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Desequilibrio mental

¿Qué es lo que produce el desequilibrio mental que induce al consumo desordenado de alcohol y otras drogas?
Octavi Pereña
miércoles, 11 de mayo de 2011, 07:00 h (CET)
“Se puede estar de acuerdo o no en que fumar un cigarrillo o un puro es una forma regresiva a lo infantil de chupar el dedo, pero lo que no se puede discutir es que el consumo de alcohol conduce a una disminución de la responsabilidad muy parecida a la que se da durante la infancia”, escribió el Dr. Heing Dirks.

Tres adolescentes entre 14 y 15 años desaparecieron en el Océano Pacífico durante 50 días. Cuando fueron rescatados declararon que bebieron vodka y que estando borrachos decidieron hacerse a la mar para ir a buscar más porque se les había acabado la que tenían. Como dice el profeta Oseas: “El vino quita el juicio”. Según el Dr. Willet “conviene dar más importancia al desequilibrio mental que impulsa a beber que los graves accidentes que provocan los bebedores empedernidos”. El Dr. Willet dice que conviene dar más importancia al desequilibrio mental que impulsa a beber una copa de más. Según esta opinión que considero correcta, si se quiere poner fin a los destrozos que produce el alcohol y otras drogas es preciso enderezar el desequilibrio mental.

¿Qué es lo que produce el desequilibrio mental que desemboca en la ingesta desmesurada de alcohol? Se quieren encontrar causas patológicas que si no eliminan, sí disminuyen la responsabilidad del bebedor empedernido. El desequilibrio mental básicamente no es un mal funcionamiento cerebral, a pesar de que una enfermedad o accidente pueden perturbar su buena actividad. Lo que provoca el desequilibrio mental que nos interesa es el pecado que afecta al alma, el corazón espiritual, en donde se forman los pensamientos. Las ideas no nacen en el cerebro. En todo caso es el intermediario entre el mundo interior y exterior de la persona. Por ello la Biblia no dice nada acerca del cerebro, siempre se refiere al corazón en un sentido alegórico para referirse al lugar en donde se forman las ideas, los pensamientos: “Porque del corazón salen los malos pensamientos”, dice Jesús. Por esto las Escrituras cristianas recomiendan: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 1:23).

El psicólogo criminalista Vicente Garrido opina que el autor de la masacre de Olot, un albañil que mata a tiros a padre e hijo, propietarios de la empresa en que trabajaba y a dos empleados de una oficina bancaria, porque le habían despedido y pagado la indemnización con un talón sin fondos, podía estar viviendo debido a unos supuestos problemas económicos “una situación de gran angustia que le provocó una ira incontrolable y ésta se transformó en un acto violento tendiendo a destruir a las personas que representaban el origen de su mal”.

La noticia de los tres adolescentes que se emborracharon y pusieron en peligro sus vidas, no dice nada del motivo / os por el que se emborracharon. Alguna situación de angustia les impulsó a beber el vodka sin juicio. Tal vez pensaban esconder el malestar que les provocaba una situación familiar, o el estrés que les ocasionaban los estudios. Querían huir de algo que los perturbaba y ello los llevó al alcohol que les hizo“perder el juicio”. En el caso del albañil de Olot una frustración laboral lo condujo a pensar erróneamente y a matar a las personas que consideraba culpables de su frustración.

Quien más quien menos todos nos hemos de enfrentar a situaciones frustrantes que pueden producir el desequilibrio mental que induce a hacer cosas que no siempre adquieren la notoriedad suficiente como para ser cabecera en los informativos. El fracaso en la vida se debe a que no tenemos un gancho en el que agarrarnos para no caer.

Los hombres y mujeres de Dios a lo largo de los siglos han pasado por situaciones angustiosas como nosotros, algunas de ellas de más gravedad que las que nos ocurren actualmente, y no perdieron el equilibrio emocional porque encontraron en el Señor Jesucristo la fuerza que los animó y que evitó la aparición del desagradable desequilibrio mental.

La violencia de género, el amor al dinero, la obsesión por el sexo, el afán de protagonismo…, son evidencias de un pensar erróneo. Corregir estas maneras de pensar no se alcanza ni con tratamientos psicológicos ni con fármacos, a pesar que en algunos caos dichos tratamientos pueden ser beneficiosos. Precisa cambiar el funcionamiento del corazón espiritual para que deje de proceder erróneamente. Este cambio espiritual sólo lo puede producir Cristo si se reconoce el pecado, entonces la sangre que vertió en el Gólgota limpia todos los pensamientos que engendran homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias…, es decir, pensar erróneamente.

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