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Tengo una pesadilla recurrente: Me detienen por fin, me acusan de injurias, de brutal delincuente, criminal inhumana, asesina en serie, violadora y antropófaga. Me llevan a la cárcel de Alcalá Meco. Me ponen de compañera de celda a una presa de confianza: una ex conseller de la Generalitat. Me tiro al suelo, pataleo y golpeo el suelo con los puños:
─¡No, por favor, una independentista no! Cualquier cosa menos esto. ¡No podré soportarlo! ¿Cómo es posible tanta crueldad?
La ex conseller me dice:
─Te daré la brasa día y noche con la independència de Catalunya. No te dejaré comer ni dormir. No pararé hasta convertirte en una convencida secesionista.
Yo grito golpeando el suelo:
─¡Por favor, esto no!
El carcelero me dice:
─Te lo mereces. Haber sido buena.
Y cierra la puerta de la celda, dejándome sola con la independentista que sonríe, se acerca a mí, se frota las manos, se carcajea cruel por lo bajini.
A quienes estamos convencidos de la iniquidad intrínseca de Sánchez, no nos va a confundir la supuesta “carta de amor” de este cateto personaje a su Begoña amada, redactada de su “puño y letra” (con sus tradicionales errores y faltas gramaticales) y exceso de egolatría.
Recuerdo con nostalgia la época en la que uno terminaba sus estudios universitarios y metía de lleno la cabeza en el mundo laboral. Ya no había marchas atrás. Se terminaron para siempre esos años de universitario, nunca más ya repetibles. Las conversaciones sobre cultura, sobre política, sobre música. Los exámenes, los espacios de relajamiento en la pradera de césped recién cortado que rodeaba la Facultad, los vinos en Argüelles, las copas en Malasaña...
Tras su inicial construcción provisional, el Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, reforzado en su interior por cables de acero para así acrecentar su firmeza. Se organizó, asimismo, la denominada "franja de la muerte", formada por un foso, una alambrada, una carretera, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día.
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