Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Libros
Etiquetas | Autores | Entrevista | Creaciones
" Lo más dañino de llevar una vida “Fast”, es que cada experiencia la vives superficialmente"

Conociendo a... Carl Honoré, autor del libro " Elogio de la Experiencia"

|

Escocés de nacimiento y canadiense de adopción., Carl Honoré es colaborador en prestigiosos medios de prensa (The Economist, Observer, American Way, National Post, Globe and Mail, Houston Chronicle, Miami Herald).


En sus Redes Sociales se define como la voz del movimiento Slow y combativo contra el edadismo.


Divulgador de larga trayectoria, cuyas tesis no pasan desapercibidas. Sus obras se han traducido a 35 idiomas y ha vendido casi un millón de ejemplares en todo el mundo.


Su primer libro, “Elogio de la lentitud” (RBA- 2004), mundialmente conocido y éxito de ventas internacional desafía el culto a la velocidad analizando el movimiento Slow.


Con “Bajo Presión” (RBA- 2008), pone el foco en la infancia y la paternidad, proponiendo un cambio de perspectiva en el modo de educar a nuestros hijos.


En “La lentitud como método” (RBA- 2013), su propuesta es huir de las soluciones rápidas, afrontando los problemas de forma meditada y paciente para tener resultados más eficaces.


En su reciente libro, “Elogio de la experiencia” (RBA- 2019), rompe una lanza en defensa del envejecimiento sin estereotipos ensalzando el valor de la experiencia, dignificando cumplir años.


Carl Honor 1Entrevista

Carl, como residente en Londres, y dado que, un estilo de vida basado en las prisas es poco saludable, ¿Qué acciones está adoptando la capital británica para levantar el pie del acelerador?, ¿Considera que en algún momento Londres podrá ser considerada una Slow City?

En el crecimiento de Londres siempre ha primado el humanismo y a mi juicio es una gran ventaja a favor del viejo mundo, no como en las ciudades llamadas del nuevo mundo que se construyeron a la medida del automóvil.


Londres no tiene un “Down Town” y luego los típicos suburbios, sino que la forman un conjunto de pueblos que se fueron juntando con el tiempo. Por ejemplo, yo resido en Battersea que en realidad no está muy lejos del centro de Londres y que parece un pueblo con casitas, parques enormes, una carnicería que tiene más de cien años, mercado, panaderías, etc.


El problema es que nos solemos contagiar con el virus de la prisa, y aunque las infraestructuras de las ciudades sean dignas de la lentitud, no somos capaces de disfrutar del entorno.


Londres en los últimos años ha instalado una red de bicicletas públicas que no solo cubre todo el centro londinense. También la ampliación de los “carriles bici” ha cambiado mucho la dinámica en la calle porque hay muchos ciclistas, la mayoría turistas.


Otra medida impuesta es un peaje para entrar a la ciudad con vehículos particulares, lo que ha permitido una reducción de éstos en el centro.


Por otra parte Londres cuenta con importantes obras de arte en la calle, ya sean estatuas o instalaciones artísticas modernas, que generalmente te hacen pararte a contemplarlas y disfrutar del momento.


En definitiva Londres, es una ciudad que continuamente está reinventando el paisaje urbano para mejorar la calidad de vida y la experiencia cotidiana de los ciudadanos y visitantes.


Tampoco hay que olvidar que Londres, por tradición tiene la ventaja de tener muchos espacios verdes y últimamente han peatonalizado algunas calles, lo que ha permitido importar la cultura mediterránea de comer en una terraza en la calle.


Todas estas medidas, considero que contribuyen a mejorar nuestra relación con la lentitud en una ciudad paradójicamente tan frenética.


El poeta sevillano Antonio Machado, detectó las consecuencias de la rapidez y enunció frases como:” Las prisas y las preocupaciones hacen que se oiga sin escuchar, se coma sin degustar y se toque sin sentir”, ¿Cómo ha cambiado su vida desde que lleva un estilo de vida más pausado?

Tengo un antes y un después muy claro. Si bien antes era un correcaminos, siempre con prisa, acelerándolo todo y viviendo una vida muy superficial. Como decía Machado, adoptar una vida más pausada ha sido como pasar del blanco y negro al tecnicolor porque vivo cada momento más plenamente, optando por la calidad, en lugar de por la cantidad.

Creo sinceramente que lo más dañino de llevar una vida “Fast”, es que cada experiencia la vives superficialmente, mientras que el movimiento Slow va de la mano de la idea de vivir con plenitud cada momento. Yo lo he notado en todos los ámbitos como ha cambiado mi manera de comer, de relacionarme con las personas, de practicar deporte, de leer…


Carl, hace más de una década publicó “Bajo Presión” y en él, aparece la siguiente frase: “Nunca ha sido tal difícil como ahora ser un niño”, ¿Se retracta de esta frase, o la cosa ha ido a peor, con el transcurso del tiempo?

Desde que escribí esa frase el panorama ha cambiado mucho. Por un lado algunas cosas han cambiado de manera positiva, pero por otro han empeorado. Le echaría la culpa al mal uso de la tecnología.


No soy ningún ludita. Al contrario tengo todos los “gadgets” pero hay que usar la tecnología con un espíritu más equilibrado e inteligente. Ahora muchos niños ya desde la cuna crecen pegados a la pantalla y eso me parece malsano.

A mi juicio hay que postergar el contacto con las pantallas hasta que sea posible e incluso monitorear y controlar los instantes de conexión, con el fin de que conserven esos momentos más humanos, jugando libremente con amigos, fomentando la lectura e incluso por qué no aburrirse.


En este sentido soy optimista porque creo que, en general como sociedad estamos en esa fase de replantearnos el uso de la tecnología.


Los niños más que los adultos creo que necesitan serenidad, silencio, tranquilidad, y el discurso alrededor de la niñez ha incorporado en los colegios programas de meditación, mindfulness, reinventando los horarios, abriendo más espacios en las aulas para el debate y reflexión.


