Resulta curioso que el Gobierno no haga nada para evitar que Nueva Rumasa se hunda, dejando a miles de trabajadores sin empleo, cuando acudió solícito al rescate de los bancos. Precisamente, esos bancos fueron rescatados con la condición de que pusiesen el dinero público recibido en circulación para ayudar a las PYMES y consumidores particulares. Dos años después, unos y otros se quejan amargamente y aseguran que no han visto un céntimo. También resulta chocante que Nueva Rumasa se hunda porque el Banco Santander le ha cortado el crédito. ¿No se suponía que el dinero recibido del Estado era para ayudar a las empresas en apuros?
Por supuesto, como no podía ser de otra manera, el señor Botín, presidente del banco cántabro, ha negado por activa y por pasiva que su banco recibiese dinero público. Pero lo cierto fue que el Santander, a través de sus filiales, había perdido hasta la camisa en Wall Street, y que de no ser por la generosa ayuda de sus amiguetes del Gobierno, él y su banco se habrían ido al carajo. Como tantos otros.
El Gobierno socialista sólo da dinero a los amigos, o a los que, como en un desafortunado anuncio televisivo del ICO, quieren invertir en el extranjero. En el anuncio al que me refiero se trata de un pelagatos que quiere poner una fábrica en Brasil. Mientras no sea en España… ¡adelante!
Tampoco se entiende que después de haber dado 2000 millones de euros bajo cuerda a General Motors para que mantuviese la factoría de Delphi en Puerto Real (Cádiz), o de hacer lo propio con Volkswagen y aceptar el trágala para que los alemanes mantuviesen la marca SEAT y la fábrica de Martorell en Barcelona, ahora el Ejecutivo se desentienda de Nueva Rumasa. ¿Por qué esa animadversión hacia la familia Ruiz-Mateos?
Mientras aquí desmantelamos el sector público y malvendemos las grandes empresas, en Italia ENI, tutelada por el Estado, se convierte en un holding de referencia dentro y fuera del país, y aquí ya ha metido el hocico en Endesa, con lo que ahora los españoles pagamos una sustanciosa parte del recibo eléctrico de los italianos. ¡Qué chollo para los sufridos consumidores de este consumido país!
La alemana E.On, que también quiso hacerse con Endesa, fue apadrinada por el anterior canciller Gerhard Schröder. Y ni que decir tiene que en Francia las principales empresas del sector energético y automovilístico están también discretamente tuteladas por el Gobierno. Veamos ahora dónde están Francia, Alemania e Italia, y dónde estamos nosotros. Cada día somos un país más empobrecido para que cuatro rufianes se hagan de oro malvendiendo unas grandes empresas que heredaron del sector público por arte de birlibirloque.
Sólo aquí, donde los políticos de uno y otro signo son auténticos papanatas, estamos lanzando piedras contra nuestro propio tejado y haciendo lo que nuestros “socios” europeos nos dicen. Que es, justamente, lo contrario de lo que ellos hacen en sus casas.
A nuestros analistas financieros se les llena la boca hablando de Moody’s y jaleando como palmeros sus constantes rebajas de la calificación de la deuda española para beneficio de los especuladores, mientras nadie recuerda ya que la auténtica crisis financiera
internacional se inicio en Estados Unidos, que cuenta con las mejores calificaciones, y que ellos, los trileros de Moody’s, y varios de sus compadres como Madoff, fueron los artífices del mayor timo del tocomocho desde el que perpetraron sus abuelos en Wall Street en 1929.
Pero en fin, por lo visto queda muy “chic” eso de hablar de Moody’s a todas horas, y ejercer de papagayos repitiendo las gansadas de esos embaucadores.