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Felicidad y libertad son conceptos muy bonitos y escurridizos sobrevalorados por el común de los mortales que en boca de la demagogia política pueden movilizar a las masas hacia cualquier distopía de corte fascista o totalitario. Hablar de libertad y felicidad vende lo que sea, un proyecto, una idea, una expectativa, una ilusión, un producto, un sistema político.
Lo que fascina rompe la monotonía de la rutina cotidiana y atrae de manera irresistible. Lo monstruoso se transforma en algo extraordinario o fantástico. Los liderazgos fascistas se nutren, más allá de razones sociológicas y de la singularidad de cada contexto histórico, de la fascinación de las masas. Lo fascinante, con unas gotas de horror pánico y miedo escénico, engancha de modo casi invencible.
La estrella del firmamento neoliberal argentino, Javier Milei, se habría convertido en el vivo reflejo de la incongruencia trumpiana y habría conseguido suplir su bisoñez en la gestión pública con el impacto mediático de sus intervenciones públicas.
En su nuevo libro, el reputado economista Juan Torres López los analiza como expresiones de una crisis del capitalismo neoliberal que, ante la desorientación y la impotencia de la izquierda contemporánea, choca con la democracia y alimenta el auge de la extrema derecha.
El ADN de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contendría la triple enzima trumpista (autocracia, instauración del paraíso neoliberal y retorno al "pensamiento único heteropatriarcal") y asimismo sería una "rara avis" que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional al ser una experta en las técnicas de manipulación de masas.
El ADN de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contendría la triple enzima trumpista (autocracia, instauración del paraíso neoliberal y retorno al "pensamiento único heteropatriarcal") y cuyo objetivo sería la instauración de un sistema autocrático, forma de gobierno ejercida por una sola persona tras fagocitar a los votantes de Vox y lograr la anhelada mayoría absoluta.
Una pareja que logra despejar el a priori posmoderno del amor líquido, se nutre de la cercanía íntima de los cuerpos en su descanso y su vitalidad. Se coaliga en su cosmovisión y su mutuo acuerdo amoroso. Hay un componente fuertemente político que anida en ese vínculo aún en los tiempos efímeros y condicionales del neoliberalismo.
La actual Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con la ayuda inestimable de su asesor Miguel Ángel Rodríguez, habría conseguido suplir las deficiencias en su gestión pública así como el desconocimiento de su programa electoral por parte de los electores con el impacto mediático de sus intervenciones públicas.
Argentina ha afrontado este domingo sus cruciales elecciones generales. El país atraviesa una situación muy compleja ante la acuciante falta de divisas producto de la combinación explosiva de una estructura económica desequilibrada, la deuda inexplicable contraída por el ex presidente Macri con el FMI, una grave sequía que afectó sensiblemente las exportaciones del agro, la pandemia y errores propios del actual gobierno peronista.
Una confesión introductoria: siento que escribo a tientas, sin brújulas ni estrellas que me orienten, sin escatimar riesgos ni yerros. Estoy escribiendo desde la mera conjetura, porque las certidumbres escasean en estos tiempos y porque tal vez sea cierto que las expresiones artísticas se han fortalecido y socializado tanto que quizás se hayan convertido en un vallado difícil de sortear por el avance arrollador y espectral del neoliberalismo.
Hasta que estalló la pandemia, los efectos negativos de las políticas neoliberales se disimularon sin demasiada dificultad gracias al enorme poder mediático y cultural de las grandes corporaciones. La crisis de la Covid-19 demostró, ya sin paliativos, que sus principios de actuación sirven para que ganen más dinero los ricos, pero no para resolver los problemas socioeconómicos de mayor envergadura.
Los medios que antes se centraban en querer demoler al Presidente peruano Pedro Castillo ahora han transformado a los Cerrón y a Guido Bellido en su blanco de ataques. En esta nota nos deslindamos de todos aquellos que quieren demolerlos y les queremos sugerir de la manera más fraternal posible una serie de recomendaciones y críticas constructivas.
André Gorz en su libro El hilo conductor de la ecología ofrece muchas claves sobre la realidad laboral y social contemporánea. Es un pensador brillante que destaca por su agudeza ante los conflictos sociales de las últimas décadas en el mundo. Ofrece soluciones realizables y colabora con Sartre.
La gente paniaguada del jurado y los pelotas de la monarquía borbónica no saben lo que hacer para salvar la imagen de Felipe, Juan Carlos y familia. En esta ocasión se han aprovechado de los trabajadores y trabajadoras de la sanidad pública, convertidos oficialmente en héroes pero con contratos en precario, sueldos a la baja y recursos recortados salvajemente.
Esta característica es una de las tantas que hace a esta república algo tan sui géneris.
Bajo la presión de la crisis provocada por el coronavirus y el confinamiento generalizado estamos asistiendo a un descubrimiento sensacional: para vivir más o menos feliz no se precisa tanto, amar y ser amado, tener algo que hacer para ganarse dignamente el sustento diario y ver el porvenir razonablemente despejado de incertidumbres.
Cerca del final de la novela París, de Émile Zola, el personaje principal de la trama narrativa Pierre Frémont detiene la voluntad destructora de su hermano mayor Guillaume poco antes de intentar volar con explosivos la legendaria basílica del Sagrado Corazón parisina. Zola nos viene a decir que la violencia revolucionaria no alumbrará ningún tiempo nuevo de justicia social.
Engels nació en 1979 en Bélgica y es profesor de investigación. Es historiador. En el año 2008 es nombrado titular de la cátedra de historia romana de la Universidad Libre de Bruselas.
Desde sus comienzos, este discurso, no correspondía a la realidad o la necesidad económica de muchas regiones en las que se lo implementó, más allá de que los postulados del Consenso de Washington lo pretendieran, en la praxis y con el correr del tiempo, se demostró el fracaso.
No tiene porque ser incompatible la idea que heredamos de la globalización con la eficiencia, con el tan formulado “laissez faire”, la competencia y la justicia social. Pero tal como hoy en día están planteadas las cosas, la respuesta política clara y contundente es que hay que cambiar el modelo económico – neoliberal.
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