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27-M: sólo unas elecciones

Eduardo Cassano
Eduardo Cassano
domingo, 27 de mayo de 2007, 22:18 h (CET)
Estoy cabreado. Y lo estoy por muchos motivos.

En primer lugar, el que en principio debería ser el más importante: las elecciones municipales. Ya no voy a entrar en las autonómicas ni en el tema del conflicto vasco… pero como dice Sabina en una canción: “¿o todos los vascos van con metralleta, y todos van locos por ser de la ETA?

Tengo unas ganas horribles que terminen las dichosas elecciones, como siempre. No soporto la cara de gilipollas que ponen los candidatos, con perdón (y sin él en algunos casos). Es insoportable. Prometen el oro y el moro, y saben que no lo van a cumplir.

Sin ir más lejos, mi ciudad. ¿Acaso alguno de ellos me va a garantizar un trabajo estable? ¿Una forma accesible, no lucrativa, a la vivienda? ¿Alguien, de verdad, piensa en los ciudadanos antes que en ellos mismos? Yo propongo el voto en blanco, ante tanta ineptitud.

Quizás sea un poco radical, es cierto. Pero es que no es no es normal que hayan tres candidatos firmes con tres ideas diferentes de dirigir el… ¿país? bueno, eso.

Por una parte considero primordial que el castellano siga siendo una lengua oficia en Cataluña, por cultura e historia, y riqueza cultural que no todos saben valorar. Sin embargo, no entiendo que el AVE atraviese toda la ciudad sin sentido, pero tampoco comprendo muchas otras cosas que no quedan del todo claras, y se solucionan con cortinas de humo que, una vez pasadas las elecciones, se despejarán, muy probablemente, con kamikazes democráticos que todos habremos aceptado electoralmente.

Me parece una injusticia. Me parece que todo es una pantomima Que todo esto no es más que la consecución de cuatro gilipollas que a estas horas están celebrando su fiesta, sus cuatro años de felicidad sin más importancia que la propia.

Me parece que esto es un juego sucio en el que, aunque participemos vagamente, no es un juego limpio para los ciudadanos. ¿De quién es la culpa? Evidentemente, de los ciudadanos. De los que nos van votar, de los que se quedan en casa, o de los que votan a quien saben de sobra que en este ‘¿país?’ no tienen ningún futuro.

En serio. Entiendo perfectamente a quien vota a la patria nacionalista, la que habla y escribe en catalán. Lo siento, pero no alcanzo a comprender a la que vota todo lo contrario. Yo soy de los 50% para ambos. No me gustan los radicalismos, aunque me obliguen a participar en ellos.

Yo soy, con todo el perdón del mundo, de los que creen que aquí, en Cataluña, se puede convivir con dos lenguas diferentes. Pienso que, aunque no lo parezca, todos tenemos mucho en común, aunque no lo parezca. Que el castellano está por encima del catalán en Cataluña y que, a quien no le guste, es su problema.

Hoy en día vivimos en una sociedad que, a pesar de todos y especialmente de algunos, debemos valorar lo que somos y lo que queremos ser. Por suerte, y a pesar de que personajes públicos como Fernández Sánchez Dragó quieran manipularnos, quiera convertirse en burdas comparativas de Pepe Rubianes (el de la ‘Puta España’), estamos en una libertad de expresión cuyo derecho al voto hemos tardado mucho tiempo en lograr; no lo desaprovechemos. Este domingo, es hora de votar, y para qué negarlo… quien no lo haga, también tiene todo el derecho del mundo a quejarse: ¿O no paga impuestos?

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Nuestra única defensa contra todo es el amor verdadero. Hay que poner alma en la protección y abandonar las armas. Además, si nos tomamos en serio la concordia, debemos apoyar los nexos que nos unen y hemos de financiar a las instituciones que hacen posible la paz. Por desgracia, las tendencias actuales son alarmantes.

Durante años, a quienes padecen fibromialgia se les ha encasillado injustamente. Se les ha dicho que todo es “cosa del cerebro”, que su dolor es “emocional” o que no pueden rendir igual que antes en trabajos que requieran concentración, creatividad o toma de decisiones. Esta idea no solo es falsa, sino que también cierra puertas y genera un estigma innecesario.

De esos que se atreven a desnudarse sentimental y emocionalmente… y a desnudarnos a nosotros con palabras que te abren en canal. Que escriben versos profundos en un mundo que solo deja espacio para la superficie. A recordarnos que la fragilidad también puede ser un acto de valentía. Leiva. Un poeta musical.

 
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