Cuando estudiaba Letras, algún profesor de lingüística trató de enseñarnos algo
de la gramática generativa de Noam Chomsky. Quizás porque no logré
comprender la complejidad del asunto, ignoré al personaje que no me resultaba
simpático. Ahora he recibido una comunicación con las 10 estrategias de
manipulación mediática de este autor que me han dejado perplejo, pues
tales estrategias se están desarrollando ante nuestros ojos y cumpliendo los
objetivos con toda exactitud. Quien quiera leerla completa puede encontrarla en
internet.
Desde este documento he encontrado un libro titulado Armas silenciosas
para guerras tranquilas, sin que conste su autor y aparecido en una
fotocopiadora desechada, que resulta altamente inquietante y que traducido al
español ha sido publicado en algunos blogs a los que se puede llegar a través de
internet.
La primera estrategia que indica Chomsky es la de la distracción, pues para
que exista control social hay que tener a la gente distraída y ocupada lejos de los
verdaderos problemas sociales e impedir al público que se interese por los
comportamientos esenciales. Vemos como se cumple nada más que consultando
las horas que pasamos ante el televisor viendo tonterías.
La segunda es crear problemas y después ofrecer soluciones. La gente
está agobiada con el botellón, por ejemplo, así los políticos ofrecerán resolver el
problema y la gente exigirá la solución aunque ello represente un recorte de las
libertades…o de nuestros ingresos en forma de impuestos.
La tercera estrategia es la de la gradualidad. Cualquier medida que tomen los
que nos gobiernan, si la va aplicando poco a poco, terminará por ser aceptada,
por ejemplo la reforma laboral.
La quinta es dirigirse al público como a criaturas de poca edad siguiendo
las técnicas publicitarias. Rara vez la gente reacciona contra las campañas
publicitarias que siempre acaba por seguir.
La sexta es utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
Lo emocional abre la puerta al inconsciente donde insertar ideas y hasta inducir
comportamientos.
La séptima es mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Cuanto más pobre sea la calidad de la educación más fácil será de mantener la
distancia entre las clases. No se educa para pensar y adquirir criterios propios
sino para la utilización de técnicas y aparatos que se ofrecen para el consumo.
La octava estrategia es estimular al público a ser complaciente con la
mediocridad. Esto hace tiempo que está funcionando pues la falta de modales
para la convivencia salta a la vista.
La novena sería reforzar la autoculpabilidad. Para manejar a la gente a
raya, hay que convencerlos de que si les va mal es por su culpa
La decima es el colofón de la manipulación: conocer a los individuos mejor
de lo que ellos mismos se conocen. El sistema está consiguiendo un
conocimiento mejor de los individuos sobre los que puede ejercer un mayor
control.
En la obra Armas silenciosas para guerras tranquilas, pueden
encontrarse todas estas estrategias desarrolladas científicamente, utilizando los
avances en la computación de todas las variables que configuran la economía, la
industria y el comportamiento de la población (armas silenciosas) para el
objetivo de tomar el control del mundo en una guerra tranquila.
Quizás comente en otro artículo su tabla de estrategias: Haga esto para
conseguir esto. La tercera dice: Atacar el núcleo familiar para controlar
le educación de la juventud. ¿Les suena esto?