Decía Marx que la violencia es la partera de toda sociedad que lleva en sus entrañas una nueva, y algunas interpretaciones hablan de “la partera de la historia”.  El fracaso del experimento mediático-oligárquico con cierto apoyo de la propaganda izquierdista latinoamericana encarnado por el cura papá Fernando Lugo, quien pagaba 25 mil dólares para tener sexo con prostitutas VIP en la iglesia o en su jacuzzi de la residencia presidencial, parece confirmar la aseveración marxista.

El EPP reivindica la revolución violenta, a través de sus miembros que publican sus reflexiones en las redes sociales.

“Un conocido episodio de la revolución burguesa del siglo XVIII en Francia es este: el 7 de julio de 1792, el diputado a la Asamblea Nacional Lamourette propuso poner fin a todas las discordias entre los partidos mediante un beso fraternal” narran refiriéndose a célebres episodios de la historia. “Siguiendo su llamamiento, los representantes de los partidos hostiles se abrazaron y se besaron mutuamente, pero, como era de esperar, al otro día este besatón de políticos farsantes fue olvidado”.

El EPP menciona que “en Paraguay son muy publicitados los besatones organizados por Simón Cazal y su grupo gays y lesbianas”. Y a nivel internacional es muy famosa la campaña publicitaria de Benetton con los besos entre varios líderes mundialmente conocidos y por la cual recibió una demanda del papa Benedicto XVI. Pero, indudablemente, los besos, abrazos y apretones de manos de los políticos paraguayos superan a aquellos en ridiculez y falsedad.

“La comedia de los políticos paraguayos supera en mucho a la de Simón Cazal y Benetton”, dice el EPP. Cuando los políticos burgueses proponen una campaña sin agravios es nada más porque están cocinando la suerte del pueblo entre varias facciones unidas momentáneamente por conveniencia, aseguran.

“La repugnancia que causa al pueblo la continúa farsa política provoca que, los políticos, buscando su perpetuación, quieran neutralizar en los momentos electorales sus ataques mutuos que sacan aún más a luz todos sus trapos sucios. La amenaza constantemente renovada de que la descomposición que llevan en sí los aparte definitivamente del poder hace que sus integrantes busquen atenuar los innumerables rozamientos fraccionales”, señalan.

Cada fracción política oligárquica tiene muy claro que su misión principal consiste en mantener su dominación sobre el enemigo común: Con este propósito forman alianzas temporales de diversas combinaciones en donde deben aparentar que sus celos, odios , rencores, persecuciones alternativas, desenvainar de espadas han acabado. Una vez conseguido el objetivo de hacer triunfar un proyecto de ley favorable a los intereses que defienden, o terminada la elección para la cual se unieron en alianza, el beso de Lamourette se transforma en sangrientos mordiscos por zoquetes y en vampirescas chupadas de sangre popular; los abrazos se convierten en lucha de sumo entre los atocinados políticos burgueses, y los apretones de mano en estirones para lanzar al "aliado " a los leones, al río o para hacerlo resbalar al precipicio.

“Toda esta poco edificante comedia de enredo es la que nos ofrece diariamente los politiqueros paraguayos. Y cada día en mayor grado. Esto no acabará con participar en las farsas electorales sino con una revolución violenta”, aseguran.

Los insurgentes reconocen que “Los epepistas luchamos por una transformación social, económica y política radical, por recomponer el Paraguay y el mundo sobre la base de la colaboración recíproca entre los miembros de la familia humana. Luchamos para hacer desaparecer las desigualdades sociales y que los seres humanos se reconozcan fraternalmente como iguales y que entre todos se repartan bienes y males, placeres y penas por igual. Luchamos por quitar del cuello del pueblo pobre, que recibe todas las penas y males, la mano férrea del insensible explotador, que goza de todos los bienes y los placeres”.

El EPP asegura que “Solo el pueblo trabajador salvará el porvenir”. Y que los politiqueros burgueses junto a sus farsas electorales son una constante burla al pueblo. Sus promesas son puros cuentos fantásticos.
“Sus gigantescas bufonearías son dignas de figuras en el libro de récord Guiness”, dicen los guerrilleros.
La democracia representativa paraguaya solo representa, y no puede ser de otra manera, el interés de la oligarquía criolla y del imperio, asegura el EPP. “Está estructurada para garantizar seguridad a los grandes capitales, asegurarles ganancias fabulosas y mantener sin freno la monstruosa explotación de nuestros trabajadores”.

“Las exigencias y caprichos de la oligarquía y del Imperio sólo puede ser cortada, y será cortada, por la revolución francista de los epepistas”, aseguran, y afirman que seguirán agraviando con la verdad.
También vatician que ”Los infames politiqueros que hoy gozan con sus comedias electorales serán triturados por el triunfo revolucionario”.

Mientras la guerrilla del EPP sigue ganando terreno y fama en el norte del Paraguay, los exponentes de la partidocracia corrupta siguen impasibles con sus besatones y abrazos. Es que como ya lo advirtió alguien alguna vez: Nadie necesita más un abrazo que la persona que menos se lo merece.