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En plena campaña electoral, el expresidente González se muestra partidario de un gobierno de concentración PP-PSOE “si el país lo necesita”

Felipe González dinamita el PSOE

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A pesar del hundimiento, en cuanto a intención de voto, experimentado por el Partido Popular, lo más probable es que en las Elecciones Europeas del 25 de mayo quede por delante del PSOE. Lo dicen las encuestas: aunque el PP se desploma, todo hace indicar que podría ganar por los pelos, porque los socialistas no remontan.

¿A qué obedece esta situación? Posiblemente a que Rubalcaba formaba parte del Gobierno de España que dio el pistoletazo de salida a los recortes impuestos por la troika. Aunque no solo. Creo que también tiene su importancia la falta de discurso de la que sigue adoleciendo el PSOE, dos años y medio después. Porque los socialistas nos dicen una y otra vez todo lo que ha hecho mal Rajoy desde que llegó a La Moncloa, pero no presentan un programa alternativo.

Rubalcaba y Valenciano podrían decir que si los socialistas recuperan el poder en Bruselas y en Madrid, habrá un cambio radical de política económica. Que se pondrá fin a la etapa de recortes y que se restituirán los derechos y servicios del Estado del Bienestar que han saltado por los aires con la excusa de la crisis.

Podrían decirlo pero no lo dicen. E imagino que la razón es bien sencilla: no quieren prometer algo que creen que no pueden cumplir. Lo que es tanto como asegurar que la socialdemocracia vaga por la escena política como alma en pena, a rebufo de lo que imponen la troika, los mercados y las fuerzas conservadoras.

Y así es muy difícil convencer al electorado y recolectar votos. Mucho más complicado aún si sale en televisión un molesto ‘jarrón chino’ llamado Felipe González, que en el momento menos indicado, en plena campaña, opta por la imprudencia, al afirmar que habría que hacer una coalición de gobierno PP-PSOE “si el país lo necesita”. Un gobierno de concentración, ¿para qué, para aplicar políticas de izquierdas? ¿O para que el Partido Socialista se ponga a disposición de Rajoy, a fin de seguir apretando a esa parte del pueblo que ya no puede respirar? ¿Es eso lo que tiene que ofrecer el PSOE a seis millones de desempleados y a sus familias? No sé por qué, pero de repente me han venido a la memoria las célebres salidas de tono de Fernando Fernán Gómez y José Antonio Labordeta, cuando espetaron aquello de “¡a la mierda!”.

Creo que si en el PSOE queda algo de juicio y sentido común, hoy mismo deberían salir a la palestra Rubalcaba y Valenciano para desautorizar las palabras de Felipe González. Si es que pretenden ganar las elecciones, cosa que en ocasiones, dudo.

Y por su parte, Felipe González podría optar por esconderse y no perjudicar más a su partido. Quien antaño abominó de Aznar y del PP, ahora, en el momento más delicado para millones de personas abandonadas a su suerte, deja a un lado sus escrúpulos para echarse a los brazos del Partido Popular. Aunque no sé de qué me asusto, en la época en la que la guerra sucia campaba a sus anchas, tampoco mostró excesivos escrúpulos, que digamos.

Ver para creer: los militantes socialistas demonizando en las redes sociales a Izquierda Unida de Extremadura por no apoyar la moción de censura contra el popular Monago, y Felipe González declarándose al Partido Popular. ‘No son gigantes, amigo Sancho, tampoco son molinos, es Felipe González’.

Felipe González dinamita el PSOE

En plena campaña electoral, el expresidente González se muestra partidario de un gobierno de concentración PP-PSOE “si el país lo necesita”
Rafa García
lunes, 12 de mayo de 2014, 06:48 h (CET)
A pesar del hundimiento, en cuanto a intención de voto, experimentado por el Partido Popular, lo más probable es que en las Elecciones Europeas del 25 de mayo quede por delante del PSOE. Lo dicen las encuestas: aunque el PP se desploma, todo hace indicar que podría ganar por los pelos, porque los socialistas no remontan.

¿A qué obedece esta situación? Posiblemente a que Rubalcaba formaba parte del Gobierno de España que dio el pistoletazo de salida a los recortes impuestos por la troika. Aunque no solo. Creo que también tiene su importancia la falta de discurso de la que sigue adoleciendo el PSOE, dos años y medio después. Porque los socialistas nos dicen una y otra vez todo lo que ha hecho mal Rajoy desde que llegó a La Moncloa, pero no presentan un programa alternativo.

Rubalcaba y Valenciano podrían decir que si los socialistas recuperan el poder en Bruselas y en Madrid, habrá un cambio radical de política económica. Que se pondrá fin a la etapa de recortes y que se restituirán los derechos y servicios del Estado del Bienestar que han saltado por los aires con la excusa de la crisis.

Podrían decirlo pero no lo dicen. E imagino que la razón es bien sencilla: no quieren prometer algo que creen que no pueden cumplir. Lo que es tanto como asegurar que la socialdemocracia vaga por la escena política como alma en pena, a rebufo de lo que imponen la troika, los mercados y las fuerzas conservadoras.

Y así es muy difícil convencer al electorado y recolectar votos. Mucho más complicado aún si sale en televisión un molesto ‘jarrón chino’ llamado Felipe González, que en el momento menos indicado, en plena campaña, opta por la imprudencia, al afirmar que habría que hacer una coalición de gobierno PP-PSOE “si el país lo necesita”. Un gobierno de concentración, ¿para qué, para aplicar políticas de izquierdas? ¿O para que el Partido Socialista se ponga a disposición de Rajoy, a fin de seguir apretando a esa parte del pueblo que ya no puede respirar? ¿Es eso lo que tiene que ofrecer el PSOE a seis millones de desempleados y a sus familias? No sé por qué, pero de repente me han venido a la memoria las célebres salidas de tono de Fernando Fernán Gómez y José Antonio Labordeta, cuando espetaron aquello de “¡a la mierda!”.

Creo que si en el PSOE queda algo de juicio y sentido común, hoy mismo deberían salir a la palestra Rubalcaba y Valenciano para desautorizar las palabras de Felipe González. Si es que pretenden ganar las elecciones, cosa que en ocasiones, dudo.

Y por su parte, Felipe González podría optar por esconderse y no perjudicar más a su partido. Quien antaño abominó de Aznar y del PP, ahora, en el momento más delicado para millones de personas abandonadas a su suerte, deja a un lado sus escrúpulos para echarse a los brazos del Partido Popular. Aunque no sé de qué me asusto, en la época en la que la guerra sucia campaba a sus anchas, tampoco mostró excesivos escrúpulos, que digamos.

Ver para creer: los militantes socialistas demonizando en las redes sociales a Izquierda Unida de Extremadura por no apoyar la moción de censura contra el popular Monago, y Felipe González declarándose al Partido Popular. ‘No son gigantes, amigo Sancho, tampoco son molinos, es Felipe González’.

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