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La presencia de materiales tóxicos es patente

Cosméticos, con cautela

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La belleza, la higiene o los simples cuidades del cuerpo, son importantes para el mantenimiento de una vida confortable. Dejaré a un lado los cuidados naturales para conseguir estos objetivos, que siempre son los más básicos y accesibles; para centrar la atención en aquellos productos artificiales utilizados con esas intenciones. Aprovecho la publicación de un reciente artículo de Lauren Vogel en el Canadian Medical Association Journal que perfila muy bien la situación de estas sustancias; y sus consideraciones en torno a un campo tan amplio como el de los COSMÉTICOS. La enorme difusión de su utilización no requiere explicaciones complejas, es evidente por sí misma. En cambio, quizá nos asombre el gran número de sustancias involucradas, no siempre bien estudiadas, y a veces disimuladas u ocultadas.

El listado engloba GRAN NÚMERO de productos con repercusiones variadas de mayor o menor gravedad. Así, cremas hidratantes, champús o desodorantes, pastas de dientes, cremas de protección solar, fijadores, maquillajes, espumas, abrillantadores, en una referencia interminable. Cada uno, a su vez, está compuesto por cientos de ingredientes. Un champú puede tener más de 60 ingredientes y una crema hidratante unos 30. El plomo en pinturas labiales, agentes carcinógenos en champús de bebés, o formol en cierta plancha del pelo aunque se comercializaba como formaldehído libre mucho menos tóxico, se fueron descubriendo. Los trabajadores de salones de belleza y los usuarios sufrieron heridas, irritaciones oculares y trastornos del sistema nervioso, problemas respiratorios, vómitos dolor en el pecho y erupción cutánea como consecuencia del uso de la plancha, que permanece en el mercado porque la FDA no estaba autorizada a retirar los cosméticos.

¿Hasta qué punto se conocen y difunden sus efectos tóxicos? Aunque parezca mentira, la poderosa Food and Drug Administration (FDA) de EEUU no parece disponer de todas las autorizaciones pertinentes para esa investigación, puesto que solicita su habilitación al respecto. La provocación de cáncer, defectos genéticos y otras enfermedades subyacen en este espinoso asunto. Las leyes se quedan anticuadas (1938 la que mencionan) y ya exigían el listado de la mayoría de productos utilizados, no de todos. Así mismo debían comprobar su carácter inofensivo. ¿Cómo? ¿Hasta qué punto? La FDA alega que las falsedades o irregularidades no son fáciles de perseguir. Ese combate exige laboriosos procesos judiciales.

La composición creíble de los productos nos trae de cabeza. Varios estudios han indicado que en una gran cantidad de productos cosméticos se detectan metales pesados de carácter tóxico. Han sido identificados más de 10.500 productos químicos industriales como ingredientes de productos cosméticos. Incluyen carcinógenos, pesticidas, tóxicos reproductivos, plastificantes, desengrasantes, disruptores endocrinos y surfactantes. Las diferentes vías de penetración de las sustancias harán variar los trastornos, sean por inhalación, a través de la piel, etc.

La llamada DOCENA SUCIA de dichos productos recoge los más usados y peligrosos: 1. BHA y BHT, antioxidantes (Cremas hidratantes y maquillajes), pueden provocar cáncer y alteraciones hormonales. Nocivos para peces y otros animales. 2. Colorantes de alquitrán. Usados en tintes para el cabello. Potenciales cancerígenos y tóxicos cerebrales. 3. DEA cocamida. En cremas, espumas y champús. Formadores de nitrosaminas cancerígenas. 4. Ftalato de dibutilo (Cuidado de las uñas. Tóxico para la reproducción y provoca alteraciones hormonales. 5. Formaldehído de liberación que es cancerígeno. 6. Conservantes de Paraben. Interfieren en la reproducción y efectos hormonales. 7 Perfumes. Algunas fragancias provocan alergias y asma, también son cancerígenos y neurotóxicos. 8. Polietilenglicol de cremas cosméticas, potencial cancerígeno. 9. Petrolato. Para el brillo del cabello, cremas y barras de labio. Puede causar cáncer. 10. Siloxanos. Suavizantes y humectantes. Provocan alteraciones hormonales y de la reproducción. 11. Sulfato de sodio. (Espumantes y productos de limpieza con burbujas). Son potenciales cancerígenos. 12. Triclosán. Antibacteriano en pastas dentales, desodorantes y productos de limpieza, origina resistencias a los antibióticos y alteraciones hormonales.

En una encuesta de la fundación Suzuki, casi el 80 % de los productos contenían un ingrediente de la Docena Sucia. Más de la mitad contenían múltiples. En un millar de productos no fue posible identificar los ingredientes de esta lista, aunque si los llevaban. Fragancias, PEG, Sal sulfato sodica del Laureato o colorantes de alquitrán, son bastante generales en los cosméticos, a veces en el 60 % de ellos. Metales como el berilio, cadmio, niquel e incluso plomo, es frecuente que aparezcan en el 100 % de algunos grupos de cosméticos,. Arsénico, selenio o talio en menores proporciones. Cada uno de ellos con nuevos efectos peligrosos. Aparte de los cosméticos, también hay otras fuentes de entrada para estos metales y se suman las cantidades. La eliminación es compleja, algunos metales como el plomo, cadmio o cromo, pueden tardar 40 años en desaparecer del cuerpo y contribuyen al la suma.

