Escribió el poeta uruguayo Mario Benedetti que de dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: de la derecha cuando es diestra, y de la izquierda cuando es siniestra.  Entre ambos peligros ha ubicado al hombre paraguayo el advenimiento al poder del cura Fernando Lugo en Paraguay.

Aunque la propaganda falaz de la derecha presentaba a este cura separado por inconducta de la iglesia católica como un referente del marxismo y la izquierda radical durante su proselitismo, desde su presencia en el gobierno el Paraguay ha visto solo fortalecerse a la derecha.

Uno de los principales signos visibles es la influencia de la prensa hegemónica, en particular del diario ABC color, que con sus editoriales co-gobierna la república.

La abrumadora mayoría de los altos funcionarios del gobierno pertenecen a la línea dura del partido colorado, fueron partidarios del dictador Stroessner y/o lo siguen defendiendo.  Un ejemplo es el flamante director del SENACSA, referente de la “tierna podredumbre” de la militancia combatiente estronista, sector más radicalizado de choque entre los seguidores del desaparecido dictador.

Su secretario, su ex director de Yacyretá, todos los directores de medios hegemónicos que lo encubren, guardan relación con el apuntalamiento de la dictadura de Stroessner.

La confesión vino por parte de un conocido personero de la dictadura de Stroessner, connotado líder de ese grupo y ex ministro, Icho Planás, quien reconoció que Lugo recibió apoyo de los estronistas como parte de una estratagema para que la derecha vuelva con las botas puestas.

Lo anunciaban los grupos que rodeaban a Lugo, en su mayoría ONG derechistas ocultadas tras pequeños partidos mampara como el Pmas o Tekojoja, copados por supuestos activistas de izquierda en realidad vinculados a la embajada norteamericana de Asunción a través de USAID.  Ahí estaban presentes Camilo Soares, Guillermina Kanonikoff, Raul Monte Domecq, todos ellos viejos agentes de agencias de desestabilización y soborno internacional.

También lo anunciaban los medios ultraderechistas vinculados al National Endowment for Democracy, entre ellos los dirigidos por Aldo Zucolillo y Humberto Rubin, ABC color y Radio Ñanduti, secundados por el grupo multimedia de la misma familia Stroessner y otros empresarios enriquecidos a su sombra.  Todos ellos al decir del senador Juan Carlos Galaverna, contrabandistas, narcotraficantes,  evasores y mafiosos que si alguna vez criticaron a Stroessner fue porque ello ya les representó negocio, tras haber mamado de la sanguinaria dictadura por décadas. ¿Podía haberse esperado algún giro a la izquierda con tales puntales en el  proyecto luguista?

Lo expusimos en un medio chavista, Aporrea, antes del triunfo del cura en abril del 2008. Ver enlace:

http://www.aporrea.org/internacionales/a53579.html

El resultado está a la vista: estos propietarios de medios se han hecho tan poderosos que lograron separar a Galaverna del entorno del favorito a ganar las elecciones paraguayas del año 2013, Horacio Cartes, luego de haber deslizado críticas contra ellos que lleva repitiendo hace dos décadas.

Según el mismo Galaverna, el citado candidato se quejó de que en una reunión el mismo Cartes le advirtió que uno de los afectados por sus críticas, Antonio J. Vierci, le había amenazado con retirar de las góndolas de su cadena su supermercado los productos de sus industrias si no acallaba su críticas.

La derecha paraguaya y los referentes del imperialismo norteamericano en Paraguay jamás habían estado tan ensoberbecidos como hoy se encuentran, ante un personaje que pierde la calma ante el primer aullido de oligarca ganadero o sojero.  Y todo bajo un gobierno que los medios hegemónicos pretenden tildar de “izquierdista”.

Ya lo advertía Heinrich Boll que la izquierda tiene su ala derecha, la derecha su ala izquierda. Se oye murmullo de alas, pero ningún pájaro se eleva por los aires.