ensañarse con el imperio otomano se vengó de los boyardos por el asesinato de su padre y de su hermano. Los invitó a un banquete y éstos acudieron engalanados con sus mejores trajes a la cita. Se esperaban una gran fiesta que se tornó en su contra transformándose en una ejecución en masa. Los más ancianos no pudieron contarlo, fueron empalados, y los más jóvenes fueron capturados y esclavizados a construir el castillo de Poeinari (el famoso castillo de Drácula). Algunos perecieron de agotamiento ante la dureza del trabajo sin cuartel y otros murieron por el camino. Lo que si está claro es que Vlad le hizo pagar a los boyardos lo que éstos le hicieron a su familia. El bosque de los empalados Una vez dejó saldados los conflictos de sus fronteras, sus miras se extendieron contra los turcos, contra los que deparó muchas batallas míticas. Una de éstas fue cuando el sultán Mehmet II avanzó hacia Targoviste dispuesto a acabar con el territorio de Vlad Tepes, pero no le quedó otra que dar marcha atrás ante lo que vio. Una horrorosa escena sangrienta impregnada en un bosque de empalados, más de 23.000 almas ante la visión de un Mehtmet II que cedió ante las inevitables nauseas. Tepes no sólo era un gran militar, sino también un gran estratega. Otra anécdota en la que demuestra su destreza es el hecho de que mandó a los turcos a enfermos de lepra para contagiar y mermar a las filas enemigas. Asedio turco y encarcelamiento El odio del imperio otomano hacia Vlad fue en aumento. En 1462, Vlad se había cargado a 24.000 turcos, lo que provocó un ataque masivo de Mehmet II con un ejército de 150.000 soldados. Entre éstos estaba Radu, el hermano de Vlad, el mismo que fue enviado de pequeño al campamento otomano junto a Vlad. Sin embargo, éste no siguió la senda de Tepes y se unió al otro bando. Poco a poco, Mehmet II fue ganando terreno y consiguió que Matías Corvino, rey de Hungría, dejara a Vlad si trono además de ponerlo entre rejas.
Una vez fue liberado de nuevo, fue sorprendido por los turcos, que le atestaron el golpe final que significó su muerte en 1476. El imperio otomano acabó así con uno de sus grandes enemigos para alegría de Mehmet II, que exhibió la cabeza de Vlad Tepes en Estambul una vez fue separada de su cuerpo. El cuerpo de Vlad fue enterrado en el monasterio del lago de Snagov, muy cerca de Bucarest, aunque sobre esto hay cierto misterio puesto que, posteriormente, se ha demostrado que en su tumba no figura su cuerpo. La controversia es tal que incluso hoy en día se desconoce donde fue sepultado. ¿Dónde descansan sus restos? ¿Por qué ocultar su lugar de descanso? ¿Por miedo a profanación o hay algo más? En este sentido, hay una paradoja muy interesante que, precisamente, habla de este tema. Después de su muerte, los monjes del monasterio de Snagov transportaron el cuerpo sin vida de Vlad desde el propio monasterio a Estambul con un único objetivo: recuperar su cabeza para unirla a su cuerpo.¿Querían unir el cuerpo de Vlad al completo para enterrarlo dignamente? ¿O había otra intención más oscura detrás? En el tercer capítulo del próximo especial desgranaremos esta leyenda, cuanto menos curiosa que se dice que terminó en un monasterio de Sofía (Bulgaria). Se dice que así pudo transformarse Vlad en el ser sobrenatural que creó Bram Stoker, pero no adelantemos acontecimientos aún... |
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