La destacada poeta mexicana Beatriz Saavedra Gastélum presentó recientemente su más reciente libro, El jardín de la desmesura, en el marco del Festival LEA (Literatura en Atenas), uno de los encuentros literarios más relevantes del Mediterráneo dirigido por Adriana Martínez y celebrado en la capital griega. Esta participación forma parte del programa central del festival, que cada año reúne a autores de múltiples países y lenguas para celebrar el diálogo literario internacional.
 En la imagen: Ifigenia Ntoumi, Beatriz Saavedra y Yorgos Alisanoglou
El jardín de la desmesura es una obra donde Saavedra Gastélum retoma una de las imágenes más fértiles de la literatura universal: el jardín. En este libro, el jardín es concebido como una metáfora del erotismo, del lenguaje y del cuerpo. Lejos de una visión reduccionista, su poética ahonda en el deseo como una experiencia de transformación, conocimiento y tránsito. En palabras de la autora, “el jardín nos recuerda que el deseo es, en el fondo, una forma de búsqueda: de otro cuerpo, de otra alma, de otra forma de ser en el mundo”.
La presentación del libro fue acompañada por una serie de lecturas poéticas de gran relevancia. Beatriz Saavedra participó en la Gala Poética organizada en el Instituto Cervantes de Atenas, donde compartió escenario con poetas de diversas nacionalidades —Portugal, España, Alemania, Italia, Colombia— en un acto que celebró la pluralidad de lenguas y sensibilidades. Además, ofreció otras lecturas en distintas librerías de la ciudad, llevando su voz y su obra a un público ávido de poesía en diversos espacios culturales.
“El jardín, en su densidad simbólica, es espacio íntimo y misterioso, metáfora de la belleza, de la transgresión, del deseo que nunca se colma del todo”, se lee en la presentación del libro. En los poemas de Saavedra Gastélum, el cuerpo se vuelve paisaje y el paisaje, lenguaje: una operación poética donde el erotismo es una forma elevada de pensamiento.
Con El jardín de la desmesura, Beatriz Saavedra Gastélum continúa consolidando una obra singular y poderosa dentro de la poesía mexicana contemporánea. Su escritura, caracterizada por una delicada precisión lírica y una profunda carga simbólica, confirma una vez más que el jardín, como el poema, es un espacio donde el deseo se dice sin decirse del todo, donde florecen las palabras que se entrelazan, se deshojan y vuelven a brotar.
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