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Un efecto paradojal surtió la campaña del luguismo contra Hortensia Morán, a quien de tanto tratar de humillar terminaron convirtiendo en estrella de TV

Hortensia Morán levanta vuelo

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Dijo el teólogo Erasmo de Rotterdam que la mujer es un animal inepto y estúpido aunque agradable y gracioso, concepto que al parecer abunda entre sus colegas aunque sea los falsos teólogos de la liberación como el cura Fernando Lugo.

Curiosamente, este exponente del “machismo con compromiso popular” llegó a la presidencia del Paraguay apoyado por las ”feministas” de este país que ostenta como deshonrosas credenciales de cultura machista, el hito histórico de haber sido el último país de la región en conceder el sufragio femenino. Rosa Luxemburgo, Angélica Balabanoff o Silvia Pankhust pueden ser referentes para muchas feministas paraguayas, pero para ellas la perspectiva de género estuvo lejos de valer una candidata durante las elecciones del 2008 en Paraguay. La mayoría de ellas se sintió, curiosamente, más atraída por un obispo católico jubilado, representante de un culto que niega el sacerdocio a las mujeres, se opone con vehemencia al aborto y en Latinoamérica representa lo más funesto de un pasado genocida.

Así se inició el calvario de mujeres paraguayas como Hortensia Morán, madre de un hijo no reconocido por el cura Fernando Lugo, a quien el oficialismo intentó poner en la picota con unas cuestionadas pruebas de ADN, que hoy la justicia volvió a poner en entredicho.

La falsificación del ADN
Dice el humorista Woody Allen que una de las dificultades para probar que existe vida en otros planetas es que para corroborarlo debe hallarse ácidos nucleicos a siderales distancias de nuestro planeta, y tales sustancias no son muy sociables pues ni siquiera se dejan ver en las fiestas.
La apreciación también puede aplicarse al ADN del cura Fernando Lugo, dado que para afrontar una demanda por paternidad irresponsable exigió que se le extraigan las muestras en la misma residencia presidencial, rodeado de un ejército de matones y adulones.

El resultado previsible es que el itinerario de las muestras, extraídas en una sola vez y enviadas a tres laboratorios diferentes, constituya un enigma tan insondable como el de la desaparición de los dinosaurios.

Como expresara en su muy leída columna la periodista Carla Fabri “Para salirse con la suya y en el momento que le convenía, el poderoso recurrió a la ciencia, que es la otra forma de religión de quienes tienen su fe puesta en las “pruebas irrefutables”. No le cuesta nada hacerle trampa a la fe científica, a alguien acostumbrado a hacerle trampa a la fe religiosa.

Luego de huir desesperado de la prueba por casi dos años, finalmente Lugo aceptó a fines del 2010 a someterse al examen de rigor. Acababa de volver del Brasil, de una sesión de quimioterapia atribuida a su grave linfoma en fase 4.

Cabe aclarar que el laboratorio es solamente responsable de examinar las muestras que les son dadas, porque no hay manera de saber con absoluta seguridad si las muestras que reciben para analizar corresponden a una identidad determinada. Pueden darse fallas en la custodia del transporte. Por eso hay centros de análisis clínicos que exigen que la toma de la muestra se haga en el mismo laboratorio. Cuando no es así, muchos laboratorios aclaran que estas pruebas no pueden usarse en una corte legal.

Una cobertura mediática digna de los funerales de Diana Spencer se encargó de cubrir la revelación de las “irrefutables” pruebas científicas, pero de unas muestras dudosas. El ADN, es bien sabido, es una prueba infalible pero si se tiene una certeza absoluta que las muestras pertenecen al investigado. Como expresara en su muy leída columna la periodista Carla Fabri “Para salirse con la suya y en el momento que le convenía, el poderoso recurrió a la ciencia, que es la otra forma de religión de quienes tienen su fe puesta en las “pruebas irrefutables”. No le cuesta nada hacerle trampa a la fe científica, a alguien acostumbrado a hacerle trampa a la fe religiosa.

