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Ante la indiferencia de una sociedad conservadora, y de una clase política inculta y reaccionaria, se reinstaura la tortura en el Paraguay del gobierno arzobispal

Fernando Lugo reinstaura la tortura en el Paraguay

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Durante la larga noche de la dictadura anticomunista que el imperio norteamericano inspiró y sufragó en Paraguay, se instaló como habitual que todos los críticos al gobierno y disidentes de cualquier ideología política eran comunistas.  Si se considera que ser comunista en Paraguay significaba no tener ningún derecho, no es difícil imaginar la lógica de las grandes mayorías, que considera que violar los derechos humanos de militantes de izquierda es algo normal.

Es lo que ha venido sucediendo bajo el gobierno arzobispal de Fernando Lugo en Paraguay, que desde su llegada al poder, ha ordenado una quema de archivo que afecta a sus ex aliados políticos, hoy aglutinados en la guerrilla denominada Ejército Popular Paraguayo (EPP).

La abogada Daisy Irala Toledo consignó al respecto en su cuenta de Facebook que el epepista Aldo Meza hace semanas se encuentra en deplorable situación en su celda, perdiendo sangre y muy debilitado, ante la indiferencia de las autoridades penitenciarias, lo cual considera una forma de tortura.  “Hace dos semanas se encuentra sangrando en su celda, sin que se dignen a trasladarlo a un hospital” denunció a través de las redes sociales.

“El presidente del Paraguay Fernando Lugo, su ministro del Interior Carlos Filizzola y su comandante de la policía nacional Pablino Rojas son torturadores de Izquierdistas, y sinceramente aquellos compatriotas que defienden a este gobierno dan pena y algunos amigos/as paraguayos/as de Facebook se pasan dando me gusta a la foto del Che y sin embargo no son capaces de indignarse ante las injusticias que comete este gobierno, no pueden ser guevaristas”.

Esta orientación derechista del luguismo fue anunciada por los acuerdos con la Colombia de Alvaro Uribe apenas asumir, catalizados por la embajada norteamericana, tras perpetrar la mayor estafa política de América Latina.  Lugo había sido presentado por su propaganda como un futuro aliado de la izquierda bolivariana, sobre todo por los medios paraguayos manejados por empresarios anticomunistas enriquecidos en el gobierno de Stroessner, los cuales hoy dirigen su gobierno desde el poder mediático.

La supuesta vinculación de Lugo con la teología de la Liberación terminó siendo desmentida por Leonardo Boff en carta a Tácito Loureiro, las relaciones pronto se enfriaron con Chávez y Cristina Fernández, y los cables filtrados por Wikileaks donde James Cason presentaba al cura como futuro aliado de Washington en la región terminaron de echar por tierra el engaño.

Los escándalos personales de Lugo, por paternidad irresponsable, se sumaron a la seguidilla de revelaciones que terminaron por desenmascarar el gran fraude.

De la misma manera que Mauricio Funes solicitó a la embajada norteamericana en El Salvador ayuda para deshacerse de sus ex aliados del FMLN, Lugo decidió deshacerse de sus molestos ex aliados de la izquierda radical, y había firmado la sentencia de muerte de varios de sus viejos conocidos, entre ellos Severiano Martínez, Gabriel Zárate y Nimio Cardozo.  Como no podía ser de otra manera, se mantuvo la proscripción a referentes de la izquierda como Juan Arrom o Anuncio Martí, exiliados en Brasil, y se consolidó el aparato represivo montado con los aportes de USAID.

Para completar el panorama, de las ejecuciones extrajudiciales a los asesinatos colaterales de inocentes sólo hubo un paso. El asesinato de un inocente sordomudo por las fuerzas policiales del ministro Carlos Filizzola, que revivieron en la memoria de los paraguayos tiempos que se creían superados, fue apenas el punto culminante de una larga seguidilla de violaciones sistemáticas a los derechos humanos por parte del gobierno arzobispal de Fernando Lugo.

En protesta ante tanto engaño, indígenas protestaban hoy en las calles del centro histórico de Asunción por las humillaciones a las cuales los somete el gobierno luguista y del “gobernante” Frente Guasu, conglomerado de personeros de ONG vinculadas a USAID y encubiertas por la prensa ligada al NED.

Durante su proselitismo, recordaron varios medios, Lugo había usado a los pueblos originarios como instrumento de propaganda, participando en varios actos chamánicos y danzas mágicas, conjuros que no fueron retribuidos.

Desde la oposición, hoy se acusa al gobierno intertar matar las esperanzas de un cambio real, y la indiferencia ante las críticas demuestra la razón de quien escribió que la amargura se alimenta de tres fuerzas poderosas que con osadía acumulan una fuerza descomunal.  La desilusión que quita los sueños, la desesperanza que hunde la fe y la comparación que lastima por lo no logrado o por lo intentado.

