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Luis Agüero Wagner

Narcotraficantes en la presidencia del Paraguay

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En febrero de 1989 accedió a la presidencia del Paraguay el general Andrés Rodríguez, y con él cobró protagonismo una caterva de personajes que hoy copan la clase política y los medios de comunicación en Paraguay.

El Partido Liberal Radical Auténtico, fue sacado de sus catacumbas entonces para candidatar a Domingo Laíno, hoy soporte político del cura Fernando Lugo, y luego constituirse en puntal de la legitimación del gobierno que sucedió al dictador neo nazi Alfredo Stroessner. Las vinculaciones con el tráfico de estupefacientes, de la mayoría de los generales que se rebelaron contra Stroessner en aquella ocasión, hizo que el golpe sea bautizado popularmente como "el golpe de los narcotraficantes" en Paraguay.

Aunte la flaca memoria de muchos que hoy se rasgan las vestiduras ante la incursión "narco" en la política, con renovados bríos, vale la pena recordar que fueron los principales legitimadores del mayor narcotraficante de la historia del país, a quien incluso salvaron de un desafuero y evitaron que sea juzgado por sus cuantiosos crímenes en ese ámbito.
En cuanto a la prensa, sobre todo en el caso del diario ABC color, tampoco está demás recordar que contó entre sus socios fundadores con el capo mafioso en jefe de la "Conexión Latina", que cobraría fama mundial desde las páginas del Washington Post, a principios de la década de 1970.

Valga una breve reseña histórica para desmemoriados.

LINO OVIEDO
Uno de los personajes identificado con el tráfico de drogas y que hoy co-gobierna el Paraguay en alianza con el oficialismo luguista es, justamente, el militar retirado Lino César Oviedo.

Un informe de la CPI del Brasil también describe a Oviedo en términos parecidos: "Oviedo es uno de los pilares del tráfico de drogas en América del Sur, jefe del cartel de Paraguay, estrechamente vinculado a Beira Mar"

Un informe de inteligencia rastreado en origen a estación de la CIA en Asunción, datada en Asunción y fechado en junio de 1994 no se queda a la zaga de las anteriores descripciones:
"Oviedo utiliza el Hotel Cecilia como base de operaciones para sus varias actividades fuera de sus funciones como comandante del Ejército, incluyendo espionaje para el Gobierno Alemán. El dueño del Hotel, Gerardo Wagner, austríaco de origen, es un contacto de muchos años del espionaje alemán".

También vinculaba a Oviedo con la reexportación ilegal realizada por el conocido fascineroso Carlos Barreto Sarubbi, "envuelto en tráfico de drogas con el Cartel de Cali a través de Mohamed Jamil Rassoul, un libanés residente en Ciudad del Este. Rassoul fue detenido recientemente en Brasil con Vicente Rivera Ramos, hijo de uno de los jefes del cartel de Cali. Más de 7.300 kilos de cocaína fue encontrada en una estancia alquilada por Rassoul".

Oviedo fue considerado por mucho tiempo como una amenaza militarista y fascista, además de peligroso criminal y asesino de manifestantes contra el gobierno en episodios de marzo de 1999, por los intelectuales y la prensa paraguaya.

La posición contra Oviedo se atenuó cuando el militar ingresó al Olimpo de los políticos sufragados por la embajada norteamericana a través de su Partido Unace y se apagó del todo con el reciente viaje del general para entrevistarse con altos funcionarios del departamento de estado, que impulsó a colegas suyos de tan feliz memoria como los generales que dirigieron el genocida Plan Cóndor.

DE NARCOTRAFICANTE A PRESIDENTE
Desde 1965 pasaba por este país Sudamericano un vital tráfico de heroína que cobró notoriedad cuando en Washington se supo quién lo dirigía. Era el antiguo agente de la GESTAPO Lucien Darguelles, alias Auguste Ricord, capo de la Conexión Latina que inspiró el personaje compuesto por el actor Fernando Rey en la celebrada película “Contacto en Francia”.

Uno de sus principales protectores era el general Andrés Rodríguez, emparentado con el dictador Stroessner y bautizado por la prensa internacional como “el general de los grifos de oro”. Se cuenta en Paraguay la anécdota de que cuando en una oportunidad el rey Juan Carlos de España visitó su residencia, se sintió impresionado por la fastuosidad y no resistió preguntarle si todas las riquezas a la vista las había adquirido con su sueldo de general.

