Sobrevivir a un Sonar completo y mantenerse sano no es tarea fácil. Tres jornadas con sus días y sus noches, se presentan intensos por necesidad cuando las opciones son tantas y tan variadas. En ocasiones no se puede evitar la sensación de que te estás perdiendo algo en otro lugar y por eso, este año, decidí experimentar un buen rato en el Sonar +D y marcar claramente mis prioridades musicales.
Foto: Daniel Ródenas
El jueves uno de los nombres que sonaba más fuerte era Plastikman a.k.a Richie Hawtin, así que la primera parada durante el Sonar de día en el Market Lab fue su wearable SubPac. Con el aparato puesto, la conexión con la música es total. Puedes elegir el nivel de intensidad que prefieres mediante un aparato adherido a la silla y a tu cuerpo. Arriesgando hasta el máximo, me sentí subwoofer mientras mis dientes y mis labios vibraban al ritmo de la música.
En la misma línea, no podía perderme el Orbit Suit ideado por la estudiante MZTK (Misty Jones) en el stand de Berklee College of Music. Su inventora explicaba través de un vídeo mientras iba vestida como un personaje salido de la peli Tron Legacy, cómo fue creando esa sinergia para la creación musical con el cuerpo y la tecnología. Fue la perfecta inmersión para sentir que, por fin, había llegado el Sónar y que por algo lo llaman festival de música avanzada.
Instalación Sonar Planta. / Foto: Daniel Ródenas
Gran acierto la instalación del Sonar Planta, un increíble espacio que te envolvía en la oscuridad y te teletransportaba a un universo paralelo de música y proyecciones minimalistas con las que interaccionar o simplemente observar para perderse un rato en sonidos visuales. Algunos también tomaron el proyecto como un sitio de descanso-siesta, un sitio de apalanque propio de algunas de las sensaciones que conlleva el festival.
También peligraba de abducción la máquina de tiempo montada por 2manydjs y James Murphy en la sala Despacio. Al entrar, beats psicodélicos y un ambiente retro coronado por bolas de discoteca al más puro estilo disco, te hacían olvidar los minutos de cola que habías hecho para pasar a su interior. Un gran acierto por parte del Sónar montar una sala dónde respirar este ambiente y disfrutar de estos infalibles djs.
Foto: Daniel Ródenas
En la parte musical, los grandes vítores fueron para Forest Swords con su show recóndito o Bonobo con una sesión tan luminosa como bailable. Una pena no poder disfrutar cómodamente de Trentemoller. Su último disco, Lost, requiere una atmósfera más íntima que una sala repleta de gente hasta los topes con el calor extremo de una tarde de agosto. Lo mismo pasó con Jon Hopkins, con un espectacular set con el que se nos metió a todos en el bolsillo, a riesgo de alguna lipotimia y mucho sudor compartido.
Sí se pudo valorar con espacio a los injustamente incomprendidos Nisennenmondai y Chris & Cosey. En ambos conciertos la gente huyó sin saber bien a dónde había ido. Personalmente me parecieron buenas experiencias, sobre todo Chris Carter, que transmitió una energía increíble traducida en bailes a pesar de una mayoría de audiencia impertérrita.
Uno de los workshops. / Foto: Daniel Ródenas
Las sesiones de Pretty Lights y Caribou de lo mejor del viernes noche, con un cierre a toda mecha por parte de Loco Dice y The Martinez Brothers, que hicieron bailar a toda la pista. Daphni b2b James Holden estuvieron espectaculares en un show con grandes proyecciones pero los reyes el sábado por la noche fueron Rudimental, donde dieron una lección de música con una puesta en escena increíble.
Por desgracia, el cierre con Tiga no fue un clásico cierre Sónar. La inesperada última actuación a causa de la lluvia dejó una bonita estampa de gente danzando bajo la lluvia pero el canadiense no terminó de arrancar y su cierre fue demasiado abrupto. Fue inevitable quedarse con ganas de más, a pesar de las tres jornadas a cuestas. Es complicado no tener más ganas de este festival: una perfecta organización, agobios reducidos al mínimo y una oferta amplia hacen del Sónar un festival en continua mejora y evolución. Lo mejor, que cada día que pasa queda menos para el siguiente.
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