Las cantidades pequeñísimas de unos metales ¿Deben ser motivo de preocupación? La ciencia no ha establecido límites precisos, peor aún cuando la duración del efecto en el tiempo y las combinaciones de metales complican los estudios. Incluso pequeñas cantidades pueden ser motivo de preocupación ya que todo suma. Los nuevos avances en la ciencia han puesto de manifiesto los riesgos de salud de la exposición repetida a dosis bajas de productos químicos peligrosos. No es suficiente con una mirada sobre las dosis establecidas como de límite tóxico. Las pequeñas cantidades actúan como XENOBIÓTICOS, estimulando reacciones diversas en las funciones del organismo, con un agravante serio, la duración de esos efectos puede prolongarse durante meses o años. A lo que debemos añadir la dificultad para su detección en momentos oportunos, debido sobre todo a su menudencia.

Entre los trastornos neurológicos citemos los nerviosismos, cambios degenerativos, pérdida de memoria, dolores osteomusculares. Sumando alteraciones cardiovasculares, arritmias, cambios inmunitarios, dermatitis, gastritis y alteraciones hormonales. No son bien conocidos el conjunto de efectos carcinógenos, toxinas sobre la reproducción, neurotoxinas; sólo por citar algunos. Será imposible su eliminación total, como ellos dicen no vivimos en una burbuja; pero si conviene una mejor toma de conciencia sobre un uso tan generalizado. No ovidemos ese concepto de la BIOACUMULACIÓN, que recoge desde la ingestión de alimentos al medio ambiente.

La presencia de estos materiales tóxicos es patente. La regulación nunca será completa. Por lo tanto, las medidas de protección y vigilancia conviene que las mantengamos activas. El etiquetado debe ser completo. La contaminación del medio ambiente planea también sobre todo el asunto. Algunas compañías se están dirigiendo a los compuestos vegetales que también plantean otros interrogantes. Incluso se mezclan leyes reguladoras muy diferentes de unos países a otros y se importan productos ¿De dónde? No se libra nadie, ni la empresa de mayor prestigio.

Cosméticos, con cautela

La presencia de materiales tóxicos es patente
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 21 de octubre de 2011, 06:40 h (CET)
La belleza, la higiene o los simples cuidades del cuerpo, son importantes para el mantenimiento de una vida confortable. Dejaré a un lado los cuidados naturales para conseguir estos objetivos, que siempre son los más básicos y accesibles; para centrar la atención en aquellos productos artificiales utilizados con esas intenciones. Aprovecho la publicación de un reciente artículo de Lauren Vogel en el Canadian Medical Association Journal que perfila muy bien la situación de estas sustancias; y sus consideraciones en torno a un campo tan amplio como el de los COSMÉTICOS. La enorme difusión de su utilización no requiere explicaciones complejas, es evidente por sí misma. En cambio, quizá nos asombre el gran número de sustancias involucradas, no siempre bien estudiadas, y a veces disimuladas u ocultadas.

El listado engloba GRAN NÚMERO de productos con repercusiones variadas de mayor o menor gravedad. Así, cremas hidratantes, champús o desodorantes, pastas de dientes, cremas de protección solar, fijadores, maquillajes, espumas, abrillantadores, en una referencia interminable. Cada uno, a su vez, está compuesto por cientos de ingredientes. Un champú puede tener más de 60 ingredientes y una crema hidratante unos 30. El plomo en pinturas labiales, agentes carcinógenos en champús de bebés, o formol en cierta plancha del pelo aunque se comercializaba como formaldehído libre mucho menos tóxico, se fueron descubriendo. Los trabajadores de salones de belleza y los usuarios sufrieron heridas, irritaciones oculares y trastornos del sistema nervioso, problemas respiratorios, vómitos dolor en el pecho y erupción cutánea como consecuencia del uso de la plancha, que permanece en el mercado porque la FDA no estaba autorizada a retirar los cosméticos.

¿Hasta qué punto se conocen y difunden sus efectos tóxicos? Aunque parezca mentira, la poderosa Food and Drug Administration (FDA) de EEUU no parece disponer de todas las autorizaciones pertinentes para esa investigación, puesto que solicita su habilitación al respecto. La provocación de cáncer, defectos genéticos y otras enfermedades subyacen en este espinoso asunto. Las leyes se quedan anticuadas (1938 la que mencionan) y ya exigían el listado de la mayoría de productos utilizados, no de todos. Así mismo debían comprobar su carácter inofensivo. ¿Cómo? ¿Hasta qué punto? La FDA alega que las falsedades o irregularidades no son fáciles de perseguir. Ese combate exige laboriosos procesos judiciales.