Su protegido Auguste Ricord tenía su residencia y un motel en las afueras de Asunción, camino a Itá Enramada. Al frente lucía una pequeña réplica de la torre Eiffel con el cartel Paris-Nizza en luces de neón, y se conectaba con un pequeño puerto donde atracaban lanchas y una balsa con servicio regular a la costa argentina, a escasos cinco minutos de travesía por una ruta asfaltada. Parte del cargamento llegaba por ese cruce, a veces disimulado en automóviles Citroen usados importados desde Francia a Paraguay, para embarcarse rumbo a Estados Unidos en cargueros aéreos que partían de pistas controladas por jerarcas del régimen militar paraguayo como Rodríguez.

El negocio prosperaba sin sobresaltos hasta que el 18 de octubre de 1970 un Cessna monomotor fue detenido con casi cincuenta kilos de heroína pura en el aeropuerto internacional de Miami. El cargamento estaba evaluado en unos diez millones de dólares y los tripulantes eran Roberto Gallucci, alias César Bianchi, y el copiloto Balestra, ambos operadores de la red que dirigía Ricord bajo protección de Rodríguez.

El juez John Canella, a cargo del caso, solicitó la extradición de Ricord, quien a pesar de sus influencias fue a parar a la cárcel como privilegiado huésped a la espera que se aquieten las aguas.

La situación iría a complicarse cuando el 24 de mayo de 1972 el influyente columnista del Washington Post Jack Anderson denunció la complicidad del régimen paraguayo con el narcotráfico dirigido por Ricord, en una columna reproducida en 600 periódicos de todo el mundo. Anderson acusaba a varios jerarcas paraguayos con nombre y apellido, entre ellos Pastor Coronel, Andrés Rodríguez, Patricio Colmán, Sabino Augusto Montanaro, Francisco Alcibíades Brítez Borges, Leodegar Cabello, Hugo González y Vicente Quiñónez, la mayoría generales y altos funcionarios en servicio activo.

Una versión documentada de la nota fue publicada por la famosa revista Selecciones de Readers Digest, pero la edición fue prohibida y confiscada cuando llegó a Paraguay, un hecho muy recordado por la opinión pública que vivió la época.

Como el régimen de Stroessner seguía a pesar del escándalo protegiendo a Ricord y dilatando su extradición, Nixon envió como delegado al funcionario Nelson Gross quien se entrevistó con el dictador para solicitar en nombre de Washington por instrucción directa del presidente la extradición de Ricord. Dejó en claro que de no producirse de inmediato la resolución, el Paraguay dejaría de recibir asistencia económica y militar del imperio norteamericano.

Era suficiente argumento para convencer a Stroessner. Inmediatamente se dio instrucciones al presidente de la corte Suprema Juan Félix Morales para que disponga lo que requería el funcionario de Nixon. Pocos días después el Tribunal de Apelaciones revocó el auto interlocutorio de primera instancia y dio vía libre a la extradición.

Ricord fue literalmente fletado a Nueva York en un vuelo especial contratado por el gobierno de Estados Unidos. El juez Canella lo estaba esperando con todas las pruebas en la mano para condenarlo a veinte años de cárcel, lo cual considerando la edad del procesado equivalía a cadena perpetua. Por razones humanitarias se lo liberó a los diez años, gravemente enfermo, paralítico y sin habla.

Ricord volvió al Paraguay el 10 de marzo de 1983 y fue a recluirse en una vivienda no muy alejada del local donde funcionó su motel Paris Niza. Dos años después falleció.
Andrés Rodríguez, el socio principal de Ricord, en 1989 llegaría a la presidencia del Paraguay con el golpe militar del 3 de febrero de 1989. Tras recibir honores de jefe de estado por todo el mundo, falleció a mediados de los noventa.

Antes de fallecer, ya como ex presidente y senador vitalicio, fue salvado de ser desaforado para ser juzgado por varios casos de narcotráfico por varios políticos del PLRA y del Encuentro Nacional, ambos partidos hoy aliados al obispo Fernando Lugo.

En el entierro de sus restos, muchos de los políticos que hoy constituyen el entorno del obispo Fernando Lugo, e incluso el ex presidente del congreso Miguel Abdón Saguier, pronunciaron elogiosos discursos y lo tildaron de patriota y ciudadano ejemplar.