Son como los dos lados de la misma medalla, por un lado la parte negativa de la presión de las Redes Sociales (no solo enfocadas desde la distracción, también del fenómeno del bulling) y el lado positivo es que el modelo educativo (el que más conozco es el británico) está cambiando, suprimiendo muchos exámenes y cambiando el enfoque para que los jóvenes sean más creativos.


En Singapur, por ejemplo han lanzado lo que han llamado la revolución silenciosa de la educación para bajar los niveles de presión y ralentizar a los chicos.


En “Bajo Presión” dejaba esta reflexión en el aire: ¿Hemos de ver a nuestros hijos como arcilla, moldeándoles su futuro, o relajarnos y sin imposiciones, solo acompañarlos en el tránsito hacia la edad adulta?

En general, prefiero no poner a mis hijos en un pedestal, o decir que son niños modelo, pero he de reconocerte que estamos contentos de cómo nos ha salido. Han crecido en esta burbuja Slow y están prosperando.


Mi hijo tiene ahora 21 años y mi hija 18, y los admiro mucho. Mi hijo es más de ciencias y ha optado por estudiar química, mientras que mi hija es más de humanidades y va a estudiar literatura inglesa.


Son muy independientes, cada uno de ellos tiene confianza en sí mismo, autoconocimiento y marcan su propio camino en la vida. Lógicamente reciben nuestros consejos, pero son ellos los que finalmente deciden.


El objetivo principal de los padres debe ser que, cuando los hijos salen de casa sean capaces de forjar su propio destino y para ello previamente hay que procurar que tengan el espacio, el tiempo y la libertad para estar solos, para reflexionar en lugar de pasar la niñez corriendo de una actividad programada a otra.


Carl Honor 2

En la sociedad actual donde el gap generacional entre padres e hijos se ha visto reducido, al compartir gustos musicales, vestuario, práctica deportiva, ¿Cómo cree que afecta este hecho a la relación paternofilial?, ¿Dónde queda la frontera entre autoridad y amistad?

Este nuevo mundo en el que las fronteras y/o barreras culturales se han difuminado, se puede correr el riesgo de confundir amistad y autoridad.


Como dices, lo solemos compartir todo con los hijos pero no hay que caer en la trampa de creerte el amigo de tu hijo.

Algo de amistad puede haber, pero uno debe de seguir siendo el padre, aunque eso no significa que deba ser autoritario e imponer sus criterios sobre el niño pero hay un punto intermedio entre amigo y padre tradicional, aunque es muy difícil determinar a ciencia cierta cuál es ese punto y lógicamente no será el mismo para todos.


Os invito a encontrar ese punto, y a aceptar y entender que de vez en cuando te inclinarás hacia un polo o hacia otro pero tratando de mantener ese equilibrio.


Debemos tener esa flexibilidad para ponernos el gorro de padre y en otro momento el de un padre más democrático, sin sentir la obligación de llevar siempre el mismo gorro.


En mi caso, cuando jugaba al fútbol con mi hijo sabía usar el rol que correspondía en cada momento, sin caer en la tentación de usar un único gorro.


Carl, define la revolución de la longevidad, como la sociedad en la que la esperanza de vida es cada vez mayor, ¿De qué modo podemos desterrar los estereotipos asociados al envejecimiento y aprovechar nuestras vidas más longevas?

Creo que hay muchas cosas que podemos hacer. Por una parte a nivel colectivo sería necesario sacar nuevas leyes e implementar las ya existentes contra el edadismo para que no sea tan fácil discriminar a las personas por su fecha de nacimiento.


A mi juicio, también es el momento de lanzar una campaña publicitaria a nivel mundial, contra estos estereotipos del edadismo, como en su momento se hizo contra el sexismo o el racismo.


Otra acción a nivel colectivo sería reconectar las generaciones y mezclarlas, porque como digo en el libro a menudo vivimos en una burbuja de coetáneos y lo que se consigue con esto es reforzar los estereotipos. No hay nada mejor para “matar” los estereotipos que conocer a las personas que son estereotipadas.


A nivel individual, podemos hacer tres cosas:


- Compartir historias de personas que están desafiando estos estereotipos y las redes sociales. En este sentido realizan una labor importante millones de personas con edades que superan la edad de jubilación porque a diario muestran su versión en forma de fotos o vídeos, y estas versiones nada tiene que ver con los estereotipos tristes del pasado.


Estas personas están mostrando al mundo qué con una buena actitud, una buena mentalidad y un poco de suerte cada edad puede ser maravillosa en aspectos como el amor, la aventura, la alegría, etc.


- Ser honesto con la edad que cada uno tiene, para evitar que estas mentiras, refuercen la narrativa errada de que envejecer es puro declive.


- Cambiar el lenguaje hacia un uso más positivo, en aspectos relacionados con la edad, porque todavía empleamos tantas frases edadistas que hacen más grande el mito de que el envejecimiento es sinónimo de decadencia.


En “Elogio de la experiencia”, sugiere que contar con empleados en amplio abanico de edad propiciando la interrelación generacional aumenta el grado de satisfacción de éstos y por tanto mejora la productividad. Con estas premisas, ¿Cuáles cree que son los motivos por los que aún hay corporaciones que optan por “Soltar lastre”, prescindiendo del talento plateado, o senior?

Contar con un amplio abanico de edades entre los empleados es superpositivo para las empresas, (no es por cuestión de aparentar) porque hace bien a la productividad y la eficiencia de la empresa, pero también es cierto que cuando las empresas pasan apuros y toca echar a algunos empleados, los mayores están en "la línea de fuego".


Si me preguntas los motivos, te diría que por los prejuicios de los que hablábamos antes y de tener interiorizada la idea equivocada de que pasada determinada edad, todo va cuesta abajo y que estos empleados son menos productivos y que su aporte y contribución es menor.


Son muchos los estudios que demuestran lo contrario, pero una cosa son estos estudios y otra muy distinta es la realidad, lo que la gente sospecha, palpa o cree. Considero adecuado cerrar esa brecha entre lo que dicen estos estudios, la verdad y las creencias y prejuicios.


