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Alberto Mendo

Es curioso que Rosell hablara de una manita...

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Colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Aún no han aparecido los títulos de crédito pero creo que los guionistas no contemplan un giro inesperado de la historia en el desenlace. El Real Madrid se inmoló ante el Sporting y el Barcelona dio el golpe de mano (nunca mejor dicho) definitivo en su último compromiso difícil en lo que le queda de campeonato doméstico. El equipo azulgrana revalidará título por muchos méritos: calidad individual y colectiva, pegada, compenetración entre jugadores y, en definitiva, regularidad, que de eso se trata. También me parecen fundamentales la estabilidad que sigue proporcionando Pep Guardiola y la complicidad de los medios afines.

Sin embargo, no deja de ser simbólico que la jornada que parece haber dejado todo sentenciado haya estado marcada por dos errores arbitrales ante una misma infracción: dos manos no pitadas. La de Piqué valió la victoria azulgrana mientras que la del sportinguista Lora contribuyó a la derrota de los de Mourinho. ¡Que Santa Lucía proteja lo que les queda de vista a los colegiados! Sin embargo, en ningún caso debe sonar a excusa. El Barcelona ganará de forma muy merecida, exactamente igual que si el campeón resultara ser el Real Madrid.

Ya profetizó el pitoniso Sandro Rosell que una ‘manita’ teñiría un título de azulgrana. En realidad, el presidente barcelonista pronosticó un 5-0 en la Copa del Rey, en su particular versión de ‘chorreo’, aunque lo que se ha visto de momento es una waka-mano en la Liga. En cualquier caso, cada uno es esclavo de sus palabras. Por eso, que ayer se disculpara por su bravuconada me pareció un gesto innecesario. Sus declaraciones le perseguirán si la Copa se viste de blanco y quedarán en simple anécdota si el triunfo es culé. Con todo, si eso mismo lo llega a decir Mourinho…, el portugués ya estaría cesado por presión mediática y exiliado. Es el doble rasero.

Lo que resta de temporada toma una nueva dimensión. Para el Real Madrid, la Liga pasa ya a un segundo plano. El camino más inmediato al éxito es la Champions, encarrilando desde mañana mismo el pase a semifinales frente el Tottenham, mientras que el más corto es ganar la Copa del Rey ante el eterno rival, ya que supondría dos alegrías en una. Eso significa que el clásico que se jugará cuatro días antes quedará deslucido. Ni Mourinho ni Guardiola tirarán ese partido pero es obvio que lo sacrificarán en pos de un botín mucho mayor. Ninguno arriesgará y los dos reservarán sus mejores cartas.

Hablando de cartas, les voy a mostrar mis cuatro reyes de este pasado fin de semana. El de oros es Ronaldo, que recibió el merecido homenaje y cariño del Bernabéu; es curioso que, pese a sus goles en el Barcelona, reconozca que fue en el Real Madrid donde vivió sus años más felices. El de copas es Jorge Lorenzo, que sigue demostrando quién es el jefe tras su victoria en Jerez. Todo apunta a que este Mundial de motociclismo volverá a tener un fuerte acento español, sobre todo si Dani Pedrosa cumple con los pronósticos y es capaz de tutear al vigente campeón; para él, el rey de espadas. Y el de bastos, porque es el palo que queda aunque debería ser el de raquetas, es para Novak Djokovic; el serbio está en el momento más dulce de su carrera y se ha convertido en todo un muro hasta para Rafa Nadal, al que ha ganado en dos finales consecutivas (Miami e Indian Wells). Cuidado porque ‘Nole’ no se va a conformar con ser el número dos del mundo.

Es curioso que Rosell hablara de una manita...

Alberto Mendo
Alberto Mendo
lunes, 4 de abril de 2011, 07:35 h (CET)
Colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Aún no han aparecido los títulos de crédito pero creo que los guionistas no contemplan un giro inesperado de la historia en el desenlace. El Real Madrid se inmoló ante el Sporting y el Barcelona dio el golpe de mano (nunca mejor dicho) definitivo en su último compromiso difícil en lo que le queda de campeonato doméstico. El equipo azulgrana revalidará título por muchos méritos: calidad individual y colectiva, pegada, compenetración entre jugadores y, en definitiva, regularidad, que de eso se trata. También me parecen fundamentales la estabilidad que sigue proporcionando Pep Guardiola y la complicidad de los medios afines.

Sin embargo, no deja de ser simbólico que la jornada que parece haber dejado todo sentenciado haya estado marcada por dos errores arbitrales ante una misma infracción: dos manos no pitadas. La de Piqué valió la victoria azulgrana mientras que la del sportinguista Lora contribuyó a la derrota de los de Mourinho. ¡Que Santa Lucía proteja lo que les queda de vista a los colegiados! Sin embargo, en ningún caso debe sonar a excusa. El Barcelona ganará de forma muy merecida, exactamente igual que si el campeón resultara ser el Real Madrid.

Ya profetizó el pitoniso Sandro Rosell que una ‘manita’ teñiría un título de azulgrana. En realidad, el presidente barcelonista pronosticó un 5-0 en la Copa del Rey, en su particular versión de ‘chorreo’, aunque lo que se ha visto de momento es una waka-mano en la Liga. En cualquier caso, cada uno es esclavo de sus palabras. Por eso, que ayer se disculpara por su bravuconada me pareció un gesto innecesario. Sus declaraciones le perseguirán si la Copa se viste de blanco y quedarán en simple anécdota si el triunfo es culé. Con todo, si eso mismo lo llega a decir Mourinho…, el portugués ya estaría cesado por presión mediática y exiliado. Es el doble rasero.

Lo que resta de temporada toma una nueva dimensión. Para el Real Madrid, la Liga pasa ya a un segundo plano. El camino más inmediato al éxito es la Champions, encarrilando desde mañana mismo el pase a semifinales frente el Tottenham, mientras que el más corto es ganar la Copa del Rey ante el eterno rival, ya que supondría dos alegrías en una. Eso significa que el clásico que se jugará cuatro días antes quedará deslucido. Ni Mourinho ni Guardiola tirarán ese partido pero es obvio que lo sacrificarán en pos de un botín mucho mayor. Ninguno arriesgará y los dos reservarán sus mejores cartas.

Hablando de cartas, les voy a mostrar mis cuatro reyes de este pasado fin de semana. El de oros es Ronaldo, que recibió el merecido homenaje y cariño del Bernabéu; es curioso que, pese a sus goles en el Barcelona, reconozca que fue en el Real Madrid donde vivió sus años más felices. El de copas es Jorge Lorenzo, que sigue demostrando quién es el jefe tras su victoria en Jerez. Todo apunta a que este Mundial de motociclismo volverá a tener un fuerte acento español, sobre todo si Dani Pedrosa cumple con los pronósticos y es capaz de tutear al vigente campeón; para él, el rey de espadas. Y el de bastos, porque es el palo que queda aunque debería ser el de raquetas, es para Novak Djokovic; el serbio está en el momento más dulce de su carrera y se ha convertido en todo un muro hasta para Rafa Nadal, al que ha ganado en dos finales consecutivas (Miami e Indian Wells). Cuidado porque ‘Nole’ no se va a conformar con ser el número dos del mundo.

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