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El Real Madrid se complica las semifinales tras perder en la Caja Mágica después de 19 triunfos consecutivos.

El Bizkaia Bilbao conquista Madrid (66-71)

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Este Real Madrid es capaz de escribir un cuento de hadas y otro de terror en cuestión de minutos. Si su primera parte fue sencillamente bochornosa, su reacción en los dos siguientes cuartos fue absolutamente primorosa, aunque insuficiente para evitar perder el segundo asalto de semifinales y el factor campo. El beneficiario de estos problemas fue el Bizkaia Bilbao, quien demostró que su presencia en semifinales no es fruto de la casualidad. Hizo lo que nadie había conseguido: ganar en la Caja Mágica y tener en su mano, y ante su gente, el plantarse en la final. Este martes, tercera cita de la serie.

FICHA TÉCNICA
66 - Real Madrid: Prigioni (6), Llull (20), Suárez (7), Reyes (5) y Tomic (10) -quinteto inicial- Fischer (4), Velickovic (-), Begic (2), Mirotic (5), Vidal (-), Sergio Rodríguez (1) y Tucker (8).
71 – Bizkaia Bilbao Basket: Jackson (13), Blums (3), Mumbrú (13), Hervelle (8), Mavroeidis (6) --cinco inicial-- Warren (2), Fisher, (5), Banic (10), Vasileiadis (11) y Vázquez (-)
Parciales: 14-19, 11-25, 20-6, 21-21.
Árbitros: Martín Bertrán, Perea y Cortés. Felipe Reyes fue eliminado por cinco faltas personales.
Incidencias: Partido correspondiente al segundo encuentro de la serie de semifinales de la Liga ACB, disputado en la Caja Mágica ante 7.821 espectadores.

DATOS DESTACABLES

Lo mejor: Jackson (13 puntos), Mumbrú (13), Vasileiadis (11) y Banic (10) encabezaron el asalto del Bizkaia Bilbao a la Caja Mágica. Llull (20 puntos) como siempre de lo mejor del Real Madrid.
Lo peor: La primera parte del Real Madrid fue inclasificable. Básicamente tiraron el partido al tiempo que se exigieron una reacción sobrehumana. Y su dependencia de Llull.
La clave: Katsikaris le ganó la partida táctica a Molín. Sus planteamientos desconectaron a los blancos y luego fue capaz de mantener con vida la mente de sus chicos cuando el Real Madrid estaba en su versión huracanada.
El dato: Emilio Butragueño estuvo presidiendo en el palco tras la marcha de Jorge Valdano; el pasado viernes, fue Clifford Luyk.

El segundo cruce del Real Madrid contra el Bizkaia Bilbao reflejó a la perfección la temporada de los blancos. Este grupo de jóvenes es capaz de desentenderse de los partidos con una facilidad tan asombrosa como lo es su enorme capacidad de arrollar al adversario de turno desde la defensa y con una velocidad de crucero en ataque. Los dos primeros cuartos fueron una demostración de sus problemas, esos que irritan a las gradas hasta hacer sonar la música de viento; los dos últimos cuartos fueron una comprobación de esos apuntes brillantes que confeccionan a una plantilla con futuro, de los mejores de Europa, según señaló Obradovic, es decir, míster Euroligas. Pero no siempre las películas tienen un final feliz.

El cuadro vasco, soltados los nervios de su estreno en semifinales, demostró durante la primera parte los motivos que le han situado en esta fase tan determinante de la competición. Confirmaron que no hay casualidades en la vida, sino muchas horas de trabajo, de aprendizaje, de esfuerzo y, cómo no, de talento. Katsikaris estudió los videos del primer encuentro y descubrió que si paraba a Llull, controlaba el ritmo y jugaban como colectivo estarían en disposición de poner en dificultades al Real Madrid. Y estuvo cerca de conseguirlo. Blums y Paco Vázquez ahogaron a Llull y con ello se deprimió el resto de la tropa de Molín, incapaz de hacerles reaccionar en los tiempos muertos: ni había defensa, ni orden ni concierto en ataque.

