Dicen algunos autores que el liberalismo es un sistema filosófico, económico y de acción política, que promueve las libertades civiles y el máximo límite al poder coactivo de los gobiernos sobre las personas. Sin embargo, el liberalismo paraguayo que hoy se encuentra en el poder, a través de un presidente a quien sus adversarios acusan de ser un florero nazi, solo ha aumentado el control policíaco en las calles e impulsado el regreso del militarismo, exigiendo se cumplan antiguas normas de la dictadura sobre el servicio militar.

“El programa de control de libreta de baja a los trabajadores es un aspecto más del renacimiento fascista traído de la mano por la seudoizquierda luguista” denuncian desde la prisión los líderes del EPP.

No está ausente la persecución política, según denuncia la izquierda marxista aglutinada en la organización campesina EPP, “Los pobres viven discriminados; las torturas son el pan de cada día en las cárceles, comisarías  y demás instituciones estatales de represión; los presos políticos epepistas sufren en sus carnes la rabia de una oligarquía que goza con hacerles sufrir; los escritos epepistas son destruidos, sus blogs de internet clausurados, sus palabras censuradas. Todo por obra de un gobierno liberal”.

Se denuncia que “El gobierno liberal, hijo  de los legionarios, depreciado y tratado como paria por la comunidad internacional afirma ahora que el Paraguay pudo resistir en época de Francia y los Lopez el aislamiento. Da risa que estos mequetrefes liberales quieran compararse con los Padres de nuestra patria. Lo que queda claro es que buscando engañar al pueblo hasta son capaces de declararse lopistas y afirmar que sus padres defendieron la soberanía patria en la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay”.

El EPP hace notar que hoy por hoy, la oligarquía paraguaya y su gobierno liberal son tratados con perros con caracha por los gobiernos y pueblos de la mayor parte del mundo. Nos avergüenzan y desprestigian, como su gobierno anterior, ante el mundo entero. La única injusticia que se comete con ellos es la injusticia de no bombardearlos. Pues eso se merecen por actuar sin tener ningún respeto hacia las normas del derecho internacional y violando todas las leyes locales. Y aquí es bueno decir algunas palabras en relación a la "izquierda " luguista. Está ha repetido hasta el cansancio, como  crítica al EPP, que para la lucha armada se necesitaba una situación de golpe de estado y la instalación de un gobierno ilegítimo.

Según el EPP, la falsa izquierda que sigue a Fernando Lugo, la “izquierda legal y legalista”, es apenas un conglomerado de cobardes y traidores, dado que persiguieron a la guerrilla y hoy denuncian a una “dictadura” fascista pero no se atreven a enfrentarla con las armas.  Fernando Lugo y sus seguidores se desenmascaran a sí mismos, señalan, como socios íntimos del fascismo y el golpismo, con el cual se revolcaron hasta que perdieron sus multimillonarios sueldos.  Eso es lo que llaman “persecución”, cuando a miembros de  otros grupos se los apresa, tortura o ejecuta extrajudicialmente y ellos lo ignoran.

El EPP califica a la supuesta persecución que denuncian los luguistas como una “guerra entre mafiosos”.  Advierten que ahora van por Federico Franco y su pequeño ministro del Interior Carmelo Caballero, “yanqui de segunda categoría que se  siente infeliz por no tener ojos azules y que tiene complejo de inferioridad por tener pelo y piel oscura”.

En una carta enviada desde la prisión, los líderes del EPP felicitan a los combatientes que se encuentran en las selvas paraguayas “por haber enviado al basurero de la historia” al gobierno de Fernando Lugo.  También coincide en afirmar que el gobierno fascista fue engendrado y traído de la mano por los luguistas.

“La militarización fascista recomenzada por el luguismo continúa con su socio Federico Franco”, afirman los jefes del EPP desde la prisión.

Dijo el escritor Severo Catalina que la esperanza es un árbol en flor que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones. La imagen ayuda a comprender cómo las ilusiones burguesas de Fernando Lugo y los suyos quedaron deshojadas cuando luego de sembrar vientos aliándose con fascistas cosecharon tempestades.

Y como dice una popular balada rock, que hoy los luguistas podrían adoptar como himno, te llevaste la flor y me dejaste el florero.