Aunque esta brecha se está cerrando, aún falta mucho por hacer, no solamente en el ámbito laboral, también en la sociedad en general.


A parte de hacer un cambio de chip, es necesario un cambio estructural profundo porque un gran problema para los empleados más mayores es que resultan más caros al continuar aferrados a la idea, de que cuanta más antigüedad tengas en la empresa, te corresponde más salario, cuando lo que realmente importa es lo que uno es capaz de "aportar a la fiesta" no tu fecha de nacimiento o los años que lleves vinculado a una empresa.


En “Elogio de la experiencia”, comenta que se inscribió en la APP WeCroak, cuyo eslogan es “Encuentra la felicidad, contemplando la mortalidad” y en la que a diario, recibía citas diarias relacionadas con la muerte, ¿Considera que tiene efectos positivos esta forma de recordarnos que un día moriremos?

He dejado de usar esta aplicación por dos motivos. Una de ellas es más bien tecnológica porque se me murió el teléfono y desapareció la APP. Cuando cambié de teléfono no la descargué de nuevo.


El otro motivo es que ya me empezaba a cansar de ver las mismas citas (Solían mandar una cita por día y alguna ya se repetía) y dejaba de perder ese impacto inicial.


Es cierto que durante las semanas que la tuve instalada, me sirvió bastante. La descargué un poco con espíritu de investigación, no a modo de broma. Me impactó bastante y he notado un cambio profundo en la relación con mi propia muerte, porque o no le hacía caso y la tenía como "metida en un cajón" o me horrorizaba. Ahora tengo una relación con la muerte mucho más suelta y relajada, aceptando que mi vida tendrá un límite.


Los objetivos de los diseñadores de esta APP, es que contemplando la muerte te centres más en el presente y te invitan a disfrutar del momento y si previamente con mi trabajo con la lentitud y la filosofía Slow estaba metido en esa corriente de disfrutar del momento, esta APP y todo mi trabajo sobre el envejecimiento y la experiencia, le ha dado un toque extra a mi sensación de vivir plenamente y sobre todo me ha ayudado mucho a dejar atrás el miedo a la muerte.


Si bien resulta inadmisible cualquier tipo de discriminación, el edadismo además es estúpido, ya que como decía Bernard Shaw “La juventud es la enfermedad que se cura con los años”, ¿A qué cree que se debe este culto exacerbado de nuestra sociedad a la juventud?

A mi modo de ver hay un coctel de razones para tener ese culto a la juventud. Por una parte el puramente fisiológico y la importancia de la fertilidad hacen que la juventud sea atractiva a nivel de la perpetuación de la raza humana.

Más allá de eso y volviendo al tema de la mortalidad, la muerte puede suponer una circunstancia más pesada y la juventud representa cierta distancia respecto a ésta.


Tampoco hay que olvidar que en una época postindustrial, hemos puesto sobre un pedestal lo novedoso, privilegiándolo en el mundo laboral y en la economía consumista.


No hay que perder de vista, que con el envejecimiento hace perdemos cosas por el camino relacionadas con el aspecto físico, ciertas capacidades, problemas físicos y eso también hace que la juventud nos parezca más atractiva.

A nivel cultural hemos entrado en un círculo vicioso, ya que desde hace cuarenta o cincuenta años, se viene glorificando la juventud y cada década se magnifica la adicción a mantenernos siempre jóvenes, generando unos intereses económicos tras este culto a la juventud.


En primera persona

- Carl, cuando uno tiene un rotundo éxito de ventas y de crítica con uno de sus libros, como le ocurrió con “Elogio de la lentitud”, ¿Con qué expectativas afronta la escritura de los sucesivos libros?

Obviamente “Elogio de la lentitud”, tuvo un éxito casi instantáneo y me cambió la vida de la noche a la mañana y tuve que digerirlo.

En mi caso, no soy de esos que saca un libro cada dos por tres. Suelen transcurrir cuatro o cinco años entre mis libros y creo profundamente que no merece la pena escribir un libro por escribirlo. El mundo está repleto de libros que son un desperdicio de papel.


Con el éxito de “Elogio de la lentitud”, surgió mucha presión solicitándome que seguidamente escribiese otro libro pero me resistí a dicha presión porque no quería ser preso de mi propio éxito.


Siendo periodista, muy escéptico e irónico, no quería ser uno de esos gurús que escriben un libro sobre un tema y dedican el resto de su vida a “minar el campo” con un mismo tema.


En mi siguiente libro “Bajo presión”, traté de huir de escribir sobre la lentitud porque no quería encerrarme en esa jaula dorada y quería conquistar otros terrenos y salir de esa jaula.


En “La lentitud como método”, habían pasado ocho años desde la publicación del primer libro y en ese tiempo habían ocurrido muchas cosas en torno a la lentitud que me apetecía contar.


En “Elogio de la experiencia”, le hago un guiño a la lentitud pero ni mucho menos es un “Slow IV”.


- Sus libros son fruto de experiencias personales, ¿Cómo determina que un hecho puntual es la mejor idea para convertirlo en un libro de éxito?

En realidad el hilo conductor de mis libros es una crisis existencial personal.


Siempre hay alguna chispa que me hace reflexionar y replantearme las cosas y si el tema planteado me sigue rascando, perturbando y molestando durante algún tiempo, ahí es cuando me doy cuenta de que tengo que escribir algo sobre eso. Escribir para mí es casi como una auto terapia, porque necesito entenderme pero sin olvidar que con mis libros quiero llegar a la gente y compartir mis historias y para ello no me encierro en un despacho durante dos años, todo lo contrario, como periodista que soy me lanzo a la vida, me gusta salir, palpar, sentir, oler, entender, debatir, haciendo preguntas y queriendo ver las pruebas…


No es que busque la musa, ni mucho menos. Para mí tiene que haber al principio un propósito muy íntimo y personal para luego salir a “la batalla”, con una visión mucho más amplia porque siendo corresponsal extranjero me gusta entender el marco de forma más global.


