El Consejo Constitucional islandés, formado por 25 ciudadanos sin partido, ha decidido crear una página en Facebook a través de la cual los islandeses pueden seguir la evolución de las enmiendas a la Constitución actual y sugerir nuevos términos al documento.

Islandia se ve desde algunos lugares como un país adelantado a nuestro mundo, que decide quien les gobierna y si no les gusta le despiden y además es capaz de juzgar a los políticos y banqueros que les llevaron a la quiebra.

Después de todo esto (casi nada), los islandeses buscan una nueva constitución que les proteja ante una nueva situación similar. Para ello seleccionaron a 25 personas sin partido y estas han creado varios perfiles en las redes sociales para que todo el mundo pueda seguir los avances de las enmiendas y proponer nuevas, que sustituirán a la actual constitución que data de 1944.

Para ello y hasta final de mes, sólo necesitan dar el nombre y el correo electrónico. Comentarios y sugerencias publicadas en las páginas son filtrados por un moderador antes de ser publicados. Pero los analistas de aquél país ven riesgos en el uso de las redes sociales para algo tan importante como la creación de una nueva constitución nacional.

Se preguntarán los islandeses de que sirvió la anterior para alejarles de la crisis y del fraude de sus banqueros. De perdidos al río que se diría en España, o al volcán en Islandia.

Tiago Peixoto, quien dirige el Centro para la Democracia Electrónica de la Universidad de Zurich y reconocido experto en la participación digital en el gobierno, declaró en la revista "Fast Company", que incluso las personas con grados académicos superiores tienen dificultades para entender cómo las leyes son redactadas. "Y en un proceso constitucional se hace aún más difícil".

Sin embargo, los ciudadanos islandeses solo están proponiendo que se usen las redes sociales para recoger la opinión y no para escribir la nueva constitución. El Consejo asegura que la iniciativa va bien y según Thorvaldur Gylfason, miembro del Comité Central, "el público aplaude el debate, y la respuesta ha sido útil y ha tenido un efecto positivo en los resultados."

Por último, como señal de transparencia, las reuniones parlamentarias también se han abierto al público vía web y Facebook.