El Mundial de Sudáfrica sirvió para darnos cuenta de que verdaderamente éramos una potencia mundial deportivamente hablando. Antes, los logros de Fernando Alonso, los Grand Slam de Rafa Nadal, las medallas de la selección española de baloncesto, los anillos de Pau Gasol, los campeonatos del mundo de Dani Pedrosa y Jorge Lorenzo o los Tour de Alberto Contador, eran vistos como grandes gestas que nos hacían atisbar la buena salud de la que gozaba el deporte español. Pero para corroborar todo ello resultaba fundamental triunfar en el deporte rey: el fútbol.
Habíamos conseguido la Eurocopa de Austria y Suiza en el año 2008 con un juego que deslumbró a todo a Europa, pero los más escépticos podrían catalogar semejante victoria como un hecho fruto de la fortuna. El Mundial de Sudáfrica era donde verdaderamente teníamos que demostrar que estábamos preparados para dominar el mundo.
Con mucho sufrimiento en la primera fase logramos clasificarnos para los octavos de final. Fue a partir de este momento cuando `La Roja´ comenzó a parecerse a esa selección que enamoró en la Eurocopa y en la fase de clasificación para el Campeonato del Mundo. Partido tras partido consiguió plantarse en la final: la final de una Copa del Mundo.
Ganásemos o perdiésemos esta generación de futbolistas sería recordada por todos los aficionados. Tras innumerables fracasos tanto en Eurocopas como Mundiales, al fin no teníamos miedo de enfrentarnos a cualquier rival fuera la eliminatoria que fuera. Grandes generaciones de futbolistas habían defendido la camiseta nacional, pero quizás ninguna de ellas estaba capacitada para tocar el cielo. En esta ocasión todo era diferente.
El gol de Iniesta nos hizo Campeones del Mundo; al fin teníamos la tan ansiada estrella. El éxito del Mundial paralizó el país. El fútbol español se encumbró hasta lo más alto. Y lo más importante, con ello, ninguna especialidad deportiva se le resistía a nuestro deporte. Desde ese 11 de julio de 2010 sí que podemos decir que vivimos la edad de oro del deporte español.
Hoy, un año después de conseguir el Campeonato del Mundo, seguimos cosechando triunfos allá donde competimos. La edad de oro no ha hecho más que comenzar.