- Carl, su primer libro “Elogio de la lentitud” y el más reciente “Elogio de la Experiencia”, en cierto modo están conectados, ya que la lentitud es consecuencia del envejecimiento ¿Tiene en mente hacer una trilogía al elogio?

Como te decía antes soy incapaz de salir y buscar una temática para escribir un libro, ésta tiene que nacer de mi vida.


El tema de los títulos para mí es interesante. El título original de mi último libro, en inglés "Bolder" es un juego de palabras, conciso y divertido y algunas editoriales extranjeras han utilizado este título con los subtítulos en su idioma.


En Francia lo han traducido como "La Revolution de la longévité" y en español hubo muchas discusiones en torno al título porque he de confesarte que al principio no me gustaba mucho “Elogio de la experiencia", aunque con el tiempo me parece que no está mal y hay cierto eco con "Elogio de la lentitud" y me da la oportunidad de buscar otro elogio, como bien dices.


- El voluntariado, nos hace más creativos y permite dotarnos de autoconfianza. En su caso permaneció durante un año en Fortaleza (Brasil), colaborando con “meninos da rua”, ¿Tras esta experiencia, realiza asiduamente otras labores solidarias?

De vez en cuando. Básicamente lo dejé un poco aparcado cuando fui padre y al mismo tiempo comencé a viajar más asiduamente por motivos de trabajo, primero como corresponsal en el extranjero y después como escritor y conferenciante.


Con todas estas cosas "se me achicó" la agenda y tuve que dejar caer algunas cosas.


Después de los chicos de la calle, realicé algunas actividades de voluntariado como leer libros a personas invidentes, o ayudaba en programas de promoción del deporte a chicos marginados. Tengo que ser honesto, esto fue hace años, pero siempre he tenido ganas de volver pero no me daba la vida. Ahora que mi hijo está estudiando fuera de casa, que mi hija está a punto de hacerlo y que terminé” Elogio de la Experiencia" tengo más tiempo y seguro que vuelvo a realizar voluntariado de forma más activa.


Lo que siempre he hecho, es ofrecerme como mentor de forma altruista y de manera privada para ayudar a estudiantes que estén preparando alguna tesis o alguien que está preparando un libro, o que quieren hacer alguna actividad relacionada con el movimiento Slow. Esta es la manera con la que intento devolver algo a la sociedad.


- La lectura nos enriquece y permite desarrollar la capacidad crítica, ¿Sobre qué temática prefiere leer?, ¿Qué libro tiene actualmente entre manos?

Para entretenerme leo principalmente novelas. Soy muy amante de la ficción y leo de un abanico enorme de escritores. En estos momentos estoy acabando un libro de la novelista londinense Zadie Smith. Estoy leyendo su primera novela, "White teeth", que escribió hace ya veinte años y que hace un retrato de Londres de finales del siglo XX.


Al mismo tiempo, mi mujer entre otras cosas es traductora de novelas de español al inglés y en estos momentos está traduciendo una novela del escritor argentino Sergio Olguín, titulada "Las extranjeras" y estoy aprovechando para leer/corregir su primer borrador en inglés.


- Carl, de la lectura de sus libros, se desprende que es un auténtico trotamundos, ¿En lo personal, qué le reporta viajar por todo el mundo?

No me gusta la frase "Ciudadano del mundo" pero en mi caso nací en Escocia, me crie en Canadá, he vivido en Latinoamérica y ahora vivo en Londres. Para mí, viajar es aprender y uno de los principios importantes de "Elogio de la Experiencia" es la importancia de seguir aprendiendo, exponiéndose a la novedad y experiencias frescas y diferentes, y no hay nada como viajar para hacer esto. Cuando viajo a lugares que ya conozco, intento verlo como si fuese la primera vez, como si fuese un niño, con los ojos bien abiertos, escuchando, hablando...


Incluso en Londres, la ciudad en la que resido procuro encontrar siempre cosas nuevas, aunque es diferente. Cuando viajas te cambia el chip y también personalmente me aporta riqueza cultural y me nutre de ideas, porque soy como una esponja, siempre estoy escuchando y hojeando los periódicos locales, y aunque no entienda el idioma trato de sentir lo que está ocurriendo porque puede ocurrir que la semilla de mi próximo proyecto o libro se encuentre ahí.


- La higiene digital comienza a imponerse en la sociedad actual. En su caso, ¿Cuándo suele “Ponerse en modo avión” ?, ¿Qué actividades realiza durante el tiempo que permanece alejado de la tecnología?

Mis palabras favoritas son "Modo Avión". Casi siempre estoy en este modo.


Obviamente aunque el teléfono lo llevo en mi bolsillo, lo tengo sin sonido, ni vibración, todas las notificaciones las tengo apagadas y necesito abrir el teléfono expresamente para mirar si tengo algún tipo de mensaje. Cuando salgo a comprar algo, suelo dejar el móvil en casa, simplemente para hacer las compras sin distracciones durante esos quince minutos o media hora y cuando estoy leyendo algo por placer, como puede ser una novela, el móvil lo dejo fuera de la habitación donde estoy, para evitar la tentación de mirarlo. Cuando juego a Hockey, para mí también es un momento importante para desintoxicarme tecnológicamente hablando y ni siquiera tengo la tentación de mirar el teléfono. También a la hora de comer, es fundamental no tener móviles en la mesa e incluso si estás en compañía, a veces mantenerte en silencio, aunque éste resulte incómodo es muy humano.

Conociendo a... Carl Honoré, autor del libro " Elogio de la Experiencia"

" Lo más dañino de llevar una vida “Fast”, es que cada experiencia la vives superficialmente"
Alfonso Miñarro López
miércoles, 19 de febrero de 2020, 11:43 h (CET)

Escocés de nacimiento y canadiense de adopción., Carl Honoré es colaborador en prestigiosos medios de prensa (The Economist, Observer, American Way, National Post, Globe and Mail, Houston Chronicle, Miami Herald).


En sus Redes Sociales se define como la voz del movimiento Slow y combativo contra el edadismo.


