El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva ha sido condenado este miércoles a nueve años y medio de cárcel por corrupción pasiva y blanqueo de dinero por su vinculación con una vivienda de lujo que habría sido entregada al antiguo mandatario como soborno.
El juez federal Sergio Moro ha concluido que existen pruebas sucientes
para condenar a Lula, que se convierte en el primer expresidente en ser
sentenciado por corrupción en Brasil por el dudoso rastro de 3,7 millones
de reales (1 millón de euros). Además de los nueve años y seis meses de
prisión, el fallo también contempla la inhabilitación para cargo público por
un periodo de 19 años.
Lula da Silva, investigado en la operación 'Lava Jato' que analiza la trama
corrupta en torno al gigante Petrobras, había sido acusado de beneciarse
del dinero desviado de la petrolera para la compra y reforma de un tríplex
en Guarujá (Sao Paulo). El dinero procedía de la compañía brasileña OAS,
que habría utilizado el inmueble como soborno a cambio de contratos.
"El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva tenía un papel relevante en el
esquema criminal", ha argumentado Moro, quien ha recordado que el
propio acusado admitió en su interrogatorio que era quien tenía "la última
palabra" en relación a ciertos nombramientos o adquisiciones.
El expresidente de OAS José Aldemário Pinheiro Filho tambien ha sido condenado en este caso, por corrupción activa y blanqueo
de dinero. No obstane, los 10 años y ocho meses que ha dictado el juez para él quedarán reducidos gracias a un acuerdo de
delación rmado
con las autoridades.
SIN CÁRCEL DE MOMENTO
La sentencia es recurrible y el juez Moro, en aras de la "prudencia", ha optado por esperar a que sea en segunda instancia donde
se pueda pedir la prisión provisional para Lula. En este sentido, ha admitido que el encarcelamiento de un expresidente implica
"ciertos traumas", según 'Folha de Sao Paulo'.
Lula tiene pendiente también otras cuatro causas vinculadas a 'Lava Jato', pero aún así mantiene una popularidad al alza entre una
ciudadanía que ha visto sacudida toda su clase política y empresarial en estos últimos años. Los últimos sondeos sitúan al antiguo
mandatario como el favorito para las elecciones presidenciales de 2018.
El Partido de los Trabajadores (PT) ha defendido en un comunicado la "absoluta inocencia" de Lula y ha enmarcado la sentencia
dentro de una "persecución política" contra el mandatario. Por su parte, la presidenta nacional de esta formación, Gleisi Homann,
ha vinculado el fallo con los comicios del próximo año: "Si quieren quitar a Lula de la vida política, sean decentes y valientes, lancen
un candidato y luchen en mlas urnas".
El exmandataro brasileño también ha recibido el apoyo del presidente de Bolivia, Evo Morales, que ha dado su apoyo "al hermano
Lula da Silva" frente a lo que ha descrito como una "cacería de brujas". "Un golpe judicial al hermano Lula, candidato potencial que
garantizaba la victoria del pueblo brasileño", ha lamentado en su cuenta de Twitter