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Por lo visto, este cacareado acuerdo de modificación de algunos artículos de la Constitución, esconde una trampa

¿Una reforma constitucional descafeinada?

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Existe un adagio escolástico, que habla sobre las equivocaciones humanas, en el que literalmente se dice: “Errar es humano, perseverar en el error es diabólico”. Como, efectivamente, me equivoqué, dejándome llevar por la euforia de que al menos una vez, en las dos legislaturas del PSOE en el gobierno, esta formación y el PP hubieran conseguido aunar posiciones y llegar a un acuerdo en algo que parecía ser fundamental para la futura marcha de la economía del país y, siendo una persona que se espanta ante la simple mención del diablo (siempre me ha inspirado mucho temor este ángel caído conocido como Lucifer), me apresuro a entonar el mea culpa y a rectificar mi criterio a lo que, sin duda, me ha impulsado, un artículo muy esclarecedor del señor M..Llamas, de LD, en el que desvela con gran nitidez como, al fin y al cabo, la influencia de nuestro Rasputín particular, el señor Rubalcaba, ha conseguido, una vez más, llevarse al huerto a Zapatero, Rajoy y a la pizpireta Soraya Sáez de Santamaría (alguien que, con todo el respeto que me merece como persona, tiene más entusiasmo que ciencia y, por supuesto, que experiencia); recortando el contenido de la propuesta, dando al traste con todas las ilusiones que habíamos puesto en esta reforma constitucional.

Por lo visto, este cacareado acuerdo de modificación de algunos artículos de la Constitución, esconde una trampa. En muchas ocasiones hemos hablado de la gran habilidad del PSOE en vender humo a buen precio. Una vez más parece que lo ha conseguido y, con ello –faltará ver si es así –, seguramente piensa lograr que Europa, el BCE y los señores Sarkozy y Merkel den por buena la reforma que le exigieron a ZP para que el BCE siguiera comprando deuda española a un interés más bajo que el del mercado. Uno llegó a pensar que, por fin, se les iba a poner freno a los despilfarros de ciertas autonomías; se les iban a cortar las alas a los partidos nacionalistas y se iba a poner orden en los excesos de nuestros políticos. ¡Nuestro gozo en un pozo! Al parecer, no se trata más que de darle carpetazo a una molesta exigencia de la CE y el BCE y, con ello, si Dios no lo remedia, se podrán seguir cometiendo atentados contra el bolsillo de los ciudadanos, exigiéndonos el pago de más impuestos, congelando salarios y pensiones, recortando gastos en Seguridad Social y en sueldos de los funcionarios basándose, simplemente, en que las aparentes limitaciones, los frenos al gasto público y la contención de la deuda y del déficit sólo surtirá efecto cuando “el déficit estructural” o sea, en román paladino, “ cuando se gasta más de lo que se ingresa cuando la economía está en pleno empleo”, así lo exija.

¡La fastidiamos! Si ya nos parecía antes una medida demasiado a “largo plazo” (se hablaba de una puesta en práctica para el año 2018 o 2020); ahora ya nos parece simplemente una simple fábula al estilo del famoso cuento de La Lechera; porque el hecho de que, en España, se llegue a conseguir el pleno empleo es algo tan inverosímil como que el año que viene podamos viajar de gratis a Marte. El señor Llamas recuerda, con muy buen sentido, que España, como todas la naciones de la CE, ya cuentan con un límite legal en materia de déficit y deuda llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE, un tratado internacional de obligado cumplimiento para Europa y que, en consecuencia, está incorporado al ordenamiento jurídico español, otra cosa es que se respete en ningún país. No entraré a comentar todas las particularidades que están plenamente detalladas y definidas en el artículo al que me refiero, porque no es esta mi intención. Baste decir que, como en tantas otras ocasiones, nos han vuelto a llevar al huerto y mucho me temo que han pretendido endosarles a nuestros socios del resto de Europa, una de estas engañifas tan propias de la picaresca española, tan bien representada en obras como El Lazarillo de Tormes o El Guzmán de Alfatache.
Sin embargo, tengo que confesarles que no acabo de salir de mi perplejidad porque, si es que no se trata de ganar tiempo, de prolongar por unos meses las ventas de deuda a un interés razonable al BCE; no acabamos de verle la finalidad de tratar de darle con queso a Bruselas y al BCE, si todos sabemos que, de continuar la deriva en la crisis en que nos han metido, más bien pronto que tarde estaremos, de nuevo, en una situación tan precaria o más que la que hemos padecido recientemente; lo que ha comportado el tener que ser rescatados in extremis, para evitar que, el desmoronamiento de España y la insolvencia de Grecia, acabaran de una vez con este sueño, que cada vez parece más problemático, de la moneda única europea. No existen ningunos “brotes verdes” que nos permitan albergar la esperanza de que, en unos pocos meses, yo diría años, nuestras empresas puedan recobrar la normalidad, estén en condiciones de mejorar su productividad y de entrar en competencia con las alemanas y francesas y, lo que todavía resulta más problemático, que puedan a empezar, de nuevo, a crear puestos de trabajo a pesar de las tímidas medidas que parece que, el Gobierno, se ha decidido, por fin, a poner en práctica, para flexibilizar un poco las rígidas plantillas de nuestras empresas.