Divulgador de larga trayectoria, cuyas tesis no pasan desapercibidas. Sus obras se han traducido a 35 idiomas y ha vendido casi un millón de ejemplares en todo el mundo.


Su primer libro, “Elogio de la lentitud” (RBA- 2004), mundialmente conocido y éxito de ventas internacional desafía el culto a la velocidad analizando el movimiento Slow.


Con “Bajo Presión” (RBA- 2008), pone el foco en la infancia y la paternidad, proponiendo un cambio de perspectiva en el modo de educar a nuestros hijos.


En “La lentitud como método” (RBA- 2013), su propuesta es huir de las soluciones rápidas, afrontando los problemas de forma meditada y paciente para tener resultados más eficaces.


En su reciente libro, “Elogio de la experiencia” (RBA- 2019), rompe una lanza en defensa del envejecimiento sin estereotipos ensalzando el valor de la experiencia, dignificando cumplir años.


Carl Honor 1Entrevista

Carl, como residente en Londres, y dado que, un estilo de vida basado en las prisas es poco saludable, ¿Qué acciones está adoptando la capital británica para levantar el pie del acelerador?, ¿Considera que en algún momento Londres podrá ser considerada una Slow City?

En el crecimiento de Londres siempre ha primado el humanismo y a mi juicio es una gran ventaja a favor del viejo mundo, no como en las ciudades llamadas del nuevo mundo que se construyeron a la medida del automóvil.


Londres no tiene un “Down Town” y luego los típicos suburbios, sino que la forman un conjunto de pueblos que se fueron juntando con el tiempo. Por ejemplo, yo resido en Battersea que en realidad no está muy lejos del centro de Londres y que parece un pueblo con casitas, parques enormes, una carnicería que tiene más de cien años, mercado, panaderías, etc.


El problema es que nos solemos contagiar con el virus de la prisa, y aunque las infraestructuras de las ciudades sean dignas de la lentitud, no somos capaces de disfrutar del entorno.


Londres en los últimos años ha instalado una red de bicicletas públicas que no solo cubre todo el centro londinense. También la ampliación de los “carriles bici” ha cambiado mucho la dinámica en la calle porque hay muchos ciclistas, la mayoría turistas.


Otra medida impuesta es un peaje para entrar a la ciudad con vehículos particulares, lo que ha permitido una reducción de éstos en el centro.


Por otra parte Londres cuenta con importantes obras de arte en la calle, ya sean estatuas o instalaciones artísticas modernas, que generalmente te hacen pararte a contemplarlas y disfrutar del momento.


En definitiva Londres, es una ciudad que continuamente está reinventando el paisaje urbano para mejorar la calidad de vida y la experiencia cotidiana de los ciudadanos y visitantes.


Tampoco hay que olvidar que Londres, por tradición tiene la ventaja de tener muchos espacios verdes y últimamente han peatonalizado algunas calles, lo que ha permitido importar la cultura mediterránea de comer en una terraza en la calle.


Todas estas medidas, considero que contribuyen a mejorar nuestra relación con la lentitud en una ciudad paradójicamente tan frenética.


El poeta sevillano Antonio Machado, detectó las consecuencias de la rapidez y enunció frases como:” Las prisas y las preocupaciones hacen que se oiga sin escuchar, se coma sin degustar y se toque sin sentir”, ¿Cómo ha cambiado su vida desde que lleva un estilo de vida más pausado?

Tengo un antes y un después muy claro. Si bien antes era un correcaminos, siempre con prisa, acelerándolo todo y viviendo una vida muy superficial. Como decía Machado, adoptar una vida más pausada ha sido como pasar del blanco y negro al tecnicolor porque vivo cada momento más plenamente, optando por la calidad, en lugar de por la cantidad.

Creo sinceramente que lo más dañino de llevar una vida “Fast”, es que cada experiencia la vives superficialmente, mientras que el movimiento Slow va de la mano de la idea de vivir con plenitud cada momento. Yo lo he notado en todos los ámbitos como ha cambiado mi manera de comer, de relacionarme con las personas, de practicar deporte, de leer…


Carl, hace más de una década publicó “Bajo Presión” y en él, aparece la siguiente frase: “Nunca ha sido tal difícil como ahora ser un niño”, ¿Se retracta de esta frase, o la cosa ha ido a peor, con el transcurso del tiempo?

Desde que escribí esa frase el panorama ha cambiado mucho. Por un lado algunas cosas han cambiado de manera positiva, pero por otro han empeorado. Le echaría la culpa al mal uso de la tecnología.


No soy ningún ludita. Al contrario tengo todos los “gadgets” pero hay que usar la tecnología con un espíritu más equilibrado e inteligente. Ahora muchos niños ya desde la cuna crecen pegados a la pantalla y eso me parece malsano.

A mi juicio hay que postergar el contacto con las pantallas hasta que sea posible e incluso monitorear y controlar los instantes de conexión, con el fin de que conserven esos momentos más humanos, jugando libremente con amigos, fomentando la lectura e incluso por qué no aburrirse.


En este sentido soy optimista porque creo que, en general como sociedad estamos en esa fase de replantearnos el uso de la tecnología.


Los niños más que los adultos creo que necesitan serenidad, silencio, tranquilidad, y el discurso alrededor de la niñez ha incorporado en los colegios programas de meditación, mindfulness, reinventando los horarios, abriendo más espacios en las aulas para el debate y reflexión.


Son como los dos lados de la misma medalla, por un lado la parte negativa de la presión de las Redes Sociales (no solo enfocadas desde la distracción, también del fenómeno del bulling) y el lado positivo es que el modelo educativo (el que más conozco es el británico) está cambiando, suprimiendo muchos exámenes y cambiando el enfoque para que los jóvenes sean más creativos.


En Singapur, por ejemplo han lanzado lo que han llamado la revolución silenciosa de la educación para bajar los niveles de presión y ralentizar a los chicos.


