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Cientos de miles de personas toman las calles de 80 ciudades brasileñas | |||
Los manifestantes se han saltado las medidas de seguridad y han roto las ventanas | |||
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► Rousseff convoca una reunión de emergencia del Gobierno ► Un joven muere atropellado en medio de las protestas en Sao Paulo
En Brasilia, unas 20.000 personas --según la Policía Militar-- han inundado el centro de la capital para marchar hacia el Congreso, que estaba fuertemente protegido por un total de 3.500 agentes y vacío, ya que se ha autorizado a los legisladores a no asistir a la sesión de la tarde, como medida preventiva. La mayoría de los manifestantes se ha concentrado de forma pacífica frente a la explanada conocida como Espejo del Agua, pero un grupo ha intentado asaltar el Congreso. "Ocupa y resiste", han gritado, según la cadena O'Globo. Al parecer, los manifestantes han hecho estallar sacos de pólvora cargados con canicas y han conseguido romper el cordón de seguridad y uno de ellos ha logrado entrar en el Congreso, donde ha sido detenido. Los uniformados han lanzado gases lacrimógenos y han cargado contra la multitud para dispersarla. También se han vivido enfrentamientos en el Palacio de Itamaray, sede del Ministerio de Exteriores. Un grupo de manifestantes ha conseguido llegar hasta allí, cambiando el recorrido de la marcha y dando lugar a una auténtica batalla campal. Los manifestantes se han saltado las medidas de seguridad y han roto las ventanas, consiguiendo acceder al interior del Palacio de Itamaray --formado por tres edificios--, donde han provocado un incendio. La Policía Militar ha lanzado balas de goma, bases lacrimógenos y gas pimienta, hasta expulsarlos de allí. En este contexto, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha abandonado a las 20.30 (hora local) el Palacio de Planalto --sede del Gobierno--, que está fuertemente custodiado por el Ejército. Los militares tienen órdenes de no dejar que nadie llegue a la rampa de acceso. O' Globo ha informado de que cinco personas que han participado en la manifestación frente al Congreso se han trasladado después al Ministerio de Justicia y desde allí han intentado acceder al Palacio de Planalto, donde han sido detenidas. En Río de Janeiro, unas 300.000 personas --según la Policía Militar-- han marchado desde Cinelândia hasta el Ayuntamiento, en la mayor manifestación que se ha celebrado hasta ahora por la convocatoria de los ya bautizados como 'indignados' brasileños. Un grupo de 200 manifestantes ha intentado tomar el Ayuntamiento y ha arrancado vallas y quemado coches para asegurar su avance frente a la resistencia de la Policía Militar, dando lugar a un fuerte enfrentamiento. De acuerdo con el diario 'Folha', los manifestantes han lanzado morteros y los uniformados han respondido con gases lacrimógenos, gas pimienta y balas de goma. Además, algunos agentes han cargado contra la multitud desde los caballos. El Hospital Municipal Souza Aguiar ha informado de que ha atendido a 22 personas por las heridas sufridas en este enfrentamiento, la mayoría con contusiones, impactos de balas de goma y por los gases. Entre los heridos habría un periodista radiofónico. Las autoridades cariocas ya esperaban una gran movilización hacia el Ayuntamiento, por lo que sus aledaños estaban fuertemente protegidos. Las sedes de empresas estatales como Petrobras y Correios han cerrado antes y las entradas a las sucursales bancarias estaban bloqueadas con vallas. También ha habido choques en Belem, que ha conseguido reunir a 15.000 manifestantes. Un grupo ha intentado asaltar el Ayuntamiento y atacar con piedras al alcalde, Zenaldo Coutinho. La Tropa de Choque de la Policía Militar y la Guardia Municipal se lo han impedido. Al menos 30 personas han sido detenidas. En Sao Paulo, epicentro de las protestas, se han manifestado unas 30.000 personas --también de acuerdo con las fuerzas de seguridad--, entre miembros de los movimientos sociales y de partidos políticos y sindicatos. A lo largo del recorrido por la avenida Paulista se han producido choques entre los manifestantes anónimos y políticos y sindicalistas, que han sido recibidos a gritos de "corrupción" y "mensaleiros", en alusión al caso de compra de votos por parte del oficialismo en el Congreso. Asimismo, se han producido disturbios en las ciudades de El Salvador, Belo Horizonte, Recife, Victoria y Goiana, que también han conseguido sumar miles de manifestantes, debido al intento de algunos de asaltar instituciones municipales. Las movilizaciones comenzaron hace dos semanas de forma pacífica en Sao Paulo por la subida del precio del transporte público de 3 a 3,20 reales, pero se tornaron violentas el pasado viernes, a causa de la represión de la Policía Militar. Desde entonces, miles de personas han tomado las calles de las principales ciudades para protestar, ya no solo por estas tarifas, sino también por los efectos sobre la Hacienda Pública de la Copa Confederaciones, el Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016. En respuesta, al menos once ciudades, incluidas Río de Janeiro y Sao Paulo, han accedido a cancelar el aumento del precio del transporte público o a aplicar una reducción, según los casos, pero no han conseguido calmar las calles. Rousseff ha considerado que las protestas son "legítimas" y ha subrayado su carácter democrático porque persiguen "un Brasil mejor". Así, se ha mostrado dispuesta a escuchar "las voces de la calle", pero todavía no ha anunciado medidas concretas. |
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