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MADRID, 27 (OTR/PRESS) He escuchado en más de una ocasión decir a algunos juristas que el Derecho da para todo, o lo que es lo mismo que con la misma ley en la mano se pueda culpar o declarar inocente. Y en este debate que pretenden impulsar desde el PP sobre la cadena perpetua comenzamos a escuchar a distintos juristas manifestar opiniones contrarias. Los hay que aseguran que la cadena perpetua no cabe en nuestra Constitución, mientras que otros aseguran que la cadena perpetua revisable sí que cabría. El caso es que el PP se ha empeñado en trasladar este debate a la calle, mientras que desde el PSOE, comenzando por el presidente Zapatero, se niegan a caer en la trampa. Lo cierto es que desde la reforma del Código Penal ya se contempla el cumplimiento integro de las penas, de manera que si alguien es condenado a treinta años no hace falta decir que va a pasar buena parte de su vida encarcelado, de manera que no se entiende el empeño del PP en provocar este debate, salvo claro está, su pretensión de pescar votos. Es muy fácil azuzar las emociones de los ciudadanos ante casos como el de Marta del Castillo, Sandra Palo o algunos otros. Todos sentimos horror ante la visión de esos delincuentes a los que la ley parece no alcanzarles con suficiente rigor, pero que eso sea, desgraciadamente, así no significa ni mucho menos que nuestro Código Penal sea blando con los delincuentes. Otra cosa es que se puedan mejorar algunos aspectos del Código, o incluso reformar la controvertida Ley del Menor que es la que ha permitido al asesino de Sandra Palo, ese siniestro personaje que responde al nombre de "el Rafita", ande en libertad y delinquiendo y además le salga gratis. Pero esto es una cosa y otra distinta instaurar la cadena perpetua con lo que eso significa. En todo caso es evidente que el poder legislativo tiene que afinar algunas leyes precisamente para que no veamos a delincuentes como el Rafita riéndose de la sociedad, pero ya digo que eso no pasa por la cadena perpetua. Creo que el PP ya está en campaña electoral y pretende conectar con las emociones más primarias del electorado en busca de obtener un buen rédito en votos, pero debería de ser cuidadoso con los debates que promueve. La cadena perpetua son palabras mayores aunque sea revisable e insisto que acaso el mejor camino para acabar con ciertas injusticias pase por reformas legislativas sin necesidad de promover algo, que al día de hoy, parece no tener encaje en nuestra Constitución.
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