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La ONG lanza esta alerta ante la Reunión de Alto Nivel sobre el Sahel central de la Comisión Europea

El hambre dispara la violencia y la inestabilidad en el Sahel

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Unnamed

Imagen: ©Lys Arango. Trabajador de Acción contra el Hambre apoyando las poblaciones locales de Diffa (Níger), una zona especialmente afectada por la inseguridad que ha provocado desplazamientos masivos de poblaciones.


En el marco de la Reunión de Alto nivel de la Comisión Europea sobre la situación humanitaria en el Sahel Central que se celebra hoy, Acción contra el Hambre recuerda que, en estos tres países que componen la región, Burkina Faso, Malí y Níger, la inseguridad alimentaria podría aumentar en un 50%, pasando a lo largo de los próximos meses, de 5,5 millones a más de 8 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria severa; es decir, 1 de cada 8 habitantes que vive en la región.


Es un fenómeno que se observa en todo el Sahel. “Llevamos ya 3 años consecutivos observando en el Sahel niveles de inseguridad alimentaria dramáticos: más de 27 millones de personas, cada año, en situación de desnutrición aguda severa (IPC de 3 a 5) y 16 millones más, a punto de sumarse a esta cifra si dejamos de ayudar a la población de la región. ¡Hablamos casi de la población de España!”, alerta Manuel Sánchez Montero, director de Incidencia y Relaciones Institucionales de Acción contra el Hambre.


Tres causas con “C” mayúscula


“Estamos en un momento muy difícil donde se juntan las consecuencias de 3 grandes crisis, las 3 “C” como decimos: los Conflictos, la Crisis Climática y la COVID19. Tres crisis que se retroalimentan y acentúan el problema del hambre”, analiza Kambire Sanzan, director de Acción contra el Hambre en Malí. “Es un círculo vicioso que tenemos que romper. Romper el vínculo entre estas crisis y el hambre”, añade Sanzan.


En el Sahel central, la inestabilidad política y social que estamos observando en Malí y Burkina Faso, y la multiplicación de episodios climáticos cada vez más extremos (sequías prolongadas e inundaciones), provocan desplazamientos masivos de población. Sólo entre los tres países citados, suman más de 3,2 millones de desplazados internos.


Además de sufrir la violencia y el agotamiento de los recursos, la población se ha visto también atrapada e inmovilizada por las restricciones de la COVID y con aún menos oportunidades de desarrollo por el daño económico provocado por la pandemia.


Sanciones que empeoran la situación


“En este momento, se trata de aumentar y no limitar la ayuda humanitaria en una región que vemos al borde del colapso. Estamos en una situación muy similar a la crisis humanitaria del 2012, o incluso de la gran crisis en1984, que llevó a millones de personas a la hambruna, e hizo rebrotar o acelerar la situación de violencia y de conflicto en la región”, comenta Sanchez Montero.


En Malí, las ultimas sanciones anunciadas por la CEDEAO y apoyadas por la Unión Europea, que incluyen el cierre de las fronteras, imposición de un embargo comercial, retirada de la ayuda financiera y la congelación de los activos del país en el Banco Central de los Estados de África Occidental, ponen en jaque no solo a una institución, sino a toda una poblacion ya muy debilitada. Esas medidas ponen el país frente a su peor crisis de inseguridad alimentaria en la última década.


“Estas restricciones afectan la marcha de todo un país”, subraya Sanzan, “afectan a los servicios sociales básicos y al sistema de salud, cuyo funcionamiento depende al 60% de la ayuda externa".


Accion contra el Hambre en la Crisis del Sahel


En Acción contra el hambre trabajamos parar frenar la inseguridad alimentaria en toda la región. Durante el período de cosecha, reforzamos los trabajos de prevención, detección y tratamiento de la desnutrición, aumentando las redes comunitarias de vigilancia de las condiciones nutricionales de los más pequeños y distribuimos alimentos y complementos alimentarios a familias en situación de riesgo, a niños y mujeres embarazadas.


En el caso de desplazamiento de población, ofrecemos medicamentos urgentes y clínicas móviles, refugio y paquetes de productos no alimentarios, agua en camiones cisterna, así como rehabilitación de puntos de agua y desinfección.


Como parte de nuestro plan de acción global contra el impacto de la COVID-19, reforzamos la capacidad de las estructuras sanitarias para gestionar mejor la pandemia a través de la formación de profesionales sanitarios, líderes comunitarios y organizaciones de la sociedad civil. Por otra parte, a fin de mitigar el impacto de la pandemia en las condiciones de vida de las comunidades, repartimos kits para la COVID-19 y asistencia alimentaria.


Desde Acción contra el Hambre, insistimos frente a la instituciones locales, nacionales e internacionales, para facilitar en todo momento el acceso a la ayuda humanitaria para las poblaciones más vulnerables.