La composición creíble de los productos nos trae de cabeza. Varios estudios han indicado que en una gran cantidad de productos cosméticos se detectan metales pesados de carácter tóxico. Han sido identificados más de 10.500 productos químicos industriales como ingredientes de productos cosméticos. Incluyen carcinógenos, pesticidas, tóxicos reproductivos, plastificantes, desengrasantes, disruptores endocrinos y surfactantes. Las diferentes vías de penetración de las sustancias harán variar los trastornos, sean por inhalación, a través de la piel, etc.

La llamada DOCENA SUCIA de dichos productos recoge los más usados y peligrosos: 1. BHA y BHT, antioxidantes (Cremas hidratantes y maquillajes), pueden provocar cáncer y alteraciones hormonales. Nocivos para peces y otros animales. 2. Colorantes de alquitrán. Usados en tintes para el cabello. Potenciales cancerígenos y tóxicos cerebrales. 3. DEA cocamida. En cremas, espumas y champús. Formadores de nitrosaminas cancerígenas. 4. Ftalato de dibutilo (Cuidado de las uñas. Tóxico para la reproducción y provoca alteraciones hormonales. 5. Formaldehído de liberación que es cancerígeno. 6. Conservantes de Paraben. Interfieren en la reproducción y efectos hormonales. 7 Perfumes. Algunas fragancias provocan alergias y asma, también son cancerígenos y neurotóxicos. 8. Polietilenglicol de cremas cosméticas, potencial cancerígeno. 9. Petrolato. Para el brillo del cabello, cremas y barras de labio. Puede causar cáncer. 10. Siloxanos. Suavizantes y humectantes. Provocan alteraciones hormonales y de la reproducción. 11. Sulfato de sodio. (Espumantes y productos de limpieza con burbujas). Son potenciales cancerígenos. 12. Triclosán. Antibacteriano en pastas dentales, desodorantes y productos de limpieza, origina resistencias a los antibióticos y alteraciones hormonales.

En una encuesta de la fundación Suzuki, casi el 80 % de los productos contenían un ingrediente de la Docena Sucia. Más de la mitad contenían múltiples. En un millar de productos no fue posible identificar los ingredientes de esta lista, aunque si los llevaban. Fragancias, PEG, Sal sulfato sodica del Laureato o colorantes de alquitrán, son bastante generales en los cosméticos, a veces en el 60 % de ellos. Metales como el berilio, cadmio, niquel e incluso plomo, es frecuente que aparezcan en el 100 % de algunos grupos de cosméticos,. Arsénico, selenio o talio en menores proporciones. Cada uno de ellos con nuevos efectos peligrosos. Aparte de los cosméticos, también hay otras fuentes de entrada para estos metales y se suman las cantidades. La eliminación es compleja, algunos metales como el plomo, cadmio o cromo, pueden tardar 40 años en desaparecer del cuerpo y contribuyen al la suma.

Las cantidades pequeñísimas de unos metales ¿Deben ser motivo de preocupación? La ciencia no ha establecido límites precisos, peor aún cuando la duración del efecto en el tiempo y las combinaciones de metales complican los estudios. Incluso pequeñas cantidades pueden ser motivo de preocupación ya que todo suma. Los nuevos avances en la ciencia han puesto de manifiesto los riesgos de salud de la exposición repetida a dosis bajas de productos químicos peligrosos. No es suficiente con una mirada sobre las dosis establecidas como de límite tóxico. Las pequeñas cantidades actúan como XENOBIÓTICOS, estimulando reacciones diversas en las funciones del organismo, con un agravante serio, la duración de esos efectos puede prolongarse durante meses o años. A lo que debemos añadir la dificultad para su detección en momentos oportunos, debido sobre todo a su menudencia.

Entre los trastornos neurológicos citemos los nerviosismos, cambios degenerativos, pérdida de memoria, dolores osteomusculares. Sumando alteraciones cardiovasculares, arritmias, cambios inmunitarios, dermatitis, gastritis y alteraciones hormonales. No son bien conocidos el conjunto de efectos carcinógenos, toxinas sobre la reproducción, neurotoxinas; sólo por citar algunos. Será imposible su eliminación total, como ellos dicen no vivimos en una burbuja; pero si conviene una mejor toma de conciencia sobre un uso tan generalizado. No ovidemos ese concepto de la BIOACUMULACIÓN, que recoge desde la ingestión de alimentos al medio ambiente.

La presencia de estos materiales tóxicos es patente. La regulación nunca será completa. Por lo tanto, las medidas de protección y vigilancia conviene que las mantengamos activas. El etiquetado debe ser completo. La contaminación del medio ambiente planea también sobre todo el asunto. Algunas compañías se están dirigiendo a los compuestos vegetales que también plantean otros interrogantes. Incluso se mezclan leyes reguladoras muy diferentes de unos países a otros y se importan productos ¿De dónde? No se libra nadie, ni la empresa de mayor prestigio.

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