En “Bajo Presión” dejaba esta reflexión en el aire: ¿Hemos de ver a nuestros hijos como arcilla, moldeándoles su futuro, o relajarnos y sin imposiciones, solo acompañarlos en el tránsito hacia la edad adulta?

En general, prefiero no poner a mis hijos en un pedestal, o decir que son niños modelo, pero he de reconocerte que estamos contentos de cómo nos ha salido. Han crecido en esta burbuja Slow y están prosperando.


Mi hijo tiene ahora 21 años y mi hija 18, y los admiro mucho. Mi hijo es más de ciencias y ha optado por estudiar química, mientras que mi hija es más de humanidades y va a estudiar literatura inglesa.


Son muy independientes, cada uno de ellos tiene confianza en sí mismo, autoconocimiento y marcan su propio camino en la vida. Lógicamente reciben nuestros consejos, pero son ellos los que finalmente deciden.


El objetivo principal de los padres debe ser que, cuando los hijos salen de casa sean capaces de forjar su propio destino y para ello previamente hay que procurar que tengan el espacio, el tiempo y la libertad para estar solos, para reflexionar en lugar de pasar la niñez corriendo de una actividad programada a otra.


Carl Honor 2

En la sociedad actual donde el gap generacional entre padres e hijos se ha visto reducido, al compartir gustos musicales, vestuario, práctica deportiva, ¿Cómo cree que afecta este hecho a la relación paternofilial?, ¿Dónde queda la frontera entre autoridad y amistad?

Este nuevo mundo en el que las fronteras y/o barreras culturales se han difuminado, se puede correr el riesgo de confundir amistad y autoridad.


Como dices, lo solemos compartir todo con los hijos pero no hay que caer en la trampa de creerte el amigo de tu hijo.

Algo de amistad puede haber, pero uno debe de seguir siendo el padre, aunque eso no significa que deba ser autoritario e imponer sus criterios sobre el niño pero hay un punto intermedio entre amigo y padre tradicional, aunque es muy difícil determinar a ciencia cierta cuál es ese punto y lógicamente no será el mismo para todos.


Os invito a encontrar ese punto, y a aceptar y entender que de vez en cuando te inclinarás hacia un polo o hacia otro pero tratando de mantener ese equilibrio.


Debemos tener esa flexibilidad para ponernos el gorro de padre y en otro momento el de un padre más democrático, sin sentir la obligación de llevar siempre el mismo gorro.


En mi caso, cuando jugaba al fútbol con mi hijo sabía usar el rol que correspondía en cada momento, sin caer en la tentación de usar un único gorro.


Carl, define la revolución de la longevidad, como la sociedad en la que la esperanza de vida es cada vez mayor, ¿De qué modo podemos desterrar los estereotipos asociados al envejecimiento y aprovechar nuestras vidas más longevas?

Creo que hay muchas cosas que podemos hacer. Por una parte a nivel colectivo sería necesario sacar nuevas leyes e implementar las ya existentes contra el edadismo para que no sea tan fácil discriminar a las personas por su fecha de nacimiento.


A mi juicio, también es el momento de lanzar una campaña publicitaria a nivel mundial, contra estos estereotipos del edadismo, como en su momento se hizo contra el sexismo o el racismo.


Otra acción a nivel colectivo sería reconectar las generaciones y mezclarlas, porque como digo en el libro a menudo vivimos en una burbuja de coetáneos y lo que se consigue con esto es reforzar los estereotipos. No hay nada mejor para “matar” los estereotipos que conocer a las personas que son estereotipadas.


A nivel individual, podemos hacer tres cosas:


- Compartir historias de personas que están desafiando estos estereotipos y las redes sociales. En este sentido realizan una labor importante millones de personas con edades que superan la edad de jubilación porque a diario muestran su versión en forma de fotos o vídeos, y estas versiones nada tiene que ver con los estereotipos tristes del pasado.


Estas personas están mostrando al mundo qué con una buena actitud, una buena mentalidad y un poco de suerte cada edad puede ser maravillosa en aspectos como el amor, la aventura, la alegría, etc.


- Ser honesto con la edad que cada uno tiene, para evitar que estas mentiras, refuercen la narrativa errada de que envejecer es puro declive.


- Cambiar el lenguaje hacia un uso más positivo, en aspectos relacionados con la edad, porque todavía empleamos tantas frases edadistas que hacen más grande el mito de que el envejecimiento es sinónimo de decadencia.


En “Elogio de la experiencia”, sugiere que contar con empleados en amplio abanico de edad propiciando la interrelación generacional aumenta el grado de satisfacción de éstos y por tanto mejora la productividad. Con estas premisas, ¿Cuáles cree que son los motivos por los que aún hay corporaciones que optan por “Soltar lastre”, prescindiendo del talento plateado, o senior?

Contar con un amplio abanico de edades entre los empleados es superpositivo para las empresas, (no es por cuestión de aparentar) porque hace bien a la productividad y la eficiencia de la empresa, pero también es cierto que cuando las empresas pasan apuros y toca echar a algunos empleados, los mayores están en "la línea de fuego".


Si me preguntas los motivos, te diría que por los prejuicios de los que hablábamos antes y de tener interiorizada la idea equivocada de que pasada determinada edad, todo va cuesta abajo y que estos empleados son menos productivos y que su aporte y contribución es menor.


Son muchos los estudios que demuestran lo contrario, pero una cosa son estos estudios y otra muy distinta es la realidad, lo que la gente sospecha, palpa o cree. Considero adecuado cerrar esa brecha entre lo que dicen estos estudios, la verdad y las creencias y prejuicios.


Aunque esta brecha se está cerrando, aún falta mucho por hacer, no solamente en el ámbito laboral, también en la sociedad en general.


A parte de hacer un cambio de chip, es necesario un cambio estructural profundo porque un gran problema para los empleados más mayores es que resultan más caros al continuar aferrados a la idea, de que cuanta más antigüedad tengas en la empresa, te corresponde más salario, cuando lo que realmente importa es lo que uno es capaz de "aportar a la fiesta" no tu fecha de nacimiento o los años que lleves vinculado a una empresa.


