Dijo Víctor Hugo que la popularidad es la gloria en centavos, y muchos pueden comprobarlo en el Paraguay de hoy. Es indiscutible que el gobierno del cura papá Fernando Lugo instaló el nombre de Paraguay constituyéndose en un fenómeno mundial. Fue la primera vez que un presidente paraguayo figuró entre los más cinco más grandes escándalos sexuales de las historia, en un ranking de la BBC de Londres.
Fue la primera vez que a través de un escándalo por pederastia y paternidad irresponsable, un presidente paraguayo apareció en la tapa del diario “Washington Post”. Fue la primera vez que un presidente inspiró un documental en la RAI, y que apareció junto al pederasta serial Marcial Maciel en “The New York Times”, entre otras marcas.
Una pieza clave en el destape de este escándalo y bochorno global, fue la docente y escritora Hortensia Morán, hoy postulante a una importante candidatura por el Partido Colorado con miras al 2013, quien a través de su libro “El Pastor Mentiroso” acaparó titulares en medios de todo el mundo.
Todo empezó cuando a los esbirros del cura papá se le ocurrió la “genial” idea de fraguar unas pruebas de ADN para humillarla, e intentar convencer al público que Hortensia era una mitómana que había inventando una historia falsa para ganar notoriedad. Como lo demostraron los acontecimientos posteriores, fue en realidad Lugo quien lograría batir todos los récords en materia de mitomanía, con promesas incumplidas, falsas percepciones de la realidad y con denuncias de imaginarios “golpes de estado”.
Como la maniobra y operativo de prensa anexo con el cual intentaron denigrar a Hortensia no logró credibilidad, intentaron humillarla tentándola con participar en el programa farandulero “Baila Conmigo Paraguay”. Hortensia aceptó el desafío, y los estrategas que trataron de agredirla a través de él solo terminaron alimentando la fama y popularidad de su víctima, hasta que tuvieron que expulsarla de ese espacio televisivo.
Luego de censurar su libro, dejar a oscuras su guardería infantil, expulsarla de un programa televisivo “por orden superior” y urdir y pagar todo tipo de operativos de prensa para intentar sacar a Hortensia de la palestra, ahora los luguistas apelan al último recurso que les queda: perseguirla en la web.
Primero intentaron eliminarla de las redes sociales, al ver que en ellas Hortensia acaparaba la atención de decenas de miles de seguidores. Hortensia tuvo que dirigir sendas cartas a los responsables de Facebook y Twitter explicando su caso, hasta que logró que sus espacios sean respetados.
Ahora intentaron acallar las verdades de Hortensia censurando su blog, fracasando también en ese intento, como lo hicieron en todas las iniciativas que emprendieron cuando estuvieron en el gobierno.
Dicen que un fracaso es una oportunidad para empezar de nuevo con más inteligencia, pero los seguidores del cura Fernando Lugo, destituido por mal desempeño de sus funciones, sólo están incrementando la estupidez ingénita de sus actos.
El actual intento de censurar a Hortensia en la web apenas si es un caso más de prueba.