Luego de huir desesperado de la prueba por casi dos años, finalmente Lugo aceptó a fines del 2010 a someterse al examen de rigor. Acababa de volver del Brasil, de una sesión de quimioterapia atribuida a su grave linfoma en fase 4.

Cabe aclarar que el laboratorio es solamente responsable de examinar las muestras que les son dadas, porque no hay manera de saber con absoluta seguridad si las muestras que reciben para analizar corresponden a una identidad determinada. Pueden darse fallas en la custodia del transporte. Por eso hay centros de análisis clínicos que exigen que la toma de la muestra se haga en el mismo laboratorio. Cuando no es así, muchos laboratorios aclaran que estas pruebas no pueden usarse en una corte legal.

Una cobertura mediática digna de los funerales de Diana Spencer se encargó de cubrir la revelación de las “irrefutables” pruebas científicas, pero de unas muestras dudosas. El ADN, es bien sabido, es una prueba infalible pero si se tiene una certeza absoluta que las muestras pertenecen al investigado.

La madre de todas las dudas la sembró el propio Lugo, cuando reconoció en 2009, un hijo que concibió con Viviana Carrillo, de 25 años, de nombre Guillermo Armindo, de 3 años. Su relación con Viviana se había iniciado cuando ella tenía apenas 15 años. Otra mujer, Benigna Leguizamón, una ex limpiadora del obispado de San Pedro, donde Lugo fungía de obispo católico titular de la diócesis, también le reclama judicialmente la paternidad de su hijo Lucas Fernando, de 7 años. Para intentar silenciar los casos de paternidad irresponsable, los secuaces de Lugo apelaron a todo tipo de artimañas, y se sabe que el abogado Marcos Fariña ofreció a las mujeres aceptar padres sustitutos, pensiones con dinero público y hasta viviendas en terrenos fiscales.

Un giro olímpico
En 1791 Olimpia de Gauges redactó su declaración de los derechos de la mujer, que aún sigue ausente de mención en la mayoría de los libros que hablan maravillas de la revolución francesa.

Al igual de lo que los misóginos esbirros del cura Fernando Lugo pretendieron hacer con Hortensia Morán, sus mismos compañeros de lucha en la revolución francesa enviaron a Olimpia a la guillotina, por la osadía de creer que los derechos ganados para los hombres libres también podrían ser aplicados a las mujeres. Está claro que nadie ni siquiera sueña hoy en comparar a Olimpia con Dantón o Marat, sería todo un ultraje a la historia machista que padecemos.

Un destino parecido fue tramado desde el poder en Paraguay, para convertir a Hortensia en una nueva Olimpia o una nueva Juana de Arco. Luego de acompañar al supuesto salvador de la patria durante toda su campaña y de haber llevado en el vientre al fruto de su relación con él, los designios arzobispales determinaron que debía arder en una pira funeraria. Todos los rubros que recibía para su hogar de niños carenciados debían ser recortados, inclusive los servicios básicos como la luz eléctrica de su guardería y su casa.

Ni siquiera le permitieron lanzar su libro, que sufrió la censura de la bancada del Frente Guazú en la Junta Municipal de Asunción y debió ser presentado en otro municipio.

Como en la parábola de David y Goliat, Hortensia resistió impasible la tempestad hasta que la fuerza del grande empezó a obrar en su contra, y la indignación popular hizo eclosión a través de un arma letal: la televisión. Capaz de crear, parafraseando a Joyce, con la inerte materia terrestre un ser nuevo, incorpóreo, imperecedero, capaz de volar.

Fue entonces que Hortensia extendió sus alas, y levanto vuelo.

Hortensia Morán levanta vuelo

Un efecto paradojal surtió la campaña del luguismo contra Hortensia Morán, a quien de tanto tratar de humillar terminaron convirtiendo en estrella de TV
Luis Agüero Wagner
viernes, 19 de agosto de 2011, 06:54 h (CET)
Dijo el teólogo Erasmo de Rotterdam que la mujer es un animal inepto y estúpido aunque agradable y gracioso, concepto que al parecer abunda entre sus colegas aunque sea los falsos teólogos de la liberación como el cura Fernando Lugo.

