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Rusia preferiría tener que ver con una Europa dotada de Constitución

Vladimir Simonov
Redacción
miércoles, 1 de junio de 2005, 23:29 h (CET)
Moscú siente aflicción, al parecer, por el resultado del referéndum celebrado en Francia, cuyo pueblo dijo "non" a la Constitución única de la Unión Europea. Los dirigentes de Rusia toman a pecho el revés sufrido por Jacques Chirac. El presidente francés se expuso a riesgo cifrando demasiada esperanza en la Constitución Europea, y el malogro actual pone en tela de juicio el futuro de su gabinete del centro derecha. Si Chirac dimite, el presidente Putin perderá a un fiel aliado en la Vieja Europa, a un estadista cuya visión del continente europeo dentro del balance global de las fuerzas es afÎn a su propia.

Centró la atención del Kremlin una tesis importante que estuvo presente en una u otra forma en todos los discursos que pronunciaba Chirac, explicando las ventajas políticas que prometía la promulgación de la Constitución Europa. En opinión del presidente francés, a Europa le hace falta tener una Ley Fundamental única para fortalecer de este modo a la Unión Europea y defender los intereses del continente frente al poderío de EE UU. En efecto, una Europa aún más integrada y mejor homologada por una Constitución común podría percibir mejor las ideas que expresan Francia, Alemania, Rusia y desde hace poco España. El sentido de esa nueva "Entente" consiste en restablecer el equilibro de fuerzas global, el que se ha inclinado demasiado a favor de Estados Unidos.

En marzo último, en París se celebró una reunión en la cumbre de los lÎderes de estos cuatro Estados, en la que se dedicó bastante atención a analizar la conducta de EEUU en la palestra mundial. Los participantes hicieron constar que estos últimos meses se han confirmado del todo las críticas que ellos dirigían a la guerra de Iraq. Pese a estar anunciando ampliamente el "Éxito" de la campaña electoral realizada en Iraq, EEUU se ha atascado fuertemente en ese país, así como se ha aplazado mucho la perspectiva de la retirada de allí de su contingente de 150 mil efectivos.

Ese notable opacarse del estatuto de "hiperpotencia", segßn calificó hace un tiempo a EEUU el canciller francÊs Hubert Vedrine, cambia, al parecer, el carácter del partenariado que existÎa hasta hace poco entre Europa y EEUU. Del Atlántico con mayúscula e indiscutiblemente universal, éste se transforma en uno parcial, porque los intereses de las partes no coinciden con siempre mayor frecuencia. Por ejemplo, en EEUU no provocan mucho optimismo los planes de crear un sistema de defensa europeo al margen de la OTAN, la ratificación por muchos paÎses de Europa, incluida Rusia, del Protocolo de Kioto y la resistencia que se opone en las capitales europeas a los intentos de Washington de rebajar el prestigio de la Corte Penal Internacional.

Como resultado, la idea de París, Berlín y Moscú de crear un contrapeso constructivo a la línea política de EEUU muy presumida en muchos aspectos y basada en el poderío militar, idea que hoy día es apoyada también por Madrid, viene llenándose de un contenido concreto. La promulgación de una Constitución Europea única contribuiría a hacerla popular a escala de todo el Superestado europeo, el cual por definición estaría propenso a aplicar una política más independiente y menos sujeta a la influencia atlántica.

No se debe confundir los planes de crear tal contrapeso con una línea antiestadounidense. Igual que toda democracia funciona mejor en las condiciones en que existe una sana oposición, también EEUU sacaría provecho para la armonización de su política exterior si un centro alternativo mundial adquiriera unos contornos más claros.

Creo que la Constitución podría también refrenar el deseo incontenible de ciertos novatos de servir zalameramente los intereses estadounidenses. Por ejemplo, Polonia, que ya se ha granjeado la fama de ser un "caballo de Troya" de EEUU en Europa, habría pensado bien antes de adquirir 48 cazas estadounidenses F-16 por 3,5 mil millones de dólares. Si Varsovia busca ayuda militar allende el océano Atlántico, ¿por qué procura entonces sacar lo máximo de la caja europea? De regir una Constitución ßnica para toda Europa, esa pregunta podrÎa adquirir la fuerza de una acusación, a la que Polonia tendrÎa que responder.

Es de hacer recordar también que Polonia y los países bálticos novatos en la UE han cometido muchos actos rusófobos estos últimos meses. Esas acciones bastante dispares, a primera vista, tienen un denominador común, que puede definirse como síndrome del "hermano menor". Al liberarse de la sofocante tutela de la Unión Soviética, ellos hasta hoy día no han sabido librarse del complejo de ofensas históricas, adquirido en la época odiada por ellos. Los nuevos miembros de la Europa unida están movidos por el deseo de desquitarse de Rusia por las injusticias que ellos vivieron en tiempos soviéticos.

Pero la Vieja Europa parte de que la alternativa antirrusa, que intentan imponer las fuerzas radicales postcomunistas, no le conviene a la Unión Europea. Sin tener a su lado a una Rusia fuerte y estable, la UE seguirá siendo una isla vulnerable en el océano de la inestabilidad internacional. Los convenios de los "cuatro espacios comunes" -el económico, el de la seguridad exterior e interna, el científico y el cultural- firmados el 10 de mayo en Moscú están llamados a conseguir precisamente una nueva calidad de relaciones entre Rusia y la Europa de los 25.

O sea que la Vieja Europa y los novatos de la UE divergen mucho en su comprensión de la importancia de Rusia y el papel que ella debe desempeñar en el continente europeo. Esa contradicción les hace más daño a los propios noveles que a Rusia. Ellos no acaban de encontrar su lugar en la política europea e intentan fortalecer sus posiciones con la ayuda de EEUU.

Un convenio constitucional a escala de toda Europa, si lo ratificasen los 25 países de la UE, fortalecerÎa las posiciones de las fuerzas europeas sensatas que se manifiestan a favor de desarrollar relaciones con Rusia en pie de igualdad.

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Vladimir Simonov, es analista de la Agencia Rusa de Información 'Novosti' (www.rian.ru)

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