Ahora resulta que el edificio Windsor, que no es vivienda de protección oficial, ha ardido que se las ha pelado. Mientras escribo esta línea, informan los medios de que al Windsor le ha bajado la temperatura y podrán entrar los bomberos para decir eso de «madre mía, qué desastre». No dudo de que el edificio haya ardido por culpa de una colilla, de un cortocircuito o simplemente porque sí, porque estas cosas pasan.
Literariamente hablando, sin embargo, este siniestro se presta para una trama negra porque ante un incendio en un tenderete de ricos lo único que se puede hacer, al menos literariamente, es sospechar. Personalmente, tengo la teoría de que los ricos nunca tienen accidentes, excepto jugando al squash o haciendo pesca submarina y aún así casi siempre hay algo 'turbio' que en la prensa no se dice pero, literariamente, es fácil de imaginar. Nunca, en los últimos dos mil años de historia, ha ardido jamás un palacio o un obispado de manera accidental. Si a un millonario se le cae una colilla en la cama, siempre hay un par de criados dispuestos a apagar la colcha con sus propias espaldas. Si en el palacete de un rico salta una chispa de un enchufe, suele haber un sistema de alarma que hace 'eoeo' y está conectado directamente con el CSI.
Vistas así las cosas, sólo cabe preguntarse, siempre literariamente hablando, por el móvil y demás. Se puede sugerir como móvil el cobro del seguro, la especulación inmobiliaria o alguna intriga entre socios. En este tiempo de frías intrigas políticas y financieras, prefiero optar por el clásico pasional. «¿Quién era esa mujer con velo y sombrero que aparece en la fotografía A-4 del siniestro?». No sé, pero lo siento por el Windsor y por los bomberos.
Recuerdo historias que mis padres me contaban de su infancia y vida en la sociedad franquista. Ellos crecieron mas rápido que los niños de hoy en día, muchas personas podrán atestiguar que a sus 7 años empezaron a trabajar y a tener responsabilidades. Hoy en día estas declaraciones pueden ser antojo de risas, y solo piensen que una persona con 20 años aun no es capaz en la mayor parte de los casos de depender de si misma. Mucha emigración al levante español surgió en esta época, con la llegada de turistas y los padres veían como sus hijos de apenas 14 años tomaban un barco o autobús y se iban lejos, desamparados, solos y tristes, ellos salían a ganar dinero, trabajar y comerse el mundo. Ahora los niños toman el barco o el autobús para irse de vacaciones con el colegio, y para estar mas cerca de sus padres, poseen un móvil de última generación con llamada de videoconferencia para que sus madres les digan el conjunto de ropa que han de ponerse.
Con todo esto, también llega esa emancipación casi obligada de los niños de la época franquista, tenían que irse y valerse por si mismos. Hoy en día aun vemos personas de 30 años viviendo con sus padres, esta claro ¿Quién tiene el valor de hipotecar su vida a 50 años por la compra de una vivienda? Nadie, y es lo mas lógico, locos serian adjetivizados si lo hicieran. El gobierno actual y el anterior no hacen nada por remediar esta triste situación, muchas promesas cada 4 años, pero los jóvenes siguen sin poder emanciparse, porque no le dan facilidades. El Estado quizás se ha dado cuenta que es mejor subir las pagas de los jubilados, ya que España se hace vieja, y sus votos son los que cuentan, pero los jóvenes también formamos parte de este país, y deberían hacer una política para nosotros, para que todos estemos contentos.
Otra cosa es también aparte del tema económico, pensar que para que te vas a ir de casa si tu madre te hace la cama, te hace de comer, te lava la ropa, friega, plancha, es decir te lo hace todo. ¿Para que irte? Es un característica machista la de las mujeres españolas, pues, la primera persona machista en este país son ellas, ejercen una educación machista, y claro, no puedes después transcurridos 20 años educar a una persona que ha vivido durante toda su vida con esos valores familiares. Es pues cuando decimos después, que el hombre español es machista, muy paradójico resulta la cuestión.
Lo que tenemos que hacer es ser sinceros con nuestra propia conciencia, ser objetivos y llamar a las cosas por su nombre, que cada institución e individuo admita sus fallos. Que el gobierno admita que no ayuda a los jóvenes a emanciparse, que la mujer admita que el hombre y la mujer son machistas por la educación que ellas ejercen sobre sus hijos, que los jóvenes admitan que nos aprovechamos de la situación familiar y vivimos mejor que reyes y aun sabiéndolo no ayudamos en la convivencia familiar, que los padres admitan que miman y sobreprotegen a sus hijos en exceso. Admitamos todos que nos equivocamos, pues si no empezamos por ahí, no iremos a ningún sitio. Admitamos que cada 4 años la situación es aun peor, y que no cambia nada, quizás la situación a este gran problema humano, no sea la que hasta hoy día estamos realizando.
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