Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Firmas y Blogs
Luis Méndez Viñolas
Luis Méndez Viñolas
Tras un proceso incansable de incoherencia, el mundo parece vuelto del revés

La cosa no tiene otra transcendencia que la de resistirse a esta tendencia que expandiéndose poco a poco consiste en pretender que las cosas sean lo que no son. La realidad es que ya casi nadie se acuerda de los Camus ni de los Sartre ni de los Marcuse. Y si se acuerda es bien para demonizarlos bien para panegirizarlos. Víctor Hugo (“la máxima del sabio es no exagerar nada” o “de lo sublime a lo ridículo sólo hay un paso”) ha sido arrumbado, seguramente con desdén.

Lo exterior se confabula con lo interior. Después de comprobar que la estrategia del país está fuertemente condicionada por el exterior en lo que concierne a los cuatro puntos cardinales de la geopolítica (ahora algunos hablan de sustituir a Francia en África así como que mediemos en América -¿para luego quedar fuera?-) no cabe confiar en ningún discurso que debilite más nuestra soberanía ya mermada.

"Dijeron que antiguamente se fue la verdad al cielo; tal la pusieron los hombres, que desde entonces no ha vuelto". Soledades, Lope de Vega

Pasadas las elecciones, podemos preguntarnos ¿y ahora qué?. Al respecto caben dos ideas iniciales: la derecha y extrema derecha y la izquierda y extrema izquierda han quedado prácticamente igualadas y, ¿guardan las derechas y las izquierdas aquellos planteamientos que hace cuarenta años las diferenciaban?

El país necesita una meta, un sentido para su superación. Cuanto mayor y más generosa sea esta, más cohesionará a todos

Si el franquismo no permitía la crítica, la necesidad de prudencia en la Transición no la potenció (lo que hacía Guerra era otra cosa). Una necesidad que quedó demostrada con la dimisión de Suarez y con las oscuridades que después culminaron con el 23 F. Una de las frases más sintomáticas de su discurso de dimisión fue la de que no deseaba que la democracia fuera “una vez más un paréntesis en la historia de España”. No aclaró los motivos de tal temor.

De nuevo elecciones, y de nuevo el lenguaje cainita en los foros. Una de las características de dicho lenguaje es que sin aportar nada puede multiplicar su capacidad destructiva. A este mal se suma la incomprensible atonía de un pueblo que reacciona contra la banalidad con un encogimiento de hombros. Es como si pidiéramos que no nos carguen con cuestiones serias porque preferimos disputas vecinales superfluas.

El sistema económico son los ladrillos; la cultura, la argamasa que los une. A la cultura, como elemento de poder, no se la suele considerar importante. Sin embargo, las élites privilegiadas sí la valoran; saben que las ideas y las convicciones tienen un gran potencial.

Seguramente, la palabra libertad es la más invocada en el mundo. Más que la palabra justicia. Y tenemos la convicción de que es la más adulterada (para que no sea ella misma). De entrada, se la enfrenta con la palabra igualdad y se le aplica, si no un trabalenguas, sí un trabaideas: a más igualdad, menos libertad.

A partir del covid, se han evidenciado muchas cosas, entre ellas la gran insolidaridad que hay entre las naciones. También ha quedado patente, salvo poquísimas excepciones, la ausencia de una autonomía real. Y aunque algunos sigan en un sueño de autosatisfacción, la UE va a tientas, si se entiende como tal caminar sin criterio propio.

Está claro que los ciudadanos proponen y los políticos disponen. Cada día es más evidente. Incluso ha habido un cambio sustancial, los empresarios, atendiendo a sus intereses empresariales (y el pleonasmo es intencionado) proponen y unos políticos que no sabemos en dónde alimentan sus decisiones (es un decir), disponen cosas que no interesan a casi nadie; y lo que es peor, a las que no se ve eficacia alguna.

Decía un político que para tartamudear más valía “mudear”. Eso le está ocurriendo a España en muchos aspectos de su política internacional, de la que no escapa la relacionada con Iberoamérica. Queremos estar, pero nos fallan los impulsos cuando hay que tomar medidas comprometidas. Es fácil repetir que hay que potenciar la comunidad iberoamericana. Lo que ya no es tan fácil es aclarar qué se entiende por potenciar.

No somos entusiastas de la RAE, pero sí de nuestro idioma, el español. Nuestro desapego hacia la institución es por muchas de sus, para nosotros, incomprensibles decisiones. Aunque hay que resaltar su importante labor contra la moda anglicista.

En las campañas electorales, los ciudadanos más responsables suelen limitarse a leer los programas de los principales partidos. Los más irresponsables se dejan llevar por la última impresión recibida en la barra del bar. Se podrá decir que en ella se reúnen parroquianos con intereses afines. Pero eso sería uniformar excesivamente las clases sociales, que no existen (no lo dudamos) pero que haberlas haylas.

© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto
 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris