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"Romney Presidente" presenta un nuevo vídeo: Obama no funciona

Tras el chasco del techo de la deuda

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WASHINGTON - Unas horas antes de que las negociaciones del techo de la deuda entre el Presidente Obama y el presidente de la Cámara John Boehner se interrumpieran bruscamente, la prensa política recibía una misiva de la campaña presidencial de Romney que sirve de recordatorio de lo irrelevante que puede parecer el año que viene esta conmoción.

El asunto reza: "Romney Presidente presenta un nuevo vídeo: Obama no funciona: ¿Dónde está el empleo?"

El vídeo habla las dificultades que los nuevos licenciados universitarios se encuentran para trabajar en un mercado laboral brutal. Esta propaganda de campaña carga directamente contra el pilar central del apoyo político de Obama -- los jóvenes estadounidenses que por decenas de miles se prestaron voluntarios de su campaña en 2008 y le propulsaron a la victoria en un estado tras otro. Si el paro desilusiona a los suficientes, el presidente tendrá problemas.

El ejercicio de Romney era un ejemplo de política sin importancia que no es probable que cause sensación en el clima obsesionado con la deuda y el miedo al descubierto. Pero fue muy instructivo.

El mensaje de Romney estaba más relacionado con lo que preocupa a los electores que con la espectacular manifestación de disfuncionalidad que muestran los políticos de Washington. Considere un sondeo Gallup difundido la semana pasada. Preguntados por el problema más importante al que se enfrenta el país, el 31% de los estadounidenses dice que es la economía y un 27% adicional dice concretamente que es el paro y el empleo, hasta un total del 58%. Sólo el 16% contaba el déficit o la deuda.

Mientras el presidente era cazado en la trampa tendida por los Republicanos aprovechando el techo de la deuda, Romney hacía campaña por la cuestión que más mueve al electorado. Es una encantadora división del trabajo en el Partido Republicano. Obama está atrapado en las prioridades del movimiento fiscal. Romney no. Es política patas arriba.

Nada de esto quita el hecho de que Obama tenga motivos para enfadarse ante el colapso de sus conversaciones con Boehner. Tenía motivos para despacharse contra los legisladores Republicanos por negarse a aceptar el que habría sido un excelente acuerdo desde su propio punto de vista. Obama fue mucho más lejos para dar cabida a los conservadores en un acuerdo que se decanta decididamente hacia los recortes del gasto público. Como decía el presidente en persona, si el acuerdo que ofrecía era "desequilibrado", era porque desequilibraba de la parte de no incluir la recaudación suficiente. Esto habría desilusionado mucho a los propios partidarios de Obama.

Al rechazar esto taxativamente, los legisladores Republicanos han demostrado simplemente que no saben legislar. Cuando el control del estado se reparte entre dos formaciones, cada formación tiene que ceder algo. Pero la mayoría Republicana de Boehner incluye a docenas de legisladores que ni siquiera creen que no extinguir nuestra deuda sea un problema, y que están convencidos de obtener lo que quieren con el tiempo diciendo "no" a cualquier otra alternativa.

Esto es la receta de la catástrofe, que es a lo que nos acercamos ya peligrosamente. Es la demostración clara de que esta mayoría legislativa no toma en serio sus responsabilidades. Demasiados legisladores suyos parecen olvidar que ya no son advenedizos libres de protestar y anunciar su pureza a los cuatro vientos. Forman parte del gobierno de los Estados Unidos. El hecho de que no estén dispuestos a actuar de esa forma amenaza ya a la economía nacional.

Lo que nos devuelve a Romney. Hasta este momento, ha sido libre de protagonizar una campaña genérica más que unas primarias. Puede hablar de empleo mientras Obama se mide con la forma de encabezar una administración paralizada por el movimiento fiscal.

Pero esta ruptura en Washington es una cuestión demasiado importante para que los votantes de las primarias Republicanas la ignoren. Si Rick Perry, el derechista gobernador de Texas, se une a la carrera como se espera, apelará a los radicales del movimiento fiscal y tratará de presentar a Romney como una especie de moderado -- algo muy peligroso de ser en estos tiempos entre los votantes de las primarias Republicanas. ¿Tendrá Romney el valor de insistir en que el radicalismo planteado por el movimiento fiscal no es conservadurismo auténtico ni el camino a una victoria Republicana, y no es la fórmula de la administración pública eficaz? No cuento con ello, pero esta crisis pide a gritos un ajuste de cuentas en el seno del Partido Republicano. La campaña de las primarias presidenciales es evidentemente el momento de que esto suceda.

En el ínterin, Obama debería de verse varias veces el anuncio de Romney sobre el empleo. Al dejar que los legisladores Republicanos marquen su agenda, se ha alejado de la cuestión que va a determinar de forma más probable con diferencia su destino en 2012. Debería de recordar que la jornada posterior a que se solucione esta crisis de la deuda, la pregunta de los Republicanos va a ser: ¿Dónde está el empleo?