Fernando Lugo reinstaura la tortura en el Paraguay

Ante la indiferencia de una sociedad conservadora, y de una clase política inculta y reaccionaria, se reinstaura la tortura en el Paraguay del gobierno arzobispal
Luis Agüero Wagner
jueves, 17 de mayo de 2012, 07:08 h (CET)
Durante la larga noche de la dictadura anticomunista que el imperio norteamericano inspiró y sufragó en Paraguay, se instaló como habitual que todos los críticos al gobierno y disidentes de cualquier ideología política eran comunistas.  Si se considera que ser comunista en Paraguay significaba no tener ningún derecho, no es difícil imaginar la lógica de las grandes mayorías, que considera que violar los derechos humanos de militantes de izquierda es algo normal.

Es lo que ha venido sucediendo bajo el gobierno arzobispal de Fernando Lugo en Paraguay, que desde su llegada al poder, ha ordenado una quema de archivo que afecta a sus ex aliados políticos, hoy aglutinados en la guerrilla denominada Ejército Popular Paraguayo (EPP).

La abogada Daisy Irala Toledo consignó al respecto en su cuenta de Facebook que el epepista Aldo Meza hace semanas se encuentra en deplorable situación en su celda, perdiendo sangre y muy debilitado, ante la indiferencia de las autoridades penitenciarias, lo cual considera una forma de tortura.  “Hace dos semanas se encuentra sangrando en su celda, sin que se dignen a trasladarlo a un hospital” denunció a través de las redes sociales.

“El presidente del Paraguay Fernando Lugo, su ministro del Interior Carlos Filizzola y su comandante de la policía nacional Pablino Rojas son torturadores de Izquierdistas, y sinceramente aquellos compatriotas que defienden a este gobierno dan pena y algunos amigos/as paraguayos/as de Facebook se pasan dando me gusta a la foto del Che y sin embargo no son capaces de indignarse ante las injusticias que comete este gobierno, no pueden ser guevaristas”.

Esta orientación derechista del luguismo fue anunciada por los acuerdos con la Colombia de Alvaro Uribe apenas asumir, catalizados por la embajada norteamericana, tras perpetrar la mayor estafa política de América Latina.  Lugo había sido presentado por su propaganda como un futuro aliado de la izquierda bolivariana, sobre todo por los medios paraguayos manejados por empresarios anticomunistas enriquecidos en el gobierno de Stroessner, los cuales hoy dirigen su gobierno desde el poder mediático.

La supuesta vinculación de Lugo con la teología de la Liberación terminó siendo desmentida por Leonardo Boff en carta a Tácito Loureiro, las relaciones pronto se enfriaron con Chávez y Cristina Fernández, y los cables filtrados por Wikileaks donde James Cason presentaba al cura como futuro aliado de Washington en la región terminaron de echar por tierra el engaño.

Los escándalos personales de Lugo, por paternidad irresponsable, se sumaron a la seguidilla de revelaciones que terminaron por desenmascarar el gran fraude.

De la misma manera que Mauricio Funes solicitó a la embajada norteamericana en El Salvador ayuda para deshacerse de sus ex aliados del FMLN, Lugo decidió deshacerse de sus molestos ex aliados de la izquierda radical, y había firmado la sentencia de muerte de varios de sus viejos conocidos, entre ellos Severiano Martínez, Gabriel Zárate y Nimio Cardozo.  Como no podía ser de otra manera, se mantuvo la proscripción a referentes de la izquierda como Juan Arrom o Anuncio Martí, exiliados en Brasil, y se consolidó el aparato represivo montado con los aportes de USAID.

Para completar el panorama, de las ejecuciones extrajudiciales a los asesinatos colaterales de inocentes sólo hubo un paso. El asesinato de un inocente sordomudo por las fuerzas policiales del ministro Carlos Filizzola, que revivieron en la memoria de los paraguayos tiempos que se creían superados, fue apenas el punto culminante de una larga seguidilla de violaciones sistemáticas a los derechos humanos por parte del gobierno arzobispal de Fernando Lugo.

En protesta ante tanto engaño, indígenas protestaban hoy en las calles del centro histórico de Asunción por las humillaciones a las cuales los somete el gobierno luguista y del “gobernante” Frente Guasu, conglomerado de personeros de ONG vinculadas a USAID y encubiertas por la prensa ligada al NED.

Durante su proselitismo, recordaron varios medios, Lugo había usado a los pueblos originarios como instrumento de propaganda, participando en varios actos chamánicos y danzas mágicas, conjuros que no fueron retribuidos.

Desde la oposición, hoy se acusa al gobierno intertar matar las esperanzas de un cambio real, y la indiferencia ante las críticas demuestra la razón de quien escribió que la amargura se alimenta de tres fuerzas poderosas que con osadía acumulan una fuerza descomunal.  La desilusión que quita los sueños, la desesperanza que hunde la fe y la comparación que lastima por lo no logrado o por lo intentado.

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