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Indiferencia de Horacio Cartes y triunfo de Nicolás Maduro

La vieja prensa que defiende al imperialismo se va extinguiendo sumida en la impotencia
Luis Agüero Wagner
jueves, 30 de abril de 2015, 22:11 h (CET)
Es innegable que la reciente cumbre en Panamá marcó un nuevo hito en la historia de las naciones latinoamericanas, aunque algunos exponentes de la vieja guardia adicta al imperialismo se resistan a verlo. Para los retardatarios, el elemento más perturbador de un futuro que jamás creyeron llegaría, es sin dudas el proceso venezolano.

El presidente de Venezuela Nicolás Maduro anunció a través de la TV, tras el respaldo de los países del continente contra las intenciones injerencistas de Estados Unidos en la VII Cumbre de las Américas, que este primero de mayo celebrarán el acontecimiento de principios de mes con una “gran marcha de la victoria anti-imperialista”, en coincidencia con la celebración del Día Internacional del Trabajo.

"Es la victoria de la paz del respeto de la independencia, de la dignidad, hemos tenido una gran victoria latinoamericana y caribeña", dijo Maduro en su programa “En contacto con Maduro”, de gran repercusión en las redes sociales.

El anuncio de Maduro coincide con otras medidas de gobiernos latinoamericanos que antaño se consideraban imposibles. El presidente de Bolivia Evo Morales y su gabinete de ministros aprobaron el miércoles el Decreto Supremo 2339, que regula unas visas que el país sudamericano exigirá a los ciudadanos estadounidenses para ingresar en su territorio.

En las redes sociales, el presidente norteamericano Barack Obama fue objeto de burlas por haber huído cobardemente de la última Cumbre para no escuchar las diatribas anti-imperialistas de Cristina Fernández y el mismo Maduro. La presidenta de Argentina, en medio de duras recriminaciones, calificó de ridículas las acusaciones que se hacen a Caracas desde Washington.

Durante la misma cumbre de Panamá, algunas cadenas noticiosas como la CNN intentaron estirar la lengua al presidente del Paraguay, Horacio Cartes, quien evitó opinar sobre cuestiones internas venezolanas, aunque algunos tergiversarían malintencionadamente sus declaraciones.

Cartes dejó bien en claro que el Paraguay rechaza la injerencia en estados soberanos, y señaló que tiene una muy buena relación personal con el presidente bolivariano Nicolás Maduro.

Algunos exponentes de la oposición venezolana, conocidos popularmente como “escuálidos”, intentaron convertir en anatema contra Maduro la ambigua frase “Venezuela tiene que dejarse ayudar”. Muchos internautas ironizaron en las redes sociales que Cartes podría ayudar, enviando asesores como Aldo Zucolillo, para dar consejos al gobierno de Venezuela.

Dueño del diario ABC color, Zucolillo se ha estrellado aparatosamente contra la indiferencia de Cartes en varios temas, entre ellos los que atañen a su negocio inmobiliario. Su campaña contra el actual director del INDERT, Justo Cárdenas, sólo logró como resultado una amenaza del titular del ente con una demanda por varios negociados que realizó el empresario en el pasado.

A Zucolillo, un beneficiario de la Freedom House, NED y USAID, hoy solo le queda fantasear con titulares alejados de la realidad sobre supuestos conflictos entre gobiernos de la región. Atrás quedaron los tiempos en que con su diario marcaba la agenda mediática y política del país, con ayuda de ciertas ONG serviles.

Su anacrónica línea editorial maccartista, y la mediocridad periodística que se despliega en las páginas de su diario, han llevado a una permanente caída en el tiraje del mismo, el cual apenas si supera hoy los veinte mil ejemplares.

Esta patética realidad ha echado por tierra los delirios de poder paralelo que, por muchos años, logró ejercer Zucolilllo, merced a la genuflexión de políticos corruptos, que buscaban su venia para desenvolverse en medio de los chanchullos propios de la realidad política paraguaya.

Es evidente que los tiempos han cambiado en Latinoamérica, aunque la mentalidad de algunos no haya logrado adaptarse, y hoy los haga enfrentarse con la realidad solo para perjuicio propio.

Ya lo sentenció el escritor británico Clive Staples Lewis, el futuro es algo que cada cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea.

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Desde este pequeño atril de papel digital y con el permiso de los lectores presento una columna que puede producir dudas, pero también certezas. Siempre escribo con ilusión, como hace décadas se escribía con un lápiz mordido ahora convertido en lápiz digital y que intenta subrayar los ojos de los dispositivos para reflexionar.

El 25 de abril escribí y publiqué un artículo sobre el fallecimiento del papa Francisco, otro tanto hice el 2 de Mayo sobre la preparación del cónclave para la elección del nuevo papa que se celebró el 7 de mayo, y concluyó con la elección de León XIV. Por lo tanto era obligado cerrar esta trilogía, con quien ahora le corresponde gobernar la Barca de Pedro.

El nuevo papa forma parte de la congregación de los agustinos, una orden muy antigua de la iglesia católica que se inspira en la filosofía y la ética de San Agustín de Hipona, un religioso africano, seguramente berebere y casi con seguridad portador de rasgos físicos muy diferentes de aquellos con los que lo ha inmortalizado con el curso del tiempo la institucionalidad de Roma.

 
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