| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
Comienzo a escribir más o menos cuando, a esta misma hora, hace cuarenta y un años un teniente coronel de la Guardia Civil, bigotudo y pistola en mano, asaltó el Congreso de los Diputados, un triste espadón más de los que han proliferado a lo largo de la historia de la España más profunda, un salvapátrias de los que a lo largo del tiempo han querido hacerse un hueco en los libros de historia alcanzando un triste espacio en esa España de cerrado y sacristía que cantaba Machado.
|