Este domingo 9 de Junio acaba este evento que se ha venido dando desde el 23 de Abril en el Globo, una reconstrucción del teatro original de Shakespeare sobre el río Támesis, donde se han presentado las 37 obras del mayor autor de la lengua inglesa en 37 lenguas y dialectos diferentes.
Lo grandioso de Shakespeare es la forma cómo él, mucho antes que Freud, captaba la psicología humana y fue un maestro en entender las intrigas, engaños y pasiones. Un tributo al mayor escritor de teatro de la historia es que en donde él antes trabajó se han puesto en escena obras suyas en los idiomas menos entendibles, mientras el público podía seguirles debido a la magia de sus relatos.
Los idiomas de algunas representaciones pude entender perfectamente. La versión brasilera de Romeo y Julieta del grupo Galpao transformó esa tragedia en una comedia, en la cual personajes con caras de payasos y zancos bailaban ritmos cariocas y la gorda y muy mayor sirvienta de Julieta se destapaba sus descomunales senos ante el público. La primera parte de Enrique IV la hizo la Compañía Nacional de Teatro mexicana que llegaba al escenario desde rampas y la segunda parte la montó Elkafka de Argentina que mostraba a la corte real con trajes de gánsteres modernos.
Enrique VIII, representado por Rakatá en castellano original, acabó ensalzando la figura de su compatriota, la reina Catalina de Aragón, la cual fue tan humillada por dicho rey inglés que para divorciarse de ella creó la iglesia anglicana. El Mercader de Venecia, una obra que tanto usaron muchos antisemitas, fue montada por el teatro nacional israelí Habima en hebreo levantando la figura del prestamista judío Shylock .
Lo más sorprendente eran las obras que uno debía presenciar en idiomas que no entendía nada, inclusivo uno en lenguaje de signos sordo-mundos, tan solo hilvanando la trama conocida de la obra. Los yorubas con sus trajes y ritmos tropicales presentaron “El cuento de invierno”. Los grupos centro-asiáticos montaron sus propias versiones de Shakespeare cambiando los nombres de los personajes y los lugares y acompañándose con músicos sentados con sus instrumentos nativos en una esquina. A pesar de no entender nada de gujarati, persa, turco o urdu, este autor y el público podía seguir a Shakespeare en esos idiomas.
Los lituanos escenificaron un Hamlet jugando con aguas y hielos, habiendo quedado salpicado por éstos. La compañía de Bremen presentó a un Timón de Atenas en alemán que acaba arruinado 100% desnudo y comiendo barro..
Lo genial del mayor autor de la urbe de estas olimpiadas es de cómo su obra se ha globalizado y cómo cada cultura ha sabido adaptarlo y enriquecerlo con su propia idiosincrasia, música y estilo.