Tras el chasco del techo de la deuda

"Romney Presidente" presenta un nuevo vídeo: Obama no funciona
E. J. Dionne
martes, 26 de julio de 2011, 06:56 h (CET)
WASHINGTON - Unas horas antes de que las negociaciones del techo de la deuda entre el Presidente Obama y el presidente de la Cámara John Boehner se interrumpieran bruscamente, la prensa política recibía una misiva de la campaña presidencial de Romney que sirve de recordatorio de lo irrelevante que puede parecer el año que viene esta conmoción.

El asunto reza: "Romney Presidente presenta un nuevo vídeo: Obama no funciona: ¿Dónde está el empleo?"

El vídeo habla las dificultades que los nuevos licenciados universitarios se encuentran para trabajar en un mercado laboral brutal. Esta propaganda de campaña carga directamente contra el pilar central del apoyo político de Obama -- los jóvenes estadounidenses que por decenas de miles se prestaron voluntarios de su campaña en 2008 y le propulsaron a la victoria en un estado tras otro. Si el paro desilusiona a los suficientes, el presidente tendrá problemas.

El ejercicio de Romney era un ejemplo de política sin importancia que no es probable que cause sensación en el clima obsesionado con la deuda y el miedo al descubierto. Pero fue muy instructivo.

El mensaje de Romney estaba más relacionado con lo que preocupa a los electores que con la espectacular manifestación de disfuncionalidad que muestran los políticos de Washington. Considere un sondeo Gallup difundido la semana pasada. Preguntados por el problema más importante al que se enfrenta el país, el 31% de los estadounidenses dice que es la economía y un 27% adicional dice concretamente que es el paro y el empleo, hasta un total del 58%. Sólo el 16% contaba el déficit o la deuda.

Mientras el presidente era cazado en la trampa tendida por los Republicanos aprovechando el techo de la deuda, Romney hacía campaña por la cuestión que más mueve al electorado. Es una encantadora división del trabajo en el Partido Republicano. Obama está atrapado en las prioridades del movimiento fiscal. Romney no. Es política patas arriba.

Nada de esto quita el hecho de que Obama tenga motivos para enfadarse ante el colapso de sus conversaciones con Boehner. Tenía motivos para despacharse contra los legisladores Republicanos por negarse a aceptar el que habría sido un excelente acuerdo desde su propio punto de vista. Obama fue mucho más lejos para dar cabida a los conservadores en un acuerdo que se decanta decididamente hacia los recortes del gasto público. Como decía el presidente en persona, si el acuerdo que ofrecía era "desequilibrado", era porque desequilibraba de la parte de no incluir la recaudación suficiente. Esto habría desilusionado mucho a los propios partidarios de Obama.

Al rechazar esto taxativamente, los legisladores Republicanos han demostrado simplemente que no saben legislar. Cuando el control del estado se reparte entre dos formaciones, cada formación tiene que ceder algo. Pero la mayoría Republicana de Boehner incluye a docenas de legisladores que ni siquiera creen que no extinguir nuestra deuda sea un problema, y que están convencidos de obtener lo que quieren con el tiempo diciendo "no" a cualquier otra alternativa.

Esto es la receta de la catástrofe, que es a lo que nos acercamos ya peligrosamente. Es la demostración clara de que esta mayoría legislativa no toma en serio sus responsabilidades. Demasiados legisladores suyos parecen olvidar que ya no son advenedizos libres de protestar y anunciar su pureza a los cuatro vientos. Forman parte del gobierno de los Estados Unidos. El hecho de que no estén dispuestos a actuar de esa forma amenaza ya a la economía nacional.

Lo que nos devuelve a Romney. Hasta este momento, ha sido libre de protagonizar una campaña genérica más que unas primarias. Puede hablar de empleo mientras Obama se mide con la forma de encabezar una administración paralizada por el movimiento fiscal.

Pero esta ruptura en Washington es una cuestión demasiado importante para que los votantes de las primarias Republicanas la ignoren. Si Rick Perry, el derechista gobernador de Texas, se une a la carrera como se espera, apelará a los radicales del movimiento fiscal y tratará de presentar a Romney como una especie de moderado -- algo muy peligroso de ser en estos tiempos entre los votantes de las primarias Republicanas. ¿Tendrá Romney el valor de insistir en que el radicalismo planteado por el movimiento fiscal no es conservadurismo auténtico ni el camino a una victoria Republicana, y no es la fórmula de la administración pública eficaz? No cuento con ello, pero esta crisis pide a gritos un ajuste de cuentas en el seno del Partido Republicano. La campaña de las primarias presidenciales es evidentemente el momento de que esto suceda.

En el ínterin, Obama debería de verse varias veces el anuncio de Romney sobre el empleo. Al dejar que los legisladores Republicanos marquen su agenda, se ha alejado de la cuestión que va a determinar de forma más probable con diferencia su destino en 2012. Debería de recordar que la jornada posterior a que se solucione esta crisis de la deuda, la pregunta de los Republicanos va a ser: ¿Dónde está el empleo?

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