Todavía más preocupantes son las informaciones que aparecen hoy, en la prensa, que anuncian que, el consumo privado, cae por primera vez desde el 2010 o que, el retroceso de la demanda nacional se acelera desde el 0’4% al 1’9% o, que la exportaciones bajaron de abril a junio en 1’9%, mientras que las importaciones lo hicieron en 1’7%.; todo ello acompañado por un descenso generalizado, en toda la Zona Euro, de la confianza de los consumidores, el mayor en 20 años. No olvidemos que, al menos por lo que respeta a España, el contagio del efecto Grecia e Irlanda nos sigue afectando y sólo nos libra de seguir sus pasos el hecho afortunado de que, el BCE, sigue comprándonos deuda. Hará falta ver si, esta práctica (que ya ha sido cuestionada ante la Justicia comunitaria por algunos de los países, que consideran que se está extralimitando de sus competencias); seguirá, como hasta ahora, o llegará un momento en que este recurso deje de ser viable. Si las dotaciones al famoso Fondo de Rescate de la CE no llegan a tiempo para que España pueda acudir a ellas, antes de que se cierre la espita del BCE, es evidente que vamos a tener graves dificultades.

Tenemos la impresión de que, además de la evidente división dentro del PSOE y de las corrientes que critican las últimas decisiones de ZP; no está claro si, la mayoría de los barones del partido, están por la labor de apoyar al señor Rubalcaba, muy dañado por esta decisión de modificar la Constitución para limitar el techo de déficit y endeudamiento. Algo difícil de explicar a los votantes habituales del PSOE. El mayor peligro que nos acecha es que, como ya parece adivinarse en algunos partidos, como el propio PC del señor Cayo Lara, intenten sacar provecho de la debilidad del gobierno, amenazando con sacar a los descontentos a la calle, como ya hemos tenido ocasión de contemplar, en las calles de Madrid y Barcelona, con los Indignados que, con el beneplácito y conformidad del ministerio del Interior, han puesto en jaque a la policía, se han burlado de la legalidad y han impuesto su ley antidemocrática por encima de los derechos legítimos del resto de ciudadanos y de los comerciantes, a los que han perjudicado gravemente.

No está el horno para bollos ni para aventuras que entrañan un peligro, que parecía lejano, pero que, a medida que la situación se va complicando, cada vez nos parece más evidente. El de una ruptura interna del país. O esta es mi percepción de la situación.

¿Una reforma constitucional descafeinada?

Por lo visto, este cacareado acuerdo de modificación de algunos artículos de la Constitución, esconde una trampa
Miguel Massanet
lunes, 29 de agosto de 2011, 06:45 h (CET)
Existe un adagio escolástico, que habla sobre las equivocaciones humanas, en el que literalmente se dice: “Errar es humano, perseverar en el error es diabólico”. Como, efectivamente, me equivoqué, dejándome llevar por la euforia de que al menos una vez, en las dos legislaturas del PSOE en el gobierno, esta formación y el PP hubieran conseguido aunar posiciones y llegar a un acuerdo en algo que parecía ser fundamental para la futura marcha de la economía del país y, siendo una persona que se espanta ante la simple mención del diablo (siempre me ha inspirado mucho temor este ángel caído conocido como Lucifer), me apresuro a entonar el mea culpa y a rectificar mi criterio a lo que, sin duda, me ha impulsado, un artículo muy esclarecedor del señor M..Llamas, de LD, en el que desvela con gran nitidez como, al fin y al cabo, la influencia de nuestro Rasputín particular, el señor Rubalcaba, ha conseguido, una vez más, llevarse al huerto a Zapatero, Rajoy y a la pizpireta Soraya Sáez de Santamaría (alguien que, con todo el respeto que me merece como persona, tiene más entusiasmo que ciencia y, por supuesto, que experiencia); recortando el contenido de la propuesta, dando al traste con todas las ilusiones que habíamos puesto en esta reforma constitucional.

Por lo visto, este cacareado acuerdo de modificación de algunos artículos de la Constitución, esconde una trampa. En muchas ocasiones hemos hablado de la gran habilidad del PSOE en vender humo a buen precio. Una vez más parece que lo ha conseguido y, con ello –faltará ver si es así –, seguramente piensa lograr que Europa, el BCE y los señores Sarkozy y Merkel den por buena la reforma que le exigieron a ZP para que el BCE siguiera comprando deuda española a un interés más bajo que el del mercado. Uno llegó a pensar que, por fin, se les iba a poner freno a los despilfarros de ciertas autonomías; se les iban a cortar las alas a los partidos nacionalistas y se iba a poner orden en los excesos de nuestros políticos. ¡Nuestro gozo en un pozo! Al parecer, no se trata más que de darle carpetazo a una molesta exigencia de la CE y el BCE y, con ello, si Dios no lo remedia, se podrán seguir cometiendo atentados contra el bolsillo de los ciudadanos, exigiéndonos el pago de más impuestos, congelando salarios y pensiones, recortando gastos en Seguridad Social y en sueldos de los funcionarios basándose, simplemente, en que las aparentes limitaciones, los frenos al gasto público y la contención de la deuda y del déficit sólo surtirá efecto cuando “el déficit estructural” o sea, en román paladino, “ cuando se gasta más de lo que se ingresa cuando la economía está en pleno empleo”, así lo exija.

