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Consecuencias de la rinitis alérgica que debes evitar | |||
Presenta sus mayores niveles en las estaciones de primavera y verano | |||
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La primavera está en el aire, y con ella, millones y millones de diminutos pólenes que desencadenan síntomas de alergia en la población, estos síntomas se pueden agravar si no se tratan correctamente. Esta afección se llama rinitis alérgica, a menudo conocida como fiebre de heno. Los ojos y la nariz son los dos órganos del cuerpo que más sufren las consecuencias de una alergia, pues son zonas muy sensibles a los cambios de temperatura y del entorno. Su origen es estacional y puede afectar en diferentes niveles de molestias y gravedad, hasta el punto que se puede producir una hospitalización en los casos más complicados. Su tratamiento es posible y eficaz, y conlleva una atención por parte del paciente, quien debe conocer su situación y las condiciones. Síntomas más comunes de la rinitis alérgica La rinitis alérgica es una inflamación de la mucosa nasal (interior de la nariz), que produce consecuencias tanto en esta zona como en la ocular. Sus síntomas se muestran de varias formas, siendo los más habituales: • Picor y escozor • Estornudos, • Nariz tapada (Congestión nasal) • Secreción nasal • Irritación ocular • Lagrimeo constante. La rinitis puede ser una situación muy desagradable para el paciente, quien tiene la sensación de que nunca se acaba, ya que es un problema que surge de forma estacional. El factor estacional en la rinitis alérgica La rinitis alérgica presenta sus mayores niveles en las estaciones de primavera y verano. Primero por la polinización de los árboles y las plantas. Los árboles generalmente polinizan en primavera. El abedul, cedro, álamo y pino son los principales desencadenantes de alergia. La alergia se mantiene durante el verano, aunque generalmente en una menor intensidad, debido a que el polen sigue presente en otro tipo de vegetación como la hierba. Pese a este carácter estacional, hay personas que sufren las consecuencias de la rinitis alérgica a lo largo del año, ya que la humedad, los ácaros o la polución son también causas de la alergia. Consecuencias más frecuentes de la rinitis no tratada La ausencia del tratamiento para una rinitis alérgica no solo evita el freno a este tipo de problemas, sino que puede facilitar el desarrollo de otros derivados que pueden tener efectos más dañinos. La falta de horas de sueño por la noche es uno de los más habituales. Los afectados suelen despertarse durante varias veces porque no pueden respirar correctamente y esto supone un importante trastorno cuando se produce de forma frecuente. El desarrollo de sinusitis, que es una inflamación que genera dolor de cabeza, o el riesgo de desarrollar asma u otros problemas de respiración son enfermedades que pueden aparecer como consecuencia de una rinitis alérgica no tratada. Consejos para reducir los síntomas de la rinitis alérgica La mejor forma de reducir los síntomas es evitar los desencadenantes de la alergia, es decir: • Limitar las actividades al aire libre durante los días en los que hay niveles elevados de polen. • Mantener las ventanas cerradas (en la casa o en el coche) para que no entre el polen al interior. • Darse una ducha al llegar a casa. Si no, el polen que se te hubiera pegado al pelo durante el día fuera de casa podría molestarte de noche. Visita a un profesional Por ello la mejor solución es visitar a un alergólogo, para conocer mejor la raíz del problema y buscar soluciones inmediatas y efectivas. Hay muchos tipos de alergias y si bien el origen puede ser similar, los resultados y las secuelas varían en función de cada paciente. Llevar a cabo un proceso de tratamiento de forma continua y estricta, siguiendo las pautas del médico, es fundamental para contrarrestar el problema. |
La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) advierte del aumento del riesgo de reacciones alérgicas en verano debido a los cambios de ambiente, alimentación o de contacto con otras personas. Así, en esta época del año son más habituales los descuidos con la medicación o las ingestas accidentales en el caso de los niños con alergia alimentaria.
El verano es sinónimo de descanso y vacaciones, y es habitual introducir cambios en nuestra alimentación, especialmente si viajamos al extranjero. Esta modificación de hábitos puede tener un impacto en nuestra salud digestiva si no tomamos las medidas preventivas adecuadas. Además, tres de cada diez españoles sufre acidez de estómago y un 50% de la población padece dispepsia o digestiones difíciles. En verano, estos síntomas tienden a intensificarse.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) incide en la importancia de vigilar nuestra salud ante las altas temperaturas. En el caso de la obesidad, indica que esta patología, por sí misma, no condiciona un mayor riesgo de deshidratación u otras complicaciones. Sin embargo, es necesario tener un especial cuidado cuando la obesidad condiciona o favorece otras enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión o la insuficiencia cardiaca.
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