El Real Madrid, sencillamente, estaba desconectado. Absolutamente con la mente en otras cosas, o pensando que haciendo lo mínimo se apuntarían el segundo tanto de la eliminatoria. Estaban muy equivocados. El Bizkaia Bilbao estaba muy enchufado: su defensa impidió a los pívots blancos (fundamentalmente Tomic) anotar, ya que su primera canasta en la zona llegó mediado el segundo cuarto y tampoco estuvieron muy acertados en el rebote, especialmente el ofensivo; sus ataques eran inmensamente fluidos y veloces; y su acierto era muy alto. Conclusión: 14-23 al comienzo del segundo cuarto y 25-44 al descanso.

Remontada insuficiente
Los 19 puntos que debía remontar el Real Madrid serían una losa insuperable para cualquier otro conjunto que no sean los blancos, porque éstos son capaces de hacer lo peor y lo mejor en un abrir y cerrar de ojos. Su tercer cuarto fue la constatación de esta metamorfosis. Empezaron con un parcial de 9-0 (34-44) consecuencia de un ataque más colectivo, rápido y fluido, así como de una defensa perfecta y sin faltas, puesto que los vascos tardaron 6 minutos en anotar su primera canasta. Había partido tras un parcial de 18-4. El Real Madrid era otro Real Madrid. Era ese tiburón que huele la sangre en sus presas. Y el Bizkaia Bilbao parecía tener miedo a ganar, más si cabe porque la Caja Mágica ya rujia desde las gradas.

Pero las remontadas son aquellas que se culminan, es decir, cuando uno se pone por encima en el marcador. Y eso, en la mayoría de las ocasiones, resulta una empresa complicada. El Real Madrid, guiado por Llull, tardó otros 5 minutos más en alcanzar la cima: 59-58 con tiros libres de Tomic y mucho coraje en un los blancos, especialistas en crecer y crecer cuando el encuentro entra en la fase del columpio en el marcador. Pero el Bizkaia Bilbao ya había regresado de sus vacaciones. Iba a dar guerra, conservó la mente fría. Tocaba aún rematar la faena. Con un triple de Llull y un apretado 62-61 se entró en los dos últimos minutos. Y como buen partido, todo se decidió en los segundos finales, cuando Mirotic falló un triple, tras una pérdida de Hervelle, y los tiros libres sellaron la hazaña del Bizkaia Bilbao en la Caja Mágica.

El Bizkaia Bilbao conquista Madrid (66-71)

El Real Madrid se complica las semifinales tras perder en la Caja Mágica después de 19 triunfos consecutivos.
Rafael Merino
domingo, 29 de mayo de 2011, 20:50 h (CET)
Este Real Madrid es capaz de escribir un cuento de hadas y otro de terror en cuestión de minutos. Si su primera parte fue sencillamente bochornosa, su reacción en los dos siguientes cuartos fue absolutamente primorosa, aunque insuficiente para evitar perder el segundo asalto de semifinales y el factor campo. El beneficiario de estos problemas fue el Bizkaia Bilbao, quien demostró que su presencia en semifinales no es fruto de la casualidad. Hizo lo que nadie había conseguido: ganar en la Caja Mágica y tener en su mano, y ante su gente, el plantarse en la final. Este martes, tercera cita de la serie.

FICHA TÉCNICA
66 - Real Madrid: Prigioni (6), Llull (20), Suárez (7), Reyes (5) y Tomic (10) -quinteto inicial- Fischer (4), Velickovic (-), Begic (2), Mirotic (5), Vidal (-), Sergio Rodríguez (1) y Tucker (8).
71 – Bizkaia Bilbao Basket: Jackson (13), Blums (3), Mumbrú (13), Hervelle (8), Mavroeidis (6) --cinco inicial-- Warren (2), Fisher, (5), Banic (10), Vasileiadis (11) y Vázquez (-)
Parciales: 14-19, 11-25, 20-6, 21-21.
Árbitros: Martín Bertrán, Perea y Cortés. Felipe Reyes fue eliminado por cinco faltas personales.
Incidencias: Partido correspondiente al segundo encuentro de la serie de semifinales de la Liga ACB, disputado en la Caja Mágica ante 7.821 espectadores.

