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Hay mañanas en las que, confortándote con el agua de la ducha, empiezas a torcer el gesto y no sales de tu asombro al escuchar algunas de las informaciones que te proporciona el transistor. Un poco después, cuando tras el paso por el quiosco, hojeas las páginas de tu periódico terminas desconcertado e incrédulo de lo que te has enterado en poco más de una hora.
Pandemia con crisis sanitaria, social y económica, pero, en vez de encararla, el Gobierno la usa para implicar al enemigo que necesita: una derecha que convierte en ultra. Muertos, enfermos, paro, escasez y hambre. Importan pero no sirven, las noticias deben ser útiles. La vieja herramienta usada desde tiempo inmemorial: “Confundid al pueblo y su destino quedará en vuestras manos”.
Vivimos en una situación de alarma permanente. Todos los medios de comunicación nos aturden con sus repetitivas noticias sobre el COVID-19 y una zarabanda ininteligible de cifras de contagiados, hospitalizados y fallecidos que nadie consigue cuadrar.
-Actualidad: Hoy somos los niños de ayer y los jugadores de petanca de mañana.
-Actualidad: Hoy es dentro de quince días.
Actualidad: El portal de transparencia pasa a ser opaco.
-Actualidad: Los últimos datos confirman que hoy debería ser hoy.
Los últimos años han supuesto una auténtica revolución para el periodismo. El papel de las nuevas tecnologías han tenido en el desarrollo de otras maneras de recibir la información ha hecho que este sector se haya tenido que reinventar por completo, dando pie a un nuevo modo de entender el consumo informativo.
Una de las formas más verdaderas de veneno mental es pensar demasiado, lo cual si no se aborda, puede cambiar dramáticamente su comportamiento, su pensamiento y también su personalidad. Este hábito negativo también puede tener consecuencias adversas en tu vida laboral, escolar y en tus relaciones personales y, en particular, en el comercio.
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