Curiosamente, este exponente del “machismo con compromiso popular” llegó a la presidencia del Paraguay apoyado por las ”feministas” de este país que ostenta como deshonrosas credenciales de cultura machista, el hito histórico de haber sido el último país de la región en conceder el sufragio femenino. Rosa Luxemburgo, Angélica Balabanoff o Silvia Pankhust pueden ser referentes para muchas feministas paraguayas, pero para ellas la perspectiva de género estuvo lejos de valer una candidata durante las elecciones del 2008 en Paraguay. La mayoría de ellas se sintió, curiosamente, más atraída por un obispo católico jubilado, representante de un culto que niega el sacerdocio a las mujeres, se opone con vehemencia al aborto y en Latinoamérica representa lo más funesto de un pasado genocida.

Así se inició el calvario de mujeres paraguayas como Hortensia Morán, madre de un hijo no reconocido por el cura Fernando Lugo, a quien el oficialismo intentó poner en la picota con unas cuestionadas pruebas de ADN, que hoy la justicia volvió a poner en entredicho.

La falsificación del ADN
Dice el humorista Woody Allen que una de las dificultades para probar que existe vida en otros planetas es que para corroborarlo debe hallarse ácidos nucleicos a siderales distancias de nuestro planeta, y tales sustancias no son muy sociables pues ni siquiera se dejan ver en las fiestas.
La apreciación también puede aplicarse al ADN del cura Fernando Lugo, dado que para afrontar una demanda por paternidad irresponsable exigió que se le extraigan las muestras en la misma residencia presidencial, rodeado de un ejército de matones y adulones.

El resultado previsible es que el itinerario de las muestras, extraídas en una sola vez y enviadas a tres laboratorios diferentes, constituya un enigma tan insondable como el de la desaparición de los dinosaurios.

Como expresara en su muy leída columna la periodista Carla Fabri “Para salirse con la suya y en el momento que le convenía, el poderoso recurrió a la ciencia, que es la otra forma de religión de quienes tienen su fe puesta en las “pruebas irrefutables”. No le cuesta nada hacerle trampa a la fe científica, a alguien acostumbrado a hacerle trampa a la fe religiosa.

Luego de huir desesperado de la prueba por casi dos años, finalmente Lugo aceptó a fines del 2010 a someterse al examen de rigor. Acababa de volver del Brasil, de una sesión de quimioterapia atribuida a su grave linfoma en fase 4.

Cabe aclarar que el laboratorio es solamente responsable de examinar las muestras que les son dadas, porque no hay manera de saber con absoluta seguridad si las muestras que reciben para analizar corresponden a una identidad determinada. Pueden darse fallas en la custodia del transporte. Por eso hay centros de análisis clínicos que exigen que la toma de la muestra se haga en el mismo laboratorio. Cuando no es así, muchos laboratorios aclaran que estas pruebas no pueden usarse en una corte legal.

Una cobertura mediática digna de los funerales de Diana Spencer se encargó de cubrir la revelación de las “irrefutables” pruebas científicas, pero de unas muestras dudosas. El ADN, es bien sabido, es una prueba infalible pero si se tiene una certeza absoluta que las muestras pertenecen al investigado. Como expresara en su muy leída columna la periodista Carla Fabri “Para salirse con la suya y en el momento que le convenía, el poderoso recurrió a la ciencia, que es la otra forma de religión de quienes tienen su fe puesta en las “pruebas irrefutables”. No le cuesta nada hacerle trampa a la fe científica, a alguien acostumbrado a hacerle trampa a la fe religiosa.

Luego de huir desesperado de la prueba por casi dos años, finalmente Lugo aceptó a fines del 2010 a someterse al examen de rigor. Acababa de volver del Brasil, de una sesión de quimioterapia atribuida a su grave linfoma en fase 4.

Cabe aclarar que el laboratorio es solamente responsable de examinar las muestras que les son dadas, porque no hay manera de saber con absoluta seguridad si las muestras que reciben para analizar corresponden a una identidad determinada. Pueden darse fallas en la custodia del transporte. Por eso hay centros de análisis clínicos que exigen que la toma de la muestra se haga en el mismo laboratorio. Cuando no es así, muchos laboratorios aclaran que estas pruebas no pueden usarse en una corte legal.