DATOS DESTACABLES

Lo mejor: Jackson (13 puntos), Mumbrú (13), Vasileiadis (11) y Banic (10) encabezaron el asalto del Bizkaia Bilbao a la Caja Mágica. Llull (20 puntos) como siempre de lo mejor del Real Madrid.
Lo peor: La primera parte del Real Madrid fue inclasificable. Básicamente tiraron el partido al tiempo que se exigieron una reacción sobrehumana. Y su dependencia de Llull.
La clave: Katsikaris le ganó la partida táctica a Molín. Sus planteamientos desconectaron a los blancos y luego fue capaz de mantener con vida la mente de sus chicos cuando el Real Madrid estaba en su versión huracanada.
El dato: Emilio Butragueño estuvo presidiendo en el palco tras la marcha de Jorge Valdano; el pasado viernes, fue Clifford Luyk.

El segundo cruce del Real Madrid contra el Bizkaia Bilbao reflejó a la perfección la temporada de los blancos. Este grupo de jóvenes es capaz de desentenderse de los partidos con una facilidad tan asombrosa como lo es su enorme capacidad de arrollar al adversario de turno desde la defensa y con una velocidad de crucero en ataque. Los dos primeros cuartos fueron una demostración de sus problemas, esos que irritan a las gradas hasta hacer sonar la música de viento; los dos últimos cuartos fueron una comprobación de esos apuntes brillantes que confeccionan a una plantilla con futuro, de los mejores de Europa, según señaló Obradovic, es decir, míster Euroligas. Pero no siempre las películas tienen un final feliz.

El cuadro vasco, soltados los nervios de su estreno en semifinales, demostró durante la primera parte los motivos que le han situado en esta fase tan determinante de la competición. Confirmaron que no hay casualidades en la vida, sino muchas horas de trabajo, de aprendizaje, de esfuerzo y, cómo no, de talento. Katsikaris estudió los videos del primer encuentro y descubrió que si paraba a Llull, controlaba el ritmo y jugaban como colectivo estarían en disposición de poner en dificultades al Real Madrid. Y estuvo cerca de conseguirlo. Blums y Paco Vázquez ahogaron a Llull y con ello se deprimió el resto de la tropa de Molín, incapaz de hacerles reaccionar en los tiempos muertos: ni había defensa, ni orden ni concierto en ataque.

El Real Madrid, sencillamente, estaba desconectado. Absolutamente con la mente en otras cosas, o pensando que haciendo lo mínimo se apuntarían el segundo tanto de la eliminatoria. Estaban muy equivocados. El Bizkaia Bilbao estaba muy enchufado: su defensa impidió a los pívots blancos (fundamentalmente Tomic) anotar, ya que su primera canasta en la zona llegó mediado el segundo cuarto y tampoco estuvieron muy acertados en el rebote, especialmente el ofensivo; sus ataques eran inmensamente fluidos y veloces; y su acierto era muy alto. Conclusión: 14-23 al comienzo del segundo cuarto y 25-44 al descanso.

Remontada insuficiente
Los 19 puntos que debía remontar el Real Madrid serían una losa insuperable para cualquier otro conjunto que no sean los blancos, porque éstos son capaces de hacer lo peor y lo mejor en un abrir y cerrar de ojos. Su tercer cuarto fue la constatación de esta metamorfosis. Empezaron con un parcial de 9-0 (34-44) consecuencia de un ataque más colectivo, rápido y fluido, así como de una defensa perfecta y sin faltas, puesto que los vascos tardaron 6 minutos en anotar su primera canasta. Había partido tras un parcial de 18-4. El Real Madrid era otro Real Madrid. Era ese tiburón que huele la sangre en sus presas. Y el Bizkaia Bilbao parecía tener miedo a ganar, más si cabe porque la Caja Mágica ya rujia desde las gradas.

Pero las remontadas son aquellas que se culminan, es decir, cuando uno se pone por encima en el marcador. Y eso, en la mayoría de las ocasiones, resulta una empresa complicada. El Real Madrid, guiado por Llull, tardó otros 5 minutos más en alcanzar la cima: 59-58 con tiros libres de Tomic y mucho coraje en un los blancos, especialistas en crecer y crecer cuando el encuentro entra en la fase del columpio en el marcador. Pero el Bizkaia Bilbao ya había regresado de sus vacaciones. Iba a dar guerra, conservó la mente fría. Tocaba aún rematar la faena. Con un triple de Llull y un apretado 62-61 se entró en los dos últimos minutos. Y como buen partido, todo se decidió en los segundos finales, cuando Mirotic falló un triple, tras una pérdida de Hervelle, y los tiros libres sellaron la hazaña del Bizkaia Bilbao en la Caja Mágica.

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