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La Patria periodística ultrajada

Una disputa por la representatividad entre Congresistas electos a través de las urnas, y periodistas al servicio de empresarios de medios, alcanzó su clímax en Paraguay
Luis Agüero Wagner
miércoles, 16 de octubre de 2013, 07:33 h (CET)
Con relativa frecuencia se cita a John Swinton, jefe de staff del New York Times, quien en 1914 reconoció públicamente que no existe la prensa independiente. Agregó que si se permitía publicar sus opiniones sinceras, se quedaría sin trabajo en menos de 24 horas.

Definió al periodista de medios masivos como un vasallo de hombres poderosos y adinerados que se ocultan detrás del escenario, una marioneta que salta de acuerdo a tirones del hilo.  Y remató la idea afirmando que sus talentos, posibilidades y misma vida eran propiedad de otras personas, a quienes servían como prostitutas intelectuales.

A pesar de esta célebre confesión, muchos periodistas intentan en Paraguay disputar la representatividad a los políticos como si el gremio fuera algo así como la patria periodística ultrajada.

Pocas semanas atrás el senador Juan Carlos Galaverna denunció que un conocido radialista había iniciado una campaña contra él luego de que se negara a pagarle unos nueve mil dólares para participar en un programa de TV.  Ahora el diputado Oscar Tuma acusa al periodista Carlos Peralta de haberle imputado sus propias faltas, y de haberle llamado para una entrevista radial con el único propósito de atacarlo, y no en busca de información.

De acuerdo al político, Peralta carece de autoridad moral para acusarlo dado que es en realidad él quien está en falta.

Según las denuncias de Tuma, la esposa, hija y yerno del periodista Carlos Peralta obtuvieron importantes puestos en la administración pública sin los requisitos requeridos al efecto.

Mencionó que Elena Juana Berni González, esposa del periodista, ocupa un cargo en la Entidad Binacional Yacyreta desde el 1 de julio de 2012. Presta servicios en la asesoría técnica de la institución con categoría D1, algo que la habilita a percibir un sueldo de 16 millones de guaraníes por mes, a lo que se agregan varios beneficios.

Un hermano del mismo periodista, Jacinto Peralta, trabaja en la EBY con categoría J6. El mismo ingresó a la binacional el 1 de julio de 2012 y cobra actualmente un salario total aproximado de 20 millones. Ambos lograron conservar sus cupos a través de las influencias del comunicador, quien no dudó en llamar a las autoridades para lograr mantenerlos en sus respectivos puestos.

Las denuncias también afectan a Alejandra Peralta, hija del comunicador, quien supuestamente se desempeña como relatora Fiscal de la unidad adjunta de Derechos Humanos, presunto trabajo por el cual percibe un salario mensual de Gs. 9.500.0000. Sin embargo, según sus compañeros de trabajo sólo marca entrada a temprana hora y luego se retira, para volver a las 14 y marcar su salida. Ello desde hace más de dos años.

Como era de esperar, la mayoría de los colegas de Peralta optaron por encubrirlo condenando a Tuma, llegando incluso a montar supuestas “campañas” de repudio a través de perfiles falsos en las redes sociales.

La actitud no es de extrañar si se considera que se trata de “comunicadores” con un largo historial defendiendo lo indefendible, como la colonización del Paraguay por el imperio norteamericano a cambio de cheques del National Endowment for Democracy, la imposición de agentes de embajadas extranjeras como supuestos Técnicos en secretarías de estado,  o la malversación de fondos a través de ONG arrancando jjirones de presupuesto a un país miserable con el pretexto de proyectos fantasmas.

Ya decía un famoso editor de periódicos estadounidense que la noticia cuando no existe se fabrica, y nuestros héroes en cuestión lo demuestran todos los días con su “lucha” selectiva contra los políticos que atentan contra los intereses corporativos del día.

Es que, como lo sentenciara alguna vez Ryszard Kapuscinski,  cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante y pasó a un segundo plano.

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