En “Elogio de la experiencia”, comenta que se inscribió en la APP WeCroak, cuyo eslogan es “Encuentra la felicidad, contemplando la mortalidad” y en la que a diario, recibía citas diarias relacionadas con la muerte, ¿Considera que tiene efectos positivos esta forma de recordarnos que un día moriremos?

He dejado de usar esta aplicación por dos motivos. Una de ellas es más bien tecnológica porque se me murió el teléfono y desapareció la APP. Cuando cambié de teléfono no la descargué de nuevo.


El otro motivo es que ya me empezaba a cansar de ver las mismas citas (Solían mandar una cita por día y alguna ya se repetía) y dejaba de perder ese impacto inicial.


Es cierto que durante las semanas que la tuve instalada, me sirvió bastante. La descargué un poco con espíritu de investigación, no a modo de broma. Me impactó bastante y he notado un cambio profundo en la relación con mi propia muerte, porque o no le hacía caso y la tenía como "metida en un cajón" o me horrorizaba. Ahora tengo una relación con la muerte mucho más suelta y relajada, aceptando que mi vida tendrá un límite.


Los objetivos de los diseñadores de esta APP, es que contemplando la muerte te centres más en el presente y te invitan a disfrutar del momento y si previamente con mi trabajo con la lentitud y la filosofía Slow estaba metido en esa corriente de disfrutar del momento, esta APP y todo mi trabajo sobre el envejecimiento y la experiencia, le ha dado un toque extra a mi sensación de vivir plenamente y sobre todo me ha ayudado mucho a dejar atrás el miedo a la muerte.


Si bien resulta inadmisible cualquier tipo de discriminación, el edadismo además es estúpido, ya que como decía Bernard Shaw “La juventud es la enfermedad que se cura con los años”, ¿A qué cree que se debe este culto exacerbado de nuestra sociedad a la juventud?

A mi modo de ver hay un coctel de razones para tener ese culto a la juventud. Por una parte el puramente fisiológico y la importancia de la fertilidad hacen que la juventud sea atractiva a nivel de la perpetuación de la raza humana.

Más allá de eso y volviendo al tema de la mortalidad, la muerte puede suponer una circunstancia más pesada y la juventud representa cierta distancia respecto a ésta.


Tampoco hay que olvidar que en una época postindustrial, hemos puesto sobre un pedestal lo novedoso, privilegiándolo en el mundo laboral y en la economía consumista.


No hay que perder de vista, que con el envejecimiento hace perdemos cosas por el camino relacionadas con el aspecto físico, ciertas capacidades, problemas físicos y eso también hace que la juventud nos parezca más atractiva.

A nivel cultural hemos entrado en un círculo vicioso, ya que desde hace cuarenta o cincuenta años, se viene glorificando la juventud y cada década se magnifica la adicción a mantenernos siempre jóvenes, generando unos intereses económicos tras este culto a la juventud.


En primera persona

- Carl, cuando uno tiene un rotundo éxito de ventas y de crítica con uno de sus libros, como le ocurrió con “Elogio de la lentitud”, ¿Con qué expectativas afronta la escritura de los sucesivos libros?

Obviamente “Elogio de la lentitud”, tuvo un éxito casi instantáneo y me cambió la vida de la noche a la mañana y tuve que digerirlo.

En mi caso, no soy de esos que saca un libro cada dos por tres. Suelen transcurrir cuatro o cinco años entre mis libros y creo profundamente que no merece la pena escribir un libro por escribirlo. El mundo está repleto de libros que son un desperdicio de papel.


Con el éxito de “Elogio de la lentitud”, surgió mucha presión solicitándome que seguidamente escribiese otro libro pero me resistí a dicha presión porque no quería ser preso de mi propio éxito.


Siendo periodista, muy escéptico e irónico, no quería ser uno de esos gurús que escriben un libro sobre un tema y dedican el resto de su vida a “minar el campo” con un mismo tema.


En mi siguiente libro “Bajo presión”, traté de huir de escribir sobre la lentitud porque no quería encerrarme en esa jaula dorada y quería conquistar otros terrenos y salir de esa jaula.


En “La lentitud como método”, habían pasado ocho años desde la publicación del primer libro y en ese tiempo habían ocurrido muchas cosas en torno a la lentitud que me apetecía contar.


En “Elogio de la experiencia”, le hago un guiño a la lentitud pero ni mucho menos es un “Slow IV”.


- Sus libros son fruto de experiencias personales, ¿Cómo determina que un hecho puntual es la mejor idea para convertirlo en un libro de éxito?

En realidad el hilo conductor de mis libros es una crisis existencial personal.


Siempre hay alguna chispa que me hace reflexionar y replantearme las cosas y si el tema planteado me sigue rascando, perturbando y molestando durante algún tiempo, ahí es cuando me doy cuenta de que tengo que escribir algo sobre eso. Escribir para mí es casi como una auto terapia, porque necesito entenderme pero sin olvidar que con mis libros quiero llegar a la gente y compartir mis historias y para ello no me encierro en un despacho durante dos años, todo lo contrario, como periodista que soy me lanzo a la vida, me gusta salir, palpar, sentir, oler, entender, debatir, haciendo preguntas y queriendo ver las pruebas…


No es que busque la musa, ni mucho menos. Para mí tiene que haber al principio un propósito muy íntimo y personal para luego salir a “la batalla”, con una visión mucho más amplia porque siendo corresponsal extranjero me gusta entender el marco de forma más global.


- Carl, su primer libro “Elogio de la lentitud” y el más reciente “Elogio de la Experiencia”, en cierto modo están conectados, ya que la lentitud es consecuencia del envejecimiento ¿Tiene en mente hacer una trilogía al elogio?

Como te decía antes soy incapaz de salir y buscar una temática para escribir un libro, ésta tiene que nacer de mi vida.


El tema de los títulos para mí es interesante. El título original de mi último libro, en inglés "Bolder" es un juego de palabras, conciso y divertido y algunas editoriales extranjeras han utilizado este título con los subtítulos en su idioma.