Narcotraficantes en la presidencia del Paraguay

Luis Agüero Wagner
Luis Agüero Wagner
miércoles, 16 de marzo de 2011, 07:53 h (CET)
En febrero de 1989 accedió a la presidencia del Paraguay el general Andrés Rodríguez, y con él cobró protagonismo una caterva de personajes que hoy copan la clase política y los medios de comunicación en Paraguay.

El Partido Liberal Radical Auténtico, fue sacado de sus catacumbas entonces para candidatar a Domingo Laíno, hoy soporte político del cura Fernando Lugo, y luego constituirse en puntal de la legitimación del gobierno que sucedió al dictador neo nazi Alfredo Stroessner. Las vinculaciones con el tráfico de estupefacientes, de la mayoría de los generales que se rebelaron contra Stroessner en aquella ocasión, hizo que el golpe sea bautizado popularmente como "el golpe de los narcotraficantes" en Paraguay.

Aunte la flaca memoria de muchos que hoy se rasgan las vestiduras ante la incursión "narco" en la política, con renovados bríos, vale la pena recordar que fueron los principales legitimadores del mayor narcotraficante de la historia del país, a quien incluso salvaron de un desafuero y evitaron que sea juzgado por sus cuantiosos crímenes en ese ámbito.
En cuanto a la prensa, sobre todo en el caso del diario ABC color, tampoco está demás recordar que contó entre sus socios fundadores con el capo mafioso en jefe de la "Conexión Latina", que cobraría fama mundial desde las páginas del Washington Post, a principios de la década de 1970.

Valga una breve reseña histórica para desmemoriados.

LINO OVIEDO
Uno de los personajes identificado con el tráfico de drogas y que hoy co-gobierna el Paraguay en alianza con el oficialismo luguista es, justamente, el militar retirado Lino César Oviedo.

Un informe de la CPI del Brasil también describe a Oviedo en términos parecidos: "Oviedo es uno de los pilares del tráfico de drogas en América del Sur, jefe del cartel de Paraguay, estrechamente vinculado a Beira Mar"

Un informe de inteligencia rastreado en origen a estación de la CIA en Asunción, datada en Asunción y fechado en junio de 1994 no se queda a la zaga de las anteriores descripciones:
"Oviedo utiliza el Hotel Cecilia como base de operaciones para sus varias actividades fuera de sus funciones como comandante del Ejército, incluyendo espionaje para el Gobierno Alemán. El dueño del Hotel, Gerardo Wagner, austríaco de origen, es un contacto de muchos años del espionaje alemán".

También vinculaba a Oviedo con la reexportación ilegal realizada por el conocido fascineroso Carlos Barreto Sarubbi, "envuelto en tráfico de drogas con el Cartel de Cali a través de Mohamed Jamil Rassoul, un libanés residente en Ciudad del Este. Rassoul fue detenido recientemente en Brasil con Vicente Rivera Ramos, hijo de uno de los jefes del cartel de Cali. Más de 7.300 kilos de cocaína fue encontrada en una estancia alquilada por Rassoul".

Oviedo fue considerado por mucho tiempo como una amenaza militarista y fascista, además de peligroso criminal y asesino de manifestantes contra el gobierno en episodios de marzo de 1999, por los intelectuales y la prensa paraguaya.

La posición contra Oviedo se atenuó cuando el militar ingresó al Olimpo de los políticos sufragados por la embajada norteamericana a través de su Partido Unace y se apagó del todo con el reciente viaje del general para entrevistarse con altos funcionarios del departamento de estado, que impulsó a colegas suyos de tan feliz memoria como los generales que dirigieron el genocida Plan Cóndor.

DE NARCOTRAFICANTE A PRESIDENTE
Desde 1965 pasaba por este país Sudamericano un vital tráfico de heroína que cobró notoriedad cuando en Washington se supo quién lo dirigía. Era el antiguo agente de la GESTAPO Lucien Darguelles, alias Auguste Ricord, capo de la Conexión Latina que inspiró el personaje compuesto por el actor Fernando Rey en la celebrada película “Contacto en Francia”.

Uno de sus principales protectores era el general Andrés Rodríguez, emparentado con el dictador Stroessner y bautizado por la prensa internacional como “el general de los grifos de oro”. Se cuenta en Paraguay la anécdota de que cuando en una oportunidad el rey Juan Carlos de España visitó su residencia, se sintió impresionado por la fastuosidad y no resistió preguntarle si todas las riquezas a la vista las había adquirido con su sueldo de general.

