Es curioso observar como las diferentes investigaciones científicas que abordan el estudio pormenorizado de la autoaceptación suelen poner el énfasis en el bajo nivel de valoración personal que tenemos las personas en la actualidad. Además concluyen que invertimos muy poco tiempo en pensar sobre nosotros mismos, lo que implica que no nos reconocemos y desconocemos si nos aceptamos o no, con el riesgo de que ante cualquier problema, podemos gestionar inadecuadamente esa situación. Sin decir que uno de los elementos que genera o pronostica el bienestar o la felicidad es como nos aceptamos como personas.
Hablar de autoaceptación implicaría respondernos a la pregunta: ¿Cómo te aceptas o te toleras? Para ello es indispensable reconocernos como somos, eso nos plantea el valorarnos como potencialmente importantes frente a los otros, lo que generará en nuestra mente el pensamiento de si somos o no dignos de recibir cariño y afecto a pesar de nuestras imperfecciones a todo nivel, tanto físicas como emocionales. Al mismo tiempo implica un grado de valoración personal ante los demás, el ser capaces de reconocernos como hábiles y con talento, con capacidades y potencialidades, y al mismo tiempo valorar y reconocer nuestras limitaciones, no desde la frustración y el autocastigo, sino desde el crecimiento personal y el aprendizaje.
Para comenzar a aceptarnos debemos de partir de la máxima que: No siempre es fácil aceptar como somos. Todos tenemos una idea sobre nosotros mismos, y nos gusta imaginarnos como una persona ideal, con unas potencialidades y capacidades determinadas, en vez de vernos como somos con nuestras debilidades y dificultades.
Pues comencemos, partamos de la base de que las personas no somos perfectas y que el error no existe, existe la posibilidad de aprender de las situaciones que no controlamos o que no salen bien a la primera. Es más, debemos de reconocer que parte de nuestro crecimiento personal radica en sentirnos partes de un proceso de ensayo-error, al que denominamos de diferentes maneras: madurar, aprender, cambiar…
Al mismo tiempo debemos de potenciar el pensamiento de que todos tenemos un talento, y en ocasiones varios, y que ahí somos muy buenos, pero que además somos capaces de mejorar y aprender otras cosas, por esa razón, cambia ese pensamiento de esto no es lo mio, por lo voy a lograr, y por último, detecta tus obstáculos, tus frenos, tus miedos incluso, ya que de ellos generarás posibilidades de mejora, ya que te acerca más a la realidad y no perdemos el foco de los que hacemos, en definitiva es crecer, aprender y cambiar constantemente.