El hambre dispara la violencia y la inestabilidad en el Sahel

La ONG lanza esta alerta ante la Reunión de Alto Nivel sobre el Sahel central de la Comisión Europea
Redacción
jueves, 27 de enero de 2022, 10:02 h (CET)

Unnamed

Imagen: ©Lys Arango. Trabajador de Acción contra el Hambre apoyando las poblaciones locales de Diffa (Níger), una zona especialmente afectada por la inseguridad que ha provocado desplazamientos masivos de poblaciones.


En el marco de la Reunión de Alto nivel de la Comisión Europea sobre la situación humanitaria en el Sahel Central que se celebra hoy, Acción contra el Hambre recuerda que, en estos tres países que componen la región, Burkina Faso, Malí y Níger, la inseguridad alimentaria podría aumentar en un 50%, pasando a lo largo de los próximos meses, de 5,5 millones a más de 8 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria severa; es decir, 1 de cada 8 habitantes que vive en la región.


Es un fenómeno que se observa en todo el Sahel. “Llevamos ya 3 años consecutivos observando en el Sahel niveles de inseguridad alimentaria dramáticos: más de 27 millones de personas, cada año, en situación de desnutrición aguda severa (IPC de 3 a 5) y 16 millones más, a punto de sumarse a esta cifra si dejamos de ayudar a la población de la región. ¡Hablamos casi de la población de España!”, alerta Manuel Sánchez Montero, director de Incidencia y Relaciones Institucionales de Acción contra el Hambre.


Tres causas con “C” mayúscula


“Estamos en un momento muy difícil donde se juntan las consecuencias de 3 grandes crisis, las 3 “C” como decimos: los Conflictos, la Crisis Climática y la COVID19. Tres crisis que se retroalimentan y acentúan el problema del hambre”, analiza Kambire Sanzan, director de Acción contra el Hambre en Malí. “Es un círculo vicioso que tenemos que romper. Romper el vínculo entre estas crisis y el hambre”, añade Sanzan.


En el Sahel central, la inestabilidad política y social que estamos observando en Malí y Burkina Faso, y la multiplicación de episodios climáticos cada vez más extremos (sequías prolongadas e inundaciones), provocan desplazamientos masivos de población. Sólo entre los tres países citados, suman más de 3,2 millones de desplazados internos.


Además de sufrir la violencia y el agotamiento de los recursos, la población se ha visto también atrapada e inmovilizada por las restricciones de la COVID y con aún menos oportunidades de desarrollo por el daño económico provocado por la pandemia.


Sanciones que empeoran la situación


“En este momento, se trata de aumentar y no limitar la ayuda humanitaria en una región que vemos al borde del colapso. Estamos en una situación muy similar a la crisis humanitaria del 2012, o incluso de la gran crisis en1984, que llevó a millones de personas a la hambruna, e hizo rebrotar o acelerar la situación de violencia y de conflicto en la región”, comenta Sanchez Montero.


En Malí, las ultimas sanciones anunciadas por la CEDEAO y apoyadas por la Unión Europea, que incluyen el cierre de las fronteras, imposición de un embargo comercial, retirada de la ayuda financiera y la congelación de los activos del país en el Banco Central de los Estados de África Occidental, ponen en jaque no solo a una institución, sino a toda una poblacion ya muy debilitada. Esas medidas ponen el país frente a su peor crisis de inseguridad alimentaria en la última década.


“Estas restricciones afectan la marcha de todo un país”, subraya Sanzan, “afectan a los servicios sociales básicos y al sistema de salud, cuyo funcionamiento depende al 60% de la ayuda externa".


Accion contra el Hambre en la Crisis del Sahel


En Acción contra el hambre trabajamos parar frenar la inseguridad alimentaria en toda la región. Durante el período de cosecha, reforzamos los trabajos de prevención, detección y tratamiento de la desnutrición, aumentando las redes comunitarias de vigilancia de las condiciones nutricionales de los más pequeños y distribuimos alimentos y complementos alimentarios a familias en situación de riesgo, a niños y mujeres embarazadas.


En el caso de desplazamiento de población, ofrecemos medicamentos urgentes y clínicas móviles, refugio y paquetes de productos no alimentarios, agua en camiones cisterna, así como rehabilitación de puntos de agua y desinfección.


Como parte de nuestro plan de acción global contra el impacto de la COVID-19, reforzamos la capacidad de las estructuras sanitarias para gestionar mejor la pandemia a través de la formación de profesionales sanitarios, líderes comunitarios y organizaciones de la sociedad civil. Por otra parte, a fin de mitigar el impacto de la pandemia en las condiciones de vida de las comunidades, repartimos kits para la COVID-19 y asistencia alimentaria.


Desde Acción contra el Hambre, insistimos frente a la instituciones locales, nacionales e internacionales, para facilitar en todo momento el acceso a la ayuda humanitaria para las poblaciones más vulnerables.

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