Su protegido Auguste Ricord tenía su residencia y un motel en las afueras de Asunción, camino a Itá Enramada. Al frente lucía una pequeña réplica de la torre Eiffel con el cartel Paris-Nizza en luces de neón, y se conectaba con un pequeño puerto donde atracaban lanchas y una balsa con servicio regular a la costa argentina, a escasos cinco minutos de travesía por una ruta asfaltada. Parte del cargamento llegaba por ese cruce, a veces disimulado en automóviles Citroen usados importados desde Francia a Paraguay, para embarcarse rumbo a Estados Unidos en cargueros aéreos que partían de pistas controladas por jerarcas del régimen militar paraguayo como Rodríguez.

El negocio prosperaba sin sobresaltos hasta que el 18 de octubre de 1970 un Cessna monomotor fue detenido con casi cincuenta kilos de heroína pura en el aeropuerto internacional de Miami. El cargamento estaba evaluado en unos diez millones de dólares y los tripulantes eran Roberto Gallucci, alias César Bianchi, y el copiloto Balestra, ambos operadores de la red que dirigía Ricord bajo protección de Rodríguez.

El juez John Canella, a cargo del caso, solicitó la extradición de Ricord, quien a pesar de sus influencias fue a parar a la cárcel como privilegiado huésped a la espera que se aquieten las aguas.

La situación iría a complicarse cuando el 24 de mayo de 1972 el influyente columnista del Washington Post Jack Anderson denunció la complicidad del régimen paraguayo con el narcotráfico dirigido por Ricord, en una columna reproducida en 600 periódicos de todo el mundo. Anderson acusaba a varios jerarcas paraguayos con nombre y apellido, entre ellos Pastor Coronel, Andrés Rodríguez, Patricio Colmán, Sabino Augusto Montanaro, Francisco Alcibíades Brítez Borges, Leodegar Cabello, Hugo González y Vicente Quiñónez, la mayoría generales y altos funcionarios en servicio activo.

Una versión documentada de la nota fue publicada por la famosa revista Selecciones de Readers Digest, pero la edición fue prohibida y confiscada cuando llegó a Paraguay, un hecho muy recordado por la opinión pública que vivió la época.

Como el régimen de Stroessner seguía a pesar del escándalo protegiendo a Ricord y dilatando su extradición, Nixon envió como delegado al funcionario Nelson Gross quien se entrevistó con el dictador para solicitar en nombre de Washington por instrucción directa del presidente la extradición de Ricord. Dejó en claro que de no producirse de inmediato la resolución, el Paraguay dejaría de recibir asistencia económica y militar del imperio norteamericano.

Era suficiente argumento para convencer a Stroessner. Inmediatamente se dio instrucciones al presidente de la corte Suprema Juan Félix Morales para que disponga lo que requería el funcionario de Nixon. Pocos días después el Tribunal de Apelaciones revocó el auto interlocutorio de primera instancia y dio vía libre a la extradición.

Ricord fue literalmente fletado a Nueva York en un vuelo especial contratado por el gobierno de Estados Unidos. El juez Canella lo estaba esperando con todas las pruebas en la mano para condenarlo a veinte años de cárcel, lo cual considerando la edad del procesado equivalía a cadena perpetua. Por razones humanitarias se lo liberó a los diez años, gravemente enfermo, paralítico y sin habla.

Ricord volvió al Paraguay el 10 de marzo de 1983 y fue a recluirse en una vivienda no muy alejada del local donde funcionó su motel Paris Niza. Dos años después falleció.
Andrés Rodríguez, el socio principal de Ricord, en 1989 llegaría a la presidencia del Paraguay con el golpe militar del 3 de febrero de 1989. Tras recibir honores de jefe de estado por todo el mundo, falleció a mediados de los noventa.

Antes de fallecer, ya como ex presidente y senador vitalicio, fue salvado de ser desaforado para ser juzgado por varios casos de narcotráfico por varios políticos del PLRA y del Encuentro Nacional, ambos partidos hoy aliados al obispo Fernando Lugo.

En el entierro de sus restos, muchos de los políticos que hoy constituyen el entorno del obispo Fernando Lugo, e incluso el ex presidente del congreso Miguel Abdón Saguier, pronunciaron elogiosos discursos y lo tildaron de patriota y ciudadano ejemplar.

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