Una cobertura mediática digna de los funerales de Diana Spencer se encargó de cubrir la revelación de las “irrefutables” pruebas científicas, pero de unas muestras dudosas. El ADN, es bien sabido, es una prueba infalible pero si se tiene una certeza absoluta que las muestras pertenecen al investigado.

La madre de todas las dudas la sembró el propio Lugo, cuando reconoció en 2009, un hijo que concibió con Viviana Carrillo, de 25 años, de nombre Guillermo Armindo, de 3 años. Su relación con Viviana se había iniciado cuando ella tenía apenas 15 años. Otra mujer, Benigna Leguizamón, una ex limpiadora del obispado de San Pedro, donde Lugo fungía de obispo católico titular de la diócesis, también le reclama judicialmente la paternidad de su hijo Lucas Fernando, de 7 años. Para intentar silenciar los casos de paternidad irresponsable, los secuaces de Lugo apelaron a todo tipo de artimañas, y se sabe que el abogado Marcos Fariña ofreció a las mujeres aceptar padres sustitutos, pensiones con dinero público y hasta viviendas en terrenos fiscales.

Un giro olímpico
En 1791 Olimpia de Gauges redactó su declaración de los derechos de la mujer, que aún sigue ausente de mención en la mayoría de los libros que hablan maravillas de la revolución francesa.

Al igual de lo que los misóginos esbirros del cura Fernando Lugo pretendieron hacer con Hortensia Morán, sus mismos compañeros de lucha en la revolución francesa enviaron a Olimpia a la guillotina, por la osadía de creer que los derechos ganados para los hombres libres también podrían ser aplicados a las mujeres. Está claro que nadie ni siquiera sueña hoy en comparar a Olimpia con Dantón o Marat, sería todo un ultraje a la historia machista que padecemos.

Un destino parecido fue tramado desde el poder en Paraguay, para convertir a Hortensia en una nueva Olimpia o una nueva Juana de Arco. Luego de acompañar al supuesto salvador de la patria durante toda su campaña y de haber llevado en el vientre al fruto de su relación con él, los designios arzobispales determinaron que debía arder en una pira funeraria. Todos los rubros que recibía para su hogar de niños carenciados debían ser recortados, inclusive los servicios básicos como la luz eléctrica de su guardería y su casa.

Ni siquiera le permitieron lanzar su libro, que sufrió la censura de la bancada del Frente Guazú en la Junta Municipal de Asunción y debió ser presentado en otro municipio.

Como en la parábola de David y Goliat, Hortensia resistió impasible la tempestad hasta que la fuerza del grande empezó a obrar en su contra, y la indignación popular hizo eclosión a través de un arma letal: la televisión. Capaz de crear, parafraseando a Joyce, con la inerte materia terrestre un ser nuevo, incorpóreo, imperecedero, capaz de volar.

Fue entonces que Hortensia extendió sus alas, y levanto vuelo.

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Pienso, y esto no deja de ser una opinión exclusivamente personal, que la literatura debe estar escrita siempre desde el foco de la ilusión y la esperanza. Son los esenciales avituallamientos para la creatividad. No digo ya que las novelas deban tener un matiz rosa y de amores platónicos que nos alejan de la realidad. Porque ante todo hay que tener presente el punto de unión entre la ficción y la realidad.

Estoy arrepintiéndome de votar, arrepintiéndome de leer páginas de opinión política en la prensa, arrepintiéndome de acudir a manifestaciones manipuladas, arrepintiéndome de ver noticiarios de televisión y, mucho más, tertulias generalistas con tertulianos mediocres.

El padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi, en su obra "El Crimen de la Guerra"(1870), afirma: "No puede haber guerra justa, porque no hay guerra juiciosa. La guerra es la pérdida temporal del juicio". Asimismo, añade que "las guerras serán mas raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las invitan".

 
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