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Cuando era pequeño, muy pequeño, y no me portaba bien o no quería dormirme, mi madre para que la obedeciera empleaba la frase que encabeza este escrito. Mano de santo. Inmediatamente la obedecía, y, o le hacía caso, o me disponía a dormir. Quiero referirme al bute, al fantasma con el que se pretende asustar a la humanidad desde hace varias décadas: el cambio climático, causado por los seres humanos.
Este es el único continente del cual todos los casi 8 mil millones de personas tenemos la misma raíz, pues África es la cuna de la humanidad. Desde las primeras herramientas y artes hasta nuestro alfabeto tienen un origen africano. África fue la cuna de grandes civilizaciones (Egipto y Cartago al Norte, Mali, Ghana, Tombuctú y otras en el Oeste, Etiopía en el Este y Zimbabue en el Sureste).
Cada 25 de mayo se celebra el Día de África, el cual fue decretado con el objetivo de difundir las necesidades que siguen enfrentando los países del continente, como el hambre, la pobreza, la desigualdad y la injusticia, entre otros. Por otro lado, intenta reivindicar los avances socioeconómicos que han alcanzado, incluyendo su liberación del colonialismo.
Cada 25 de mayo se recuerda que en esta fecha en 1963 se fundó la Organización de Estados Africanos, la misma que luego se convirtió en la Unión Africana. En esta ocasión haremos un homenaje a este continente que tanto ha sufrido una serie de malos estereotipos de origen colonial y racista, los cuales debemos erradicar por completo.
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