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Son tantas las noticias y opiniones vertidas cada día sobre quien pagó el Peugeot y demás gastos de Sánchez durante la reconquista del liderazgo en el PSOE que acabo de recordar que yo también financié aquella aventura durante las navidades de 2016.
La corrupción, que diría cualquier comunicador de relumbrón con un grado en ciencias sociales especulativas, es un asunto complejo, poliédrico. En todo caso, todas sus manifestaciones presentan algo en común: una separación ostensible de la moral pública, una vulneración, en mayor o menor medida, de la misma, reflejo de un rechazo a la ética social de la comunidad de que se trate.
Desde que se permitió en la Iglesia Católica la comunión en la mano, comenzó una nueva era: lo sagrado desapareció, lo importante era el hombre. El resultado ya lo estamos viendo, no soy profeta ni vidente, y la Iglesia sigue sin anular la comunión en la mano y la situación mundial empeora de día en día.
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