¡La fastidiamos! Si ya nos parecía antes una medida demasiado a “largo plazo” (se hablaba de una puesta en práctica para el año 2018 o 2020); ahora ya nos parece simplemente una simple fábula al estilo del famoso cuento de La Lechera; porque el hecho de que, en España, se llegue a conseguir el pleno empleo es algo tan inverosímil como que el año que viene podamos viajar de gratis a Marte. El señor Llamas recuerda, con muy buen sentido, que España, como todas la naciones de la CE, ya cuentan con un límite legal en materia de déficit y deuda llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE, un tratado internacional de obligado cumplimiento para Europa y que, en consecuencia, está incorporado al ordenamiento jurídico español, otra cosa es que se respete en ningún país. No entraré a comentar todas las particularidades que están plenamente detalladas y definidas en el artículo al que me refiero, porque no es esta mi intención. Baste decir que, como en tantas otras ocasiones, nos han vuelto a llevar al huerto y mucho me temo que han pretendido endosarles a nuestros socios del resto de Europa, una de estas engañifas tan propias de la picaresca española, tan bien representada en obras como El Lazarillo de Tormes o El Guzmán de Alfatache.
Sin embargo, tengo que confesarles que no acabo de salir de mi perplejidad porque, si es que no se trata de ganar tiempo, de prolongar por unos meses las ventas de deuda a un interés razonable al BCE; no acabamos de verle la finalidad de tratar de darle con queso a Bruselas y al BCE, si todos sabemos que, de continuar la deriva en la crisis en que nos han metido, más bien pronto que tarde estaremos, de nuevo, en una situación tan precaria o más que la que hemos padecido recientemente; lo que ha comportado el tener que ser rescatados in extremis, para evitar que, el desmoronamiento de España y la insolvencia de Grecia, acabaran de una vez con este sueño, que cada vez parece más problemático, de la moneda única europea. No existen ningunos “brotes verdes” que nos permitan albergar la esperanza de que, en unos pocos meses, yo diría años, nuestras empresas puedan recobrar la normalidad, estén en condiciones de mejorar su productividad y de entrar en competencia con las alemanas y francesas y, lo que todavía resulta más problemático, que puedan a empezar, de nuevo, a crear puestos de trabajo a pesar de las tímidas medidas que parece que, el Gobierno, se ha decidido, por fin, a poner en práctica, para flexibilizar un poco las rígidas plantillas de nuestras empresas.

Todavía más preocupantes son las informaciones que aparecen hoy, en la prensa, que anuncian que, el consumo privado, cae por primera vez desde el 2010 o que, el retroceso de la demanda nacional se acelera desde el 0’4% al 1’9% o, que la exportaciones bajaron de abril a junio en 1’9%, mientras que las importaciones lo hicieron en 1’7%.; todo ello acompañado por un descenso generalizado, en toda la Zona Euro, de la confianza de los consumidores, el mayor en 20 años. No olvidemos que, al menos por lo que respeta a España, el contagio del efecto Grecia e Irlanda nos sigue afectando y sólo nos libra de seguir sus pasos el hecho afortunado de que, el BCE, sigue comprándonos deuda. Hará falta ver si, esta práctica (que ya ha sido cuestionada ante la Justicia comunitaria por algunos de los países, que consideran que se está extralimitando de sus competencias); seguirá, como hasta ahora, o llegará un momento en que este recurso deje de ser viable. Si las dotaciones al famoso Fondo de Rescate de la CE no llegan a tiempo para que España pueda acudir a ellas, antes de que se cierre la espita del BCE, es evidente que vamos a tener graves dificultades.

Tenemos la impresión de que, además de la evidente división dentro del PSOE y de las corrientes que critican las últimas decisiones de ZP; no está claro si, la mayoría de los barones del partido, están por la labor de apoyar al señor Rubalcaba, muy dañado por esta decisión de modificar la Constitución para limitar el techo de déficit y endeudamiento. Algo difícil de explicar a los votantes habituales del PSOE. El mayor peligro que nos acecha es que, como ya parece adivinarse en algunos partidos, como el propio PC del señor Cayo Lara, intenten sacar provecho de la debilidad del gobierno, amenazando con sacar a los descontentos a la calle, como ya hemos tenido ocasión de contemplar, en las calles de Madrid y Barcelona, con los Indignados que, con el beneplácito y conformidad del ministerio del Interior, han puesto en jaque a la policía, se han burlado de la legalidad y han impuesto su ley antidemocrática por encima de los derechos legítimos del resto de ciudadanos y de los comerciantes, a los que han perjudicado gravemente.

No está el horno para bollos ni para aventuras que entrañan un peligro, que parecía lejano, pero que, a medida que la situación se va complicando, cada vez nos parece más evidente. El de una ruptura interna del país. O esta es mi percepción de la situación.

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