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Cuando el mundo abre los ojos…

Eduardo Cassano
Eduardo Cassano
miércoles, 11 de octubre de 2006, 03:01 h (CET)
Hay días en los que el mundo abre los ojos y sufre una ceguera permanente de las que no tienen cura ni explicación alguna. Uno de esos días es cuando al hojear los diferentes periódicos, uno se da cuenta de que traen noticias de todo tipo menos alentadoras.

Uno de esos días ocurrió ayer, en el que a Pyongyang, que nada tiene que ver con el Ping Pong, ni mucho menos con el Ying y el Yang, no se le ocurrió nada mejor que hacer caso omiso a todo el Mundo y ha puesto a prueba los programas nucleares de Corea del Norte, con un ensayo subterráneo del que por suerte parece que no ha habido fugas radioactivas. Mientras tanto, la ONU condena, EEUU advierte (y eso es toda una amenaza tratándose de ellos), y el mundo entero está a la expectativa de lo que pueda ocurrir de ahora en adelante.

Pero si pasamos las páginas mientras desayunamos, el mundo sigue abriendo de tal modo sus ojos que la ceguera nos impide creer lo que realmente estamos viendo, y nos toca más cerca.

En plena campaña publicitaria del carné por puntos de la DGT, del que se presume su eficacia y dicen que un número elevado de conductores ya han perdido todos los puntos, resulta que siguen conduciendo. Parece ser que la burocracia –siempre los malditos papeles- ha impedido quitar apenas unos pocos puntos. Pero lo más grave viene al pasar la hoja, cuando un titular anuncia que un juez ha dejado en libertad a un conductor catalán después de causar la muerte de dos personas en la carretera, haber ingerido alcohol y llevar encima un arsenal de drogas. Es decir, dos delitos (peligro en la carretera y contra la salud pública) y está en libertad provisional, hasta que la burocracia decida, algún día… si lo hace.

Uno intenta abrir tímidamente los ojos, a punto de terminar el desayuno, y aspira a que las siguientes páginas dicten alguna noticia que encaje una sonrisa en el rostro de quien comienza a no querer ver más. Pero ésta no llega, y la ceguera se convierte en definitiva tras leer las últimas páginas.

Resulta que las parejas homosexuales aún están perseguidas, y aunque ya les permiten casarse, algunos restaurantes, como “La Favorita” de Madrid, no les admite. Y ahora la moda en EEUU es vender la cocaína enlatada como bebida energética, y el Metro de Madrid, ¡ay!, el Metro… Segó las dos piernas de un hombre en 1997 y ahora, sí, ahora, el Tribunal Supremo ha decidido que el accidente quizás se hubiera producido igual de haber existido más seguridad.

Y de repente suena la música, y David Bisbal se erige el rey de las promociones discográficas del momento. Y la música dejó de ser música, cuando pasó a llamarse exclusivamente David Bisbal, y poco más. Tendrán que pasar algunas semanas y unos cuantos Discos de Oro hasta que volvamos a escuchar algo diferente.

Y aunque las compañías que ofrecen ADSL sigan timando a los usuarios sin que nadie parezca tener intenciones serias de impedirlo, hoy he tenido la suerte de terminar el artículo sin cortes esporádicos, de esos que te incomunican varios días sin que nada pase por ello.

Fíjense si estará mal el mundo, que muchos de esos hombres que rezan los domingos en alguien que dicen lo solucionará todo, en otra vida que nadie sabe si existe, han perdido la fe y deciden colgar sus hábitos en el armario, en sus ratos libres, para enseñarles la verdad más suprema a los niños más inocentes.

Así pues, cuando el mundo abre los ojos cada mañana, sobran los motivos para volver a cerrarlos y esperar que algo pase, sin saber cómo ni cuándo… tan sólo algún día, y de repente todo vuelva a una normalidad. Esa que probablemente nunca existió, pero seguro era mejor que la actual.

Menos mal que de vez en cuando recibimos una bocanada de aire fresco, y aparece un Fernando Alonso capaz de hacer madrugar a la gente un domingo, para regalarnos un breve descanso antes de volver de nuevo a la realidad.

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