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La única victoria posible que el Polisario tenía a mano, la propagandística, sufre un duro golpe con la retirada de Guerguerat

Predicando en medio del Desierto

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Hace varias décadas el Premio Cevantes español Juan Goytisolo advertía en su ensayo, de sorprendente actualidad, que la única victoria posible del Frente Polisario en el Sahara marroquí, otrora Sahara español y fallido Sahara Occidental, era la informativo-propagandística.

Con la gran derrota que encajaron en Guerguerat, de donde debieron retirarse por disposición de la ONU, esa única victoria posible también se les escapó de las manos. Es que en esa franja “tapón”, el Polisario había logrado por cuatro décadas hacer visible su “causa” inspirada y sufragada por intereses argelinos.

Guerguerat es el principal puesto fronterizo del Sahara marroquí, en la frontera con Mauritania, y era ocupado de manera irregular por el Frente Polisario, extravagante banda separatista devenida en aparato de propaganda, dedicado a captar fondos humanitarios y a sobrevivir merced a la financiación argelina.

El Reino de Marruecos, que ha dado movimientos pacientes pero certeros en esta controversia que parece eterna, se retiró en febrero de la zona a petición de Antonio Gutierres, Secretario General de la ONU.

La resolución 2351 de la ONU tomaba nota “de la propuesta de Marruecos presentada el 11 de abril pasado” y daba “la bienvenida a los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos por avanzar en el proceso que contempla la solución al conflicto del Sahara”.

Aunque como es habitual, los adictos al Polisario y Argelia pretendieron minimizar su derrota diplomática, el portavoz de la ONU Stephane Dujarric explicó sin ambigüedades que los movimientos se tratan de una auténtica “retirada” del Polisario de Guerguerat y no de una mera redistribución como hablan los detractores de Marruecos.

La retirada del Polisario fue celebrada por varios países involucrados en el problema, entre ellos España, donde por mucho tiempo el conflicto sahariano fue un arma arrojadiza de la oposición contra el gobierno de turno.

Las potencias más gravitantes en la política internacional hace tiempo vienen reclamando el finiquito de este problema al que el asesinado presidente argelino Boudiaf definiera como “carente de pista de aterrizaje”

El actual representante permanente de Estados Unidos en La ONU, Nikki Haley ha tocado un tema clave al pedir consideración para la dignidad de los pueblos del Sahara. En el mismo sentido el Rey Mohammed VI ha expresado con claridad que la historia juzgará a quienes desean convertir a los dignos hijos del Sahara en eternos mendigos de la ayuda internacional.

Es común que cuando existen posibilidades de lucrar invocando un conflicto, cierto tipo de ONG ignoren el sufrimiento humano y traten de prolongarlo por el mayor lapso posible, dado que la resolución del mismo implicaría el fin del lucro que obtienen. En Paraguay, otrora parte del imperio español como el hoy Sahara marroquí, conocemos este gran negocio muy bien, dado que el pretexto de la ayuda humanitaria permite darse la gran vida a un gran sector de industriales de la pobreza.

Como lo escribiera ya hace varias décadas Goytisolo, es muy fácil hablar de las metralletas que esgrimen otros mientras se espera en medio del desierto que el maná llueva desde Europa. Quienes desde España alimentan la prolongación indefinida del conflicto en el Sahara deberían pensarlo con una meditación más profunda, pues corren el riesgo de quedar muy pronto predicando en medio del desierto, donde ya no pasan ni siquiera los camellos.

Predicando en medio del Desierto

La única victoria posible que el Polisario tenía a mano, la propagandística, sufre un duro golpe con la retirada de Guerguerat
Luis Agüero Wagner
miércoles, 3 de mayo de 2017, 00:32 h (CET)
Hace varias décadas el Premio Cevantes español Juan Goytisolo advertía en su ensayo, de sorprendente actualidad, que la única victoria posible del Frente Polisario en el Sahara marroquí, otrora Sahara español y fallido Sahara Occidental, era la informativo-propagandística.

Con la gran derrota que encajaron en Guerguerat, de donde debieron retirarse por disposición de la ONU, esa única victoria posible también se les escapó de las manos. Es que en esa franja “tapón”, el Polisario había logrado por cuatro décadas hacer visible su “causa” inspirada y sufragada por intereses argelinos.

Guerguerat es el principal puesto fronterizo del Sahara marroquí, en la frontera con Mauritania, y era ocupado de manera irregular por el Frente Polisario, extravagante banda separatista devenida en aparato de propaganda, dedicado a captar fondos humanitarios y a sobrevivir merced a la financiación argelina.

El Reino de Marruecos, que ha dado movimientos pacientes pero certeros en esta controversia que parece eterna, se retiró en febrero de la zona a petición de Antonio Gutierres, Secretario General de la ONU.

La resolución 2351 de la ONU tomaba nota “de la propuesta de Marruecos presentada el 11 de abril pasado” y daba “la bienvenida a los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos por avanzar en el proceso que contempla la solución al conflicto del Sahara”.

Aunque como es habitual, los adictos al Polisario y Argelia pretendieron minimizar su derrota diplomática, el portavoz de la ONU Stephane Dujarric explicó sin ambigüedades que los movimientos se tratan de una auténtica “retirada” del Polisario de Guerguerat y no de una mera redistribución como hablan los detractores de Marruecos.

La retirada del Polisario fue celebrada por varios países involucrados en el problema, entre ellos España, donde por mucho tiempo el conflicto sahariano fue un arma arrojadiza de la oposición contra el gobierno de turno.

Las potencias más gravitantes en la política internacional hace tiempo vienen reclamando el finiquito de este problema al que el asesinado presidente argelino Boudiaf definiera como “carente de pista de aterrizaje”

El actual representante permanente de Estados Unidos en La ONU, Nikki Haley ha tocado un tema clave al pedir consideración para la dignidad de los pueblos del Sahara. En el mismo sentido el Rey Mohammed VI ha expresado con claridad que la historia juzgará a quienes desean convertir a los dignos hijos del Sahara en eternos mendigos de la ayuda internacional.

Es común que cuando existen posibilidades de lucrar invocando un conflicto, cierto tipo de ONG ignoren el sufrimiento humano y traten de prolongarlo por el mayor lapso posible, dado que la resolución del mismo implicaría el fin del lucro que obtienen. En Paraguay, otrora parte del imperio español como el hoy Sahara marroquí, conocemos este gran negocio muy bien, dado que el pretexto de la ayuda humanitaria permite darse la gran vida a un gran sector de industriales de la pobreza.

Como lo escribiera ya hace varias décadas Goytisolo, es muy fácil hablar de las metralletas que esgrimen otros mientras se espera en medio del desierto que el maná llueva desde Europa. Quienes desde España alimentan la prolongación indefinida del conflicto en el Sahara deberían pensarlo con una meditación más profunda, pues corren el riesgo de quedar muy pronto predicando en medio del desierto, donde ya no pasan ni siquiera los camellos.

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