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La seguridad en los aeropuertos

Eduardo Cassano
Eduardo Cassano
martes, 17 de octubre de 2006, 23:50 h (CET)
Desde que el terrorismo sembró el pánico en todos los aeropuertos del mundo y los usuarios se ven sometidos a estrictas medidas de seguridad, pocas personas se han preguntado hasta ahora quién se encarga de vigilar a los trabajadores, esa gente que trafica con nuestras maletas; que las abre en busca de objetos de valor, que las pierde por el camino en el mejor de los casos, o como le ha sucedido a la española Ana María Ríos en Cancún, le insertan balas para desviar la atención de la policía.

No se trata de un hecho aislado, especialmente en los países latinoamericanos. Son conocidas las personas que aceptan dinero por ingerir bolas de cocaína y transportarla en su estómago, con el consecuente riesgo de que alguna explote y termine con su vida. Bien, pues la mayoría de estos pequeños e ilusos traficantes, presos de la necesidad del dinero “fácil” y rápido, son a menudo objeto de chivatazos para introducir droga en mayor cantidad cuando la seguridad se centra en el pequeño camello.

Sin embargo, lo ocurrido con Ana María ha sido una auténtica canallada, si como todo indica, se demuestra definitivamente su inocencia. Una persona que acude a un país en calidad de turista, que además volvía de su luna de miel y de repente se ve encarcelada sin entender nada, no sólo no es justo sino que tampoco es normal. Y no lo es, aún hoy que pasado más de una semana, que sin existir huellas que la delaten con claridad, haya podido abandonar la cárcel una semana después no sin depositar una fianza.

Este hecho sin duda ha elevado la alerta de un suceso que le puede ocurrir a cualquier persona. A los frecuentes robos en las maletas de todos los aeropuertos del mundo, de nuevo muy especialmente en los países latinoamericanos, ahora además uno puede terminar en la cárcel simplemente por las buenas. Luego ya se verá lo que ha pasado, y previo pago, se investiga… o no. Pero hasta entonces el sufrimiento de esa familia, el gasto económico en abogados, y la impotencia que se debe sentir con la incertidumbre de preguntarse qué pasará, no es nada recomendable. Habrá que esperar a ver si ahora se compensa con las indemnizaciones pertinentes, o tan sólo se cierra el caso y aquí paz y después gloria.

Así pues, una vez se han impuesto y normalizado las estrictas medidas de seguridad entre los pasajeros, quizás sea hora de hacer lo propio con la seguridad interna de los aeropuertos, e instalar cámaras en todos los rincones por los que circulen las maletas, para evitar sucesos de este tipo o los frecuentes robos ya mencionados anteriormente.

Quizás entonces los turistas podamos viajar con un mínimo de seguridad, porque una vez se aterriza en países como México, Argentina o Brasil, coger un taxi te puede llevar al hotel o a una favela. Otro asunto a tener muy en cuenta.

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