En Francia lo han traducido como "La Revolution de la longévité" y en español hubo muchas discusiones en torno al título porque he de confesarte que al principio no me gustaba mucho “Elogio de la experiencia", aunque con el tiempo me parece que no está mal y hay cierto eco con "Elogio de la lentitud" y me da la oportunidad de buscar otro elogio, como bien dices.


- El voluntariado, nos hace más creativos y permite dotarnos de autoconfianza. En su caso permaneció durante un año en Fortaleza (Brasil), colaborando con “meninos da rua”, ¿Tras esta experiencia, realiza asiduamente otras labores solidarias?

De vez en cuando. Básicamente lo dejé un poco aparcado cuando fui padre y al mismo tiempo comencé a viajar más asiduamente por motivos de trabajo, primero como corresponsal en el extranjero y después como escritor y conferenciante.


Con todas estas cosas "se me achicó" la agenda y tuve que dejar caer algunas cosas.


Después de los chicos de la calle, realicé algunas actividades de voluntariado como leer libros a personas invidentes, o ayudaba en programas de promoción del deporte a chicos marginados. Tengo que ser honesto, esto fue hace años, pero siempre he tenido ganas de volver pero no me daba la vida. Ahora que mi hijo está estudiando fuera de casa, que mi hija está a punto de hacerlo y que terminé” Elogio de la Experiencia" tengo más tiempo y seguro que vuelvo a realizar voluntariado de forma más activa.


Lo que siempre he hecho, es ofrecerme como mentor de forma altruista y de manera privada para ayudar a estudiantes que estén preparando alguna tesis o alguien que está preparando un libro, o que quieren hacer alguna actividad relacionada con el movimiento Slow. Esta es la manera con la que intento devolver algo a la sociedad.


- La lectura nos enriquece y permite desarrollar la capacidad crítica, ¿Sobre qué temática prefiere leer?, ¿Qué libro tiene actualmente entre manos?

Para entretenerme leo principalmente novelas. Soy muy amante de la ficción y leo de un abanico enorme de escritores. En estos momentos estoy acabando un libro de la novelista londinense Zadie Smith. Estoy leyendo su primera novela, "White teeth", que escribió hace ya veinte años y que hace un retrato de Londres de finales del siglo XX.


Al mismo tiempo, mi mujer entre otras cosas es traductora de novelas de español al inglés y en estos momentos está traduciendo una novela del escritor argentino Sergio Olguín, titulada "Las extranjeras" y estoy aprovechando para leer/corregir su primer borrador en inglés.


- Carl, de la lectura de sus libros, se desprende que es un auténtico trotamundos, ¿En lo personal, qué le reporta viajar por todo el mundo?

No me gusta la frase "Ciudadano del mundo" pero en mi caso nací en Escocia, me crie en Canadá, he vivido en Latinoamérica y ahora vivo en Londres. Para mí, viajar es aprender y uno de los principios importantes de "Elogio de la Experiencia" es la importancia de seguir aprendiendo, exponiéndose a la novedad y experiencias frescas y diferentes, y no hay nada como viajar para hacer esto. Cuando viajo a lugares que ya conozco, intento verlo como si fuese la primera vez, como si fuese un niño, con los ojos bien abiertos, escuchando, hablando...


Incluso en Londres, la ciudad en la que resido procuro encontrar siempre cosas nuevas, aunque es diferente. Cuando viajas te cambia el chip y también personalmente me aporta riqueza cultural y me nutre de ideas, porque soy como una esponja, siempre estoy escuchando y hojeando los periódicos locales, y aunque no entienda el idioma trato de sentir lo que está ocurriendo porque puede ocurrir que la semilla de mi próximo proyecto o libro se encuentre ahí.


- La higiene digital comienza a imponerse en la sociedad actual. En su caso, ¿Cuándo suele “Ponerse en modo avión” ?, ¿Qué actividades realiza durante el tiempo que permanece alejado de la tecnología?

Mis palabras favoritas son "Modo Avión". Casi siempre estoy en este modo.


Obviamente aunque el teléfono lo llevo en mi bolsillo, lo tengo sin sonido, ni vibración, todas las notificaciones las tengo apagadas y necesito abrir el teléfono expresamente para mirar si tengo algún tipo de mensaje. Cuando salgo a comprar algo, suelo dejar el móvil en casa, simplemente para hacer las compras sin distracciones durante esos quince minutos o media hora y cuando estoy leyendo algo por placer, como puede ser una novela, el móvil lo dejo fuera de la habitación donde estoy, para evitar la tentación de mirarlo. Cuando juego a Hockey, para mí también es un momento importante para desintoxicarme tecnológicamente hablando y ni siquiera tengo la tentación de mirar el teléfono. También a la hora de comer, es fundamental no tener móviles en la mesa e incluso si estás en compañía, a veces mantenerte en silencio, aunque éste resulte incómodo es muy humano.

Noticias relacionadas

El hombre ocupa el área ocre de la pista. La mujer, el área aceituna. El hombre, debajo de una mesa liviana. Cerca y silencioso, un enanito disfrazado de enanito de jardín. El haz del “buscador”, quieto, lo ilumina. Se enloquece. Se pasea por el área ocre. Se detiene en el hombre: Romeo, el italiano. Habrán de imaginárselo: candor.

Resulta admirable encontrarse con un libro que guarda sus raíces en la investigación académica y en la fusión de las pasiones por la tradición oral y la ilustración. La cantidad de datos, citas, reflexiones minuciosas, relatos, trazos y nombres aparecen de una manera tan acertada, que en conjunto configuran ese terreno seguro donde entregarnos confiadamente a la lectura.

En el finísimo camino del hilo casi invisible / la araña desafíala terca gravedad y la engañosa distancia, / el hierro se desgastacon el frotar de la ventana, / casi una imperceptible sinfonía endulza el ambiente / cuando el viento transitaentre las grietas de la madera, / al mismo tiempo, / dos enamorados entregan su saliva el uno al otro / como si fueran enfermos